29 de septiembre de 2006

Te hizo daño el smog,

Esta entrada es sólo para decir que desde el día en que volví del DF ya no se ve esta ciudad como antes. Esto no quiere decir que la voy a hacer de traicionero y en la próxima ocasión que se me presente voy a intentar quedarme allá para siempre, pero quiero decir que todo lo que me rodea, aun siendo lo mismo, lo percibo diferente. Es decir, me fui siete días de la ciudad y nada cambió en mis allegados más cercanos. Y como no hay mucho que me haya ocurrido y quisiera contarles, hago la siguiente observación. Desde hace mucho tiempo, eso de usar aretes se volvió una moda y dejó de ser un signo de inteligencia. Lo que digo, ahora que estoy haciendo una conversación antes que una historia, es que ellas no tienen un porqué para usar esos aretes, si fuera una muestra de poder el traer colgado algo que llega hasta los hombros, esas personas tan poderosas no tendrían por qué estar esperando el camión. Cualquiera que fuera la razón por la que los usen, el hecho de esperar el camión como toda la gente es algo que no necesita del uso de aretes enormes. Esta reflexión viene a tomar parte en mí porque me parece que una mujer inteligente puede decidir no usar aretes para realzar su belleza. Es obvio que los adolescentes en muy pocas ocasiones se fijarán en los aretes de una mujer antes que en la cintura y otras partes que caracterizan al género femenino para bien o para mal de éste. No sé ustedes, pero los aretes son una pérdida de tiempo para las mujeres por el hecho de que se tiene que buscar que combinen los aretes con los anillos, los zapatos, el color del rimel, del labial, de la playera, del cinturón, del bolso, del broche del peinado, de sus anteojos, del prendedor que traigan en el hombro, del collar, de la mascada, del lugar al que van a ir, y aparte debe de ser un arete que no les opaque el rostro blanqueado que exige la moda... Si tan solo dejaran de fijarse en los aretes, aun cuando esto implica que los joyeros quieran matarme por hacer campaña contra ellos, se ahorrarían gran tiempo... en fin, sigo vivo, atareado hasta el quiote, pero vivo.

