30 de abril de 2007

Sopa... Sopa. de ayer o de otro día...

Ahora recuerdo por qué no me gusta desvelarme el sábado. Simplemente, no hay nada por remarcar y lo que nos queda sería estar leyendo, pero este calor no deja que uno se emocione con las quinitentas noventa y cuatro páginas de chocoaventuras de Ulises Lima y el otro tipo que sale en esa novela. Entonces, como el título lo dice, siento que mi cabeza es una sopa, así como si, al mover mi cuello para ver si truena, sintiera que las meninges ("dos meninges para ti, con ellas quiero decir")se movieran y presionaran mi cerebrito, casi como la imagen de un niño haciendo buches con sopa de fideos. Resulta difícil enlazar imágenes, sobre todo cuando se pone uno a leer y no se da tiempo de escribir acerca de lo que se viene a festejar el mes de mayo, tantos días que no dan mucha hilación en las rutinas de siempre. Pero eso ya es otra minihistoria. Total que el sábado, intentaba avanzar a la lectura de esa novela ladrillo (posible género literario) y no era posible porque la vecindad parecía estar de fiesta. Pero de esas fiestas no endemoniadas en las que hay carros acelerando en neutral y gente que, al no alcanzar a expresar con su carcajada fuerte lo que tienen que expresar, se ponen a aplaudir fuertemente, de esos, en fin, que se preocupan más por ser escuchados que por entenderle al chiste. Y para colmo, cumbia en remix con electrónica. El domingo me levanto a orinar algo temprano, volteo al aparato celular, veo que son las tres de la mañana. Había dormido nomás dos horas y no tenía sueño, así que abrí la ventana un rato y me puse a leer a esos detectives dizque salvajes hasta que me dio algo de sueño, quizá como a las cinco y media, pongo las copias a un lado y cierro los ojos sin cerrar la ventana. El polvo no ha matado a mis libros y por un día de aire fresco no han de morir antes que yo, así que cerré los ojos y hundi la cabeza en la almohada esperando que la sopa tomara, finalmente, su lugar. Tercer snooze del despertador de las siete y media y desactivé finalmente la alarma porque preferí seguir durmiendo. Un templo cercano empezaba a campanear el ave maría, Maríia gratiiiia pleeeeeena y no pude dormir ya... Despertar casi crudo y sin haber tomado. Una jarra de agua, orinar, lavarme la cara, intentar quitarme el sabor del domingo matutino, ese que sabe a vecinos bañando al perro, a vecinos escuchando a dos locutores homosexuales por la radio, a vecinos yendo a la tienda por un refresco y a niñas caminando con una olla llena de menudo. No debí dejar la ventana abierta.

27 de abril de 2007

Qué le pasa a este blog?

Si recuerdan eso que se llama la pérdida de la musa y que tanto he atacado como un pretexto idiota para no querer escribir, cabe decir que, cuando uno quiere realmente escribir es como si estuviéramos navegando por las curvas de la literatura, ese mundo tan viruleado por miles de regazos de poetas y darketos de regadera(si es que tal contaminación semántica es posible), dedos de gobierno, lenguas de escritores y ataviada con las coronas de distintos comediantes. Y es como con los animales que deben estar en competencia: si se enamoran, se hacen lentos, se vuelven caricias de atole y causan que la misma amante que brinda letras, trazos, sonidos, combinaciones y distintas sensaciones se comience a enfadar de ellos. A cada caricia se debe mejorar, volverse uno mejor. De todo esto, debo decir que por ahí escuché que un buen escritor, de esos que hasta da orgullo conocer, por cada hoja que tiene publicada, ha tirado veinte. Al parecer, si todo esto se mete a traducirse en cuartillas, por cada hoja que tengo publicada en una revista o similares, he escrito un promedio de cuarenta y cinco. Voy bien, creo. Bueno, señoras, a quienes debo dejar de llamar señoras por demanda del público (lectores únicos y medio irrepetibles... fieles al fin y al cabo), esto es lo que sucede con el blog, ha bajado algo de calidad, pero se seguirá escribiendo porque no nos queda otra que entretener a los lectores lascivos con las debilidades ajenas.

¿Mea culpa? ¿culpa nostra?