26 de septiembre de 2006

F... de Foco Fundido

Oh Fortuna, variable como la Luna como ella creces sin cesar o desapareces. ¡Vida detestable! Un día, jugando, entristeces a los débiles sentidos, para llenarles de satisfacción al día siguiente. La pobreza y el poder se derriten como el hielo. ante tu presencia.
Hay una Fedra, y cabe notar que hay otras efes: Flora, Fauna, Febe, Flérida, Fátima, y otros nombres. Pero ninguno se puede ver como Amada, es decir, a Fedra no la puedo tomar como amada suicida porque no se suicida por amor como Dido, ni se suicida como Ana Karenina ensayando con su mochila, simplemente se suicida porque su esposo mata a la criatura, Flora y Fauna, las de los Locos Addams, sólo aparecen muy pocos instantes; a Febe, a Flérida y a Fátima nomás las menciono por el bagaje cultural. Sea esto la justificación de que hoy hablaré de Fortuna, no de la diosa, sino de una experiencia en parte ficticia donde creo que la Fortuna metió su cuchara... Lo que no entiendo es por qué los griegos, esos seres tan inteligentes y tan metidos en la concepción occidental del mundo, tenían conciencia, no como yo en aquel entonces, de una fuerza divina tan ojete. Así sucedió: Ya saben ustedes, o por lo menos la mayoría, que mi vida había pasado principalmente entre la escuela y un pueblito ligeramente pintoresco llamado Cajititlán de los Reyes. si ponen en el buscador de imágenes de google la palabra Cajititlán quizá tengan una idea de qué estoy hablando: uno de esos pueblitos de donde los habitantes medio jóvenes deben irse a Estados Unidos en busca de dinero para la familia o, en el caso de los que se quedan, aprenden a labrar como su familia lo ha hecho por muchas generaciones. Uno de tantos pueblitos que medio se diferencia de otros por tener una laguna en la cual el 27 de septiembre y el 8 de enero le dan un paseo en lancha a sus patrones: Los Santos Reyes. No quisiera hablar más del pueblo porque luego me va a decir alguien que me puse a leer a Arreola o a Rulfo y se me pegó, pero sólo puedo decir que no me avegüenzo de caminar por senderos de tierra, empedrado y caca de caballo, vaca y chivo, no me da pena el decir que ahí, en ese lugar, aprendí a atropellar matorrales, hacerla de portero en el fútbol y a bajarme con estilo del caballo, léase caer. Pues fue en esta época de ciudadano pueblerino que la Fortuna anduvo haciendo de las suyas y en los tiempos de la musa adolescente que se busca en revistas porno y literatura de baja calidad (amo tus manitas, tu cara y tu pancita porque te amo, te quiero y te quiero feliz. Y es cierto que nos amamos, con locura, con fuerza, como si tú me hubieras encantado, brujita), metió su cuchara al enamorarme de una mujercita de pueblo, donde me di cuenta que el amor, por lo menos en ese pueblo, tenía que ver con la fuerza de gravedad. Ella no tenía nada de especial, una chica como en cualquier lugar, vestida con mezclilla y una playera blanca, prendedores en el cabello, morenilla clara, de rasgos físicos notablemente bellos(no recuerdo cuál era el estereotipo que yo buscaba de puberto, aunque igual no habría cambiado mucho al que en aquella época se veía en la tele), una chica X en su totalidad, de esas que parecen hechas en serie. Atención, amigos, psicólogos, psiquiatras y personas que no me ven otro defecto que el de la amistad con los libros y la almohada, fue el dolor de ella lo que me hizo amarle, maldeciré a Fortuna por hacerme enamorar del dolor de aquella niña, hubiera sido algo simple y falto de creatividad si ella anduviera linda y con guaraches, y trajera un costal lleno de aguacates, o si ella cayera y se torciera el pie como pasa en las películas de terror, pero no, la Fortuna me hizo ver que mi destino era apreciar aquel dolor, el que da risa cuando le acaece a los otros, amar el dolor que ríe. No había un locus amoenus para ella, pero cabe decir que acababa de llover, eran como las seis que en ese entonces proyectan una luz cercana a la del ocaso, y era época en que los naranjos de color verde oscuro se cubren un poquito de flores de naranjo, la esencia sutil de azahar idónea para princesitas (tan bonita, Margarita, tan bonita como tú). De hecho, se sabe que cuando un naranjo está floreando, no es posible que haya naranjas, y por eso tanta casualidad, que de un árbol que llegaba a los 3 metros, por travesura de la Gravedad más que de la Fortuna, una naranja le cayera en la cabeza a ella, a la niña que iba sola, y se quejó con ternura, como si alguien le acompañara, y su mano en la cabeza, sobre el próximo chipote. Y yo, pecador corregido, resistí la tentación a reírme, y también la tentación a recoger esa naranja y jugar al beisbolista... en fin, gracias por leer el aburrimiento de Fortuna y mis manías de adolescente, prometo que para la siguiente, que es la letra G, ya vuelvo a tomar el buen camino. O si no, vuelvo a hablar de la Gravedad...

24 de septiembre de 2006

E... Esther

Desde la mañanita hasta el anochecer ni un momento se quita del balcón la niña Esther. Aún no tiene catorce, brilla de juventud, pero la chiquita quiere un príncipe azul.
Teté, la que no se mete, la que abandonó a sus muñecas, la que fue y no repetiré, la amada que no sale del balcón, esa otredad que Don Omar menciona como el personaje al que culpamos por lo que hicimos nosotros. No hay mucho por decir, pero resulta un poquito extraño que el Gabilondín se haya puesto a escribir de una persona adolescente que tiene el delirio de esperar a un príncipe azul; la Teté que no nos hace caso porque nos conoce, la Teté que inspiró canciones. Algo ha de haber en los personajes femeninos que nos hace buscar nuevos ideales de amadas y objetos de deseo, como si ellas (atreviéndome a usar frases tabú en las teorías de género), por el simple hecho de ser mujeres, pueden excitar al hombre, al pobre hombre que no ha llegado al orgasmo utópico de Kundera y necesita algo con curvas de mujer, ya sea una mujer en sí o cualquier sustituto, léase pinturas, esculturas, sonidos, imágenes con o sin movimiento, palabras (nombres, quizá), una cabellera al estilo baudelaireano o un simple vaso de leche. Repito: algo ha de haber... Pero en fin, abordo a Teté por Cri-Cri, no sé si pueda decirse de ella como un objeto de deseo por el hecho de que este tipo hace una canción con este personaje, ya que igual tiene una canción donde habla de que el sujeto poético estaba pidiendo el corazón a una burrita hermosa de hociquito rosa y habla de otras entidades femeninas como la muñeca fea, doña zorra, la patita, la abuelita y la princesa Caramelo, por mencionar algunas. Entonces no sé qué más hay por decir, Seguiré trabajando.

20 de septiembre de 2006

won't you tell me your name

Like a dog that begs for something sweet... ¿Será esto un problema social? Digo esto porque pareciera que las palabras sociedad y soledad están muy unidas, en varias miradas he visto ese miedo a estar solos antes que una apreciación verdadera. Es como un fenómeno extraño ese de las fiestas donde dos horas de plática desembocan en conflictos de extraños que, según la magia de Derrida, pueden crear un libro llamado amistad y castigar, de cuyos orígenes no es bueno hablar. Es extraño confirmar que una mirada puede cambiarlo todo, el conocido verso anacreóntico "me mataron tus ojos" se hace presente incluso en las portadas de varias revistas, pero cómo interpretar la mirada esquiva de una amiga cuando ésta cruza la línea y coloca su mano en donde nunca antes lo había hecho. Quizá de ahí salgan versos que alguna vez llegué a usar, como: "skim, skim, stop", "uñas reconociendo que su misión ha cambiado" o "hazme un acorde de Fa, bemol séptima", quizá si la edad fuera la apropiada, acariciaría su dedo anular y pondría también una mirada esquiva, pero hay momentos en que la razón -maldita- aparece y te hace ver que tal momento que alguna vez deseaste sólo puede llegar a una entrada de blog porque tu mente prefiere una amiga confidente a una amiga ponedora. Y tal limitación, pregunto hoy, ¿será por mi apreciación artística o por mi posición de caballero ante una dama que ha tomado más que yo?

Fuera deFe servicio

Sé que nunca quiero meter algo de mi vida propia, por lo menos estar contando lo que hago, pero las visitas que siguen aumentando me piden que meta algo. Por el momento estoy en un lugar un poco lejano, pero intento aprovecharlo. Les dejo un haikú que se me ocurrió, que es una basura, pero da igual:
Mi lengua como velero sobre tu piel, naufraga en tus labios
En fin, creo que para el domingo o sábado ya estoy de vuelta en casa, pero gracias a los que me han seguido visitando.

15 de septiembre de 2006

Música otra vez...

Ayer algunos de los talleres se suspendieron porque había un concierto en honor a que la Carrera de Letras, que antes era de Filosofía y Letras, ya lleva cincuenta años de existencia en la Universidad de Guadalajara, razón por la que, como no tuve clases y llevaba una mala racha en el dominó, estuve sentado en un asiento azul escuchando el concierto que ya mencioné. Como no sé de música más allá de poner en mi computadora el Windows Media Player y ponerle un shuffle, quizá no pude apreciar la belleza que causaba que el publico aplaudiera en cada canción y que uno de los que estaban sentados a mi lado y se pusieron a bailar se tropezara cuando en el son de la Negra daba unos pasitos de ska/slam, pero más alla de la blancura que emanaba del uniforme de la escuela al punto de que cuando se ponían de pie en la madera barnizada del escenario parecía que se levantaba algo de niebla, no hay mucho yo pudiera rescatar. Por eso, recordé que en la presentación de Polo Polo que recientemente sucedió en el Teatro Galerías (sí, suelo ir a derrochar dinero cuando me agarra el ataque sibarita), al final dijo que él se sabía todas las canciones y que le fuéramos diciendo cuáles para que él lo demostrara. Por ahí alguien gritó, con el tono que se acostumbra escuchar en la clase social ligeramente gorda y con aires de superioridad cuya manera de ser y actuar se asemeja a la que presenta Polo-Polo en sus funciones, que cantara la Negra o, oralmente, que mejor tocara la negra. Total que, con la utilización al ritmo de la música de las sílabas riá y ta complació al público, que reía sin pensar siquiera en la mujer que afuera del teatro fue mojada por una de las olas que hacen los autos en las calles, sin pensar en que ella, con una orquesta tocaría ayer el son de la negra en el auditorio Salvador Allende. Con esto quiero decir que mientras hay gente pagando por entrar a escuchar los chistes de un representante de su clase social, el plan de cultura para cultos que está realizando la División de Históricos, no llama la atención aun cuando sea un evento gratuito y no se tengan clases por tal razón.

14 de septiembre de 2006

Durga puja, digo: Durga Puja

Pues en la búsqueda de personajes con la letra D y que pertenzcan al género femenino, hay algunos que no están mal, como la Dollita de Nabokov, la Dafne cuyo seguimiento de Ovidio encontré en un sonetito de Rilke, la Débora Bíblica con su juanadarkismo militar, y la Dalila que decapiló al hombre más fuerte de la tierra. Pero tomaré a uno que más va a parecer un chiste local: La Durga de un amigo. Y es que en verdad los textos de la mayoría de los amigos que tengo son malos, en mi actitud de cuentachiles (como la denominó hace ya un rato el señor Emmy Carballo), noto en los textos de quienes me rodean varias cosas que no me cuadran estéticamente, en el caso de algunos que se entretienen en hacer parodias, creo que se quedan a medias o sus relatos carecen de un buen impacto. . En otros donde esperaba alguna buena impresión, me aburrí al darme cuenta de que leen sus textos como si fueran noticieros chilangos. En otros de esos que le hacen al pigmalionismo, como que uno se enfada de que tarden varias cuartillas en hablar sobre un joven fornicando con un puño de sal o hablen de las instrucciones para ensamblar un maniquí o vistiendo santitos (sí, derechos de autor, ya sé. Luego me agradecen la publicidad y perdón si se sienten aludidos cuando estoy hablando de novatadas). Y finalmente mi caso, es una vil mezcla del resto de los que me rodean (léase novatada mayor). Imposible que lo que yo manejo como imagen termine en un cuento que exceda de una cuartilla. En fin, no mencioné a otros tres porque a lo mejor lo hago después o porque a lo mejor no aguantan que diga aquí quemones como que necesitan conocer que hay algo más que el humor que maneja Polo-Polo, o que los textos que hacen casi como para ponerle una moraleja o la explicación del chiste al final no son llamativos desde hace mucho. Pero suficiente desconstrucción (Copyright Derridá, pues...) por hoy, y hablaré de la Durga de mi amigo. En este cuento, titulado Durga, no sé qué tanto metió el mito indú o si realmente existe alguien con ese nombre, pero ella es la mujer deseada por el mismo hecho de estar involucrada en un triángulo no amoroso pero sí coital. Es una mujer con la que el comer jaibas y frijoles con totopos, fumar y emborracharse en ya distintas ocasiones son el cortejo que impone ese mundo. Es una mujer acequible a todos, de aquellas que invaden los sueños que son interrumpidos cuando una mariposa nocturna se da un frentazo en el foco, de aquellas que son especiales porque al estar desnudas tienen fantasías y manías distintas. Esta Durga, ya desnuda, se pone sus moños de que quiere hacer el amor con algo de dolor en el tuétano, y con descripciones dolorosas que se asemejan un poco a cuadros de Frida Kahlo (ése, el que, aparte de un armazón, tiene algunos cuantos clavitos en todo el cuerpo), el deseo por Durga se aumenta. y al tocarla da miedo porque ha dejado de ser la mujer que deseamos. Realmente que para un personaje de ese calibre, no hay más que pedir. Ahora nomás me falta encontrar a un amigo que pueda escribir sobre una Durga blanca, delgada, menudita pero firme, de gustos casi laberínticos, que no tenga nada que ver con una mujer de cuatro brazos, ni tenga que estar montando sobre leones, sino que simplemente sea una mujer entera, que en el momento de dolor pueda transmitirlo al que la ama. Recuerden que si es que yo lo menciono en este blog es porque alguien ya lo ha escrito, así que no hagan plagios. En fin, sea este llamado para los que me muestran sus textos: ya me enfadé de escuchar siempre al detective Zapatito y su copa de vino tinto, ya hagan madurar a sus narradores y enséñenles a saber manifestar a otro personaje, y dejen de hacer homenajes a sus modelos de forma tan directa aunque prefieran seguir haciendo lo mismo y no hacer lo que os mando. Sé que también peco de eso, pero no me dejen solo en dolo con esto del Manifiesto Infrahuevón, recuerden que el manifiesto es de quien lo trabaja.

13 de septiembre de 2006

C... la desabrida C

Continuar en orden alfabético con el catálogo de amadas es algo difícil cuando no se sabe de mujeres que comiencen con la letra C. Se me ocurren varios personajes femeninos, pero son muy secundarios o carecen de afecto por mi parte. Nomás nombraré algunas: La primera es Calíope, una de las nueve, y por lo tanto, mismo caso de Clío, ha sido tan usada como la noche en los poemas de los darks y las nalgas en los relatos porno. Después, viene aquel personaje por el que sólo sentiría empatía la gente enferma e inconforme con su experiencia de graduación de secundaria y prepa. Realmente dudo que a alguien más le llame la atención aquella película de una niña en su vestido de graduación y cubierta de pintura roja, pero supongo que sí hay gente que le hace a eso, porque siguen pasando esa película en Golden. Circe, la que convierte a los hombres en animales por medio de brebajes, también carece de interés desde que surgió eso de Resident Evil y Parasite Eve, y también la película de Disney "Brujas", donde el efecto es el mismo. En comparación a las otras mujeres de las letras anteriores, veo a estas como muy corrientes o carentes de chiste, son, en su mayoría, intentos fallidos que aparecen en las secuelas, como es el caso de Claire Redfield, que en Resident Evil 2 ni siquiera se le acercó a la Jill Valentine que se llevó el papel principal en el tercer Resident Evil y en la segunda película se discutió ampliamente con el papel principal de Alice... También está la Casandra que ve antes que nadie la caída de Troya por culpa de su hermano, pero verdad es que a nadie le importa una adivina Después hay otros nombres que surgieron por el sondeo que hice la semana pasada en mi salón: Clitemnestra, Cleopatra, Cielito lindo, Cloe, Clotilde, Clarise, Carlota, Cenicienta y Catalina Creel. Supongo que de Cloe y de algunas de las otras se puede sacar algo que resalte el nombre de las mujeres de la letra C, pero creo que eso ya no me corresponde defenderlo.

10 de septiembre de 2006

B. Beatriz, de Dante, o de Bill, o de pechito...

Pues parece ser que eso de buscar personajes femeninos se me salió de control y en algunos instantes la mitad de los e mi aula comenzaron a a portar su lluvia de ideas y lo único que puedo rescatar es que no quisiera hablar de otros personajes más allá de los que actualmente conozco. En este caso, le toca a Beatriz. Casi casi, me gustaría hablar del nombre, porque de plano que la Beatriz que nos pintan en La Vida Nueva y la de la Divina Comedia resultan poca cosa para el interés que alguna persona normal le tendría. Y está bien que haya de esas que todavía defienden que el purgatorio existe y que su frontera es el Leteo y que existen oras jaladas en cada terraza, circulo y corral de ese librote, pero la Beatriz, como ideal árabe de una amada, resulta aburrida en la mayoría de los casos, sobre todo porque el Dante usa la historia en vida de esta persona para explicar sus poemas que, con excepción de poquitas cosas, carecen de algo rescatable. Es, por eso, mejor hablar de la Beatriz de Tarantino, Beatrix kiddo, un rostro casi inmortalizado por el sexy traje amarillo que usa en Japón cuando le pone en su madre a Gogo (por cierto, si dan click en el título de la entrada, verán la escena de la que hablo, con adición de sonidos de Mario Bros). Sobre la Beatrix de Tarantino, se puede inferir que la mujer ta no es alguien que necesite morir para inspirar una obra del tamaño en páginas como la que hizo Dante, sino que es hasta cierto punto más productivo ponerla en una experiencia cercana a la muerte por parte de la persona a quien amaba y ponerla a pelear con otras mujeres. Es altamente obvio que aquí se comprueba que aquí ya no hay necesidad de que alguien confiese su amor por una mujer para hacer algo de arte, sino que debe meterle atuendos que se vean bien con sangre y mandar a la jodida el ideal de amada árabe que usaba Dante. Ya no nombro a otras mujeres personajes que tengan un nombre que empieza con B, porque creo que, después de ver la reacción de mi grupo ante esa pregunta, hacer eso es muy ñoño.

7 de septiembre de 2006

Andrómeda

[Intentaré tomar el análisis de amadas, aunque és mejor dicho personajes femeninos, yéndome con una mujer por letra del abecedario, y a ver si al final me quedan ganas de continuar haciendo esto] Si ustedes recuerdan, aunque lo dudo, al personaje marica de la caricatura de Saint Seiya (no marica, pues, pero era el único de los principales que tenía cabello verde, armadura rosada y una sensibilidad excesiva que le hacía llorar por cualquier cosa, además de que su ataque más cruel,una corriente de aire rosada, solamente forraba de cristalitos rosados al oponente), estarán de acuerdo que no hizo gran honor a la historia de Ovidio donde una verdadera mujer se sacrifica para salvar un reino. Ahora, esta imagen de un personaje generalmente olvidado en el consciente colectivo de Guadalajara, toma importancia cuando entra en juego el deseo que esta mujer le causa a un tal Perseo, ya más conocido en el mundo esnobista de Guadalajara. Él la ve y en ese instante se enamora de ella y mata al monstruo que iba a comérsela o nomás matarla, y la historia termina cuando estos dos se casan [favor de poner en honor a esto los primeros treinta segunditos de Games People Play]. Pero Ovidio, en la traducción que yo tengo, dice, sobre la primera vista(omito la separación por dizque versos y algunas descripciones que recomiendo pero no comparto):

Súbito Perseo a dura peña de los brazos atada la ve [...] y sin saber se inflama de amor y queda atónito. Su pluma, arrebatada ante belleza tanta, casi olvida batir en medio al aire. [...] Muda al principio, no osa al hombre hablar la virgen, y su rostro modesto con la mano se cubriera, si no estuviese atada.

Quizá sólo a mí me llame la atención, pero aquí podemos observar que el interés de Perseo yace en las cadenas de la mujer y en la imposibilidad de cubrir su vergüenza ante el hombre que está cerca. Andrómeda, la amada atada de Perseo, es la titular de la letra A, según yo. Le siguen de cerca Adele de la película Kalifornia, Amelie Poulain, la Alicia de Lewis Carroll, la revolucionaria Adelita y la infantil Almendrita. A la suicida de Ana Karenina no la pongo porque no he leído semejante libro o visto la película. Por favor, si me falta una, háganmelo saber o hablen ella en su blog.

5 de septiembre de 2006

La Amada

Mientras la gente cuya inteligencia admiro se pone a pelear un Nobel o prepara la editorial de mañana donde destroce al Presidente electo, yo estoy en este blog escribiendo otras insensateces que me importan más debido a que mi nacionalidad sólo me dice que nací en este país, no que es mi obligación el defenderlo de su propio sistema de gobierno o de los mismos héroes y mesías que en toda la historia han forjado. Lo único que puede salvar un día tan fatal es que, mientras repasaba una vez más las lecciones del romanticismo y me ´ponía a estudiar algunas miniaturas acerca del género negro, me vino una idea para tesis que, por ser mala, la comparto:
La Amada
Y es que realmente es un tema del que prefiero escapar porque hay una muy delgada división entre un estudio como lo quisiera hacer y una mirada del feminismo radical. Siguiendo con este tema que se me ocurrió para no estar pensando en que a mi país le tocan otros seis años de gobierno mal organizado (incluso cuando hubiera ganado el otro candidato, el gobierno habría sido el mismo, pero en lugar de que los pobres se burlaran del presidente como fue en el sexenio pasado, ahora lo harían los ricos y los burgueses de altas aspiraciones que no se han dado cuenta de que son burgueses aspirando a escalar socialmente), comienzo: Siempre, en cada generación o movimiento literario existe un ideal de belleza al que la poética le ha dedicado gran parte de su teoría y apreciación, y altamente obvio que a la figura femenina le llegue en algunos movimientos parte de esa belleza que marca cada corriente y, más específicamente, a cada escritor. Intentando hacer una clasificación que no parezca de esas cadenitas que mandan por correo acerca de las clases de mujeres de acuerdo con la forma en que hacen el amor, y al mismo tiempo queriendo imitar ese tono humorístico que hace que una maestra de literatura se extrapole lo suficiente como para decir, al momento en que está dando una clase acerca de la inclusión de nieve en la poesía, que a Winnieh Pooh le gusta la nieve porque cuando nieva él duerme y, aparte de todo, logre hacer reír a su público... Entonces, creo que este tema de la amada me puede servir para mantener entretenido el blog en lugar de estar hablando de Zacatecas y estar haciendo a cada dos entradas un texto apologético donde sólo intento defender mi idiotez. Voy a estar hablando no profesionalmente de las amadas que leo, de aquellas que conozco y de las que he oído. Démosle a la mujer el lugar en que siempre ha estado.

Otro tratado apolgético de las burradas de este blog

Recuerdo que antes decía, en la época de querer reformar los piropos, algo así como "tanto genotipo y yo sin pluma", lo cual se puede aplicar, ya sin dirigirlo a una mujer, a lo que me sucede cuando quiero comenzar una nueva entrada del blog. Nuevamente, creo que esto de estar metiendo idioteces al blog no es para mí. La razón es que cuando llega a mi mente la idea todo suena bien, pero ya frente a la computadora todo se reduce a la basura que publico. Quizá si meto conceptos más terrenos y no intento elevarme en teorías acerca de pedos de monjas o en teorías como tal podría traer mejor calidad a este blog, y creo que eso haré hoy. Esta ocasión he querido hablarles del blog que antecedió a este, que comenzó como un ejercicio narrativo que tenía en común el relato de lo que aconteció en un viaje a Zacatecas, Zacatecas junto con otros seis compañeros de mi facultad que mandaron ponencia al Cuarto Congreso Nacional de Estudiantes de Literatura. Hubiera seguido ese blog, pero terminó la historia casi al mismo tiempo en que el MSN Spaces cambió de estilo a uno que a nadie le gustó, además de que el servidor se caía a cada rato. Puedo rescatar de ahí varias ideas que he omitido, pero seguir hablando de Zacatecas por el simple motivo de ir para allá suena muy poco original, o igual de valioso que si describiera cuando fui por primera vez a una sexshop, a un bar, a un restaurante, a un show de Polo Polo, a una función de mimos, o a cada lugar que sea ajeno a mi casa. En fin, voy a revisar aquellas casi veinte hojas de relatos en espacios Zacatecanos para ver si puedo agregar algo cursi a este blog.

3 de septiembre de 2006

La monja con silbato

sé que el título de esta entrada que estoy publicando puede sonar a título de canción para samba o reggaetón donde el cantante grita la orden a una monjita para que perrée, pero en realidad tiene que ver con una reflexión en torno a los musicales que últimamente parecen estar llenando nuestra vida, que son no sólo las obras de broadway que duran dos horas o más, sino los videos musicales que salen en la tele y a los que hasta les han puesto ya varios canales dedicados a su publicación durante todo el día. La observación es que de los primeros musicales que conozco está la película de la novicia rebelde, que trata de la historia de la casi monja que se pone a trabajar de niñera y canta para complacer al público mientras enseña a los niños a cantar y flirtea con su delantal a su jefe, quien gusta de jugar con un silbato para mandar a sus niños. Esta monjita pudo ser un sex symbol de aquella época por el simple hecho de saber tocar un instrumento musical, enseñar pacientemente a los niños y guardar un poco de alma infantil de esa que, probablemente, le guste a aquellos viejitos que vieron la película y sintieron algo de deseo por una casi monja. Y es que también debemos tomar en cuenta el sentido estético que tiene la película, generalmente las monjas que se suelen ver en la ciudad donde vivo no tienen atributos socialmente bellos que se puedan rescatar, solamente puedo mencionar aquellos hombros rompoperos que las diferencian de los darketos y la belleza de aquella monja enojona del canal católico que nunca ha amenazado a alguien con cortarle los dedos o lavarle la boca con jabón. Entonces la imagen de una monja con silbato no se puede acercar a la belleza en un contexto como en el que vivimos, la belleza de las monjas y de esas misioneras de jehová que tocan en el momento de que la película va en el So long, farewell, auf wiedersehen, good bye no se incrementa con un silbato, pero el silbato les brinda una propiedad sadomasoquista que nos hace considerarlas como dominatrices o como una raza de policías que, por tener a Dios de su lado, probablemente traerían más seguridad a un país donde los únicos silbatos que son escuchados por todos son los de los carritos que venden camotes.

1 de septiembre de 2006

La fábula del enchufe y la hormiga.

En momento de ocio, recuerdo que en la secundaria alguien mencionó que por culpa de una colonia de hormigas que vivían en un enchufe de su casa se fue la luz y todo un cuarto comenzó a oler a hormiga quemada. ¡Las pendejadas que recuerda uno cuando está frente a un monitor! En fin, creo que ya volví a la escuela, vuelvo a ver a la misma gente de antes y algunos rostros nuevos de repetidores que supongo cada uno tendrá sus historias, pero pese a que dichas historias puedan ser las mejores que escucharé en mi vida, detesto escuchar a y hablar de personas en particular, ya que cada palabra condena mi recibimiento social, además de que nunca me enseñé a elogiar y no tengo intención de aprender a hablar bien de otros cuando ni siquiera me gusta hablar bien de mí mismo. Continuando con la fábula, quisiera buscar una moraleja de aquella experiencia que recordé cuando ayer, mientras cambiaba un foco, vi una hormiga salir del socket, pero lo único que llega a mi mente son otros cuentos fuera del tiempo, como cuando se cayó un niño mientras intentaba bailar tap como el negrito bailarín y después de llorar como princesa le echó la culpa a que no tenía el mismo atuendo de bastón, bombín y clavel en el ojal que dice la canción, no al pésimo zapatazo que dio cuando interpretaba el tap como sinónimo de conga-berserk (léase ska, pero bailado con zapatos grandes). En fin, creo que debo de terminar de leer ya el libro de Corazón de Amicis, por lo aburrido y patriótico dejé de leerlo en cuanto un niño sacó primer lugar y, casi automática e inverosimilmente, su padre, sin problema alguno, pese a estar desde el inicio del libro colgado diario de la botella y usando los golpes para dizque educar, al día siguiente es un hombre de bien sin problema alguno. Y me había tragado otras escenas igual de italianamente cursis y nacionalistas, pero esta me desilusionó por completo. A ver cuándo termino ese libro.