No sé de dónde he sacado esta idea de que, en cierta forma, todos somos culpables por el desmadre en Virginia, en Columbine, en la NASA y en la tienda de la esquina porque no obligamos al gobierno a hacer la campaña que yo sugería: Cambia tu arma por una marimba o mata a un marimbero y entrega tu arma. En fin, quien no haya comido nunca una hamburguesa o escuchado una palabra en inglés, no tiene por qué remorder su conciencia respecto a las distintas vidas arrancadas por el mal control de un gobierno. Creo que lo siguiente debe anotarse en el capítulo nueve del manifiesto infrahuevón, o en el que sea que vayan ustedes, señores, porque yo me quedé en el cuarto. Todo esto para contradecir muchos de los planteamientos que se han hecho en cuanto a la guerra, si es que se diera alguno. Un infrahuevón es aquel que, en sus días de creatividad, solamente puede lanzar un grito, similar al de los charros, que pase allá del tan marcado mole de guajolote y cura hidalgo. Esta postura, la de un predecesor del mariachi en tiempos que no le permitían montar a sus anchas los caballos y que se rebela para dar origen a algo que nos identificará en el resto del mundo conocido, es la que nos toca adoptar. Lamentablemente, en este grupo no somos ninguna clase de genios en contra de lo que no cause hueva o en contra de cosas amorfas, así que, en nuestra capacidad creativa, sólo podemos crear gritos de guerra como el siguiente:
Iremos a cagar encima de la tumba de Octavio Paz, ¿quién nos presta su poema para limpiarnos?
Estos son gritos de charros, proferidos al aire como el "AJá já, si no lloro, nomás mi acuerdo" que se escucha en algunos bares y de vez en cuando. La verdad es que nos hace falta la iniciativa al igual que a todos los mexicanos. No. La iniciativa la tenemos, pero es un trabajo duro que preferimos no hacer para ponernos a buscar una fama más rápida buscando unos labios famosos para acomodarnos entre ellos a cambio de un premio o atacando al gigante que acaba de ser derribado por otro del mismo tamaño. Buscar este tipo de sonrisas tan agraciadas y sacadoras de miles de becas en las que sólo nos pasearemos sin mejorar lo que escribimos y nos hará volver a la misma tierra para buscar el siguiente beso al que mancillaremos nuestro talento para escapar del país es lo que regirá nuestra patética forma de vida. Siendo honestos, no lo hacemos, ni haremos nada de lo siguiente porque hacerlo nos llevaría a ser conocidos, quizá a ser seguidos por otros en busca de conocimientos rápidos y una parte de la ciudad se divertirá imitándonos, llenando de haces fecales la tumba de Octavio Paz y leyendo en Voz alta las traducciones de Primero Sueño que decimos que hizo Cortázar (Funesta, toco tu pirámide, con un dedo toco el borde de la sombra nacida de la tierra, que voy dibujando con obeliscos desafiando al Cielo como si saliera de mi mano y como por primera vez, entre sombras fugitivas, el orbe de la diosa se abre tres veces hermosa y mis ojos se cierran por tenebrosa guerra con aves nocturnas y alientos densos que deshago para recomenzar), arrebatando hasta las etiquetas de broncolín para limpiarse. No queremos volvernos una moda más de esas que al principio parece que corrompen las generaciones por venir. No queremos ser de esos poetas de cantina y cafecitos que escriben sus andanzas cuando se les acaba el material. Quizá ya hemos comenzado a ser un grupito más de estos, pero realmente nos da hueva continuar en el mismo ritmo. Y mientras tanto, sólo queda la misma ausencia con que comienza nuestra palabra

26 de abril de 2007

No sé hacer tamales

Y reitero ese verso hasta que salga de mi cabeza... ¿cómo iba? Hablaba de tardes y de una nevera y de una visita...
En fin, señoras, mucho ha pasado, me acusan de que digo en este blog la palabra señoras, me acusan de muchas otras cosas en las que no tengo mucha relación y después de felicitarme por algo ya no muy nuevo me bajan los ánimos mientras que otro me dice que gire la cabeza y amortigüe la vuelta porque el nivel de G's alcanzadas quiere llegar a 4 y no quiero ver lo que sucede cuando un cuerpo es forzado a pesar cuatro veces lo que acostumbra y viaja a velocidades más rápidas que un gato temiendo ser electrocutado de nuevo(¿?). Vaya rollercoaster fisicoemotivointelectual ha sido esta semana, pero, pese a que muchas de ustedes saben de qué se trata este ride, reservo todos los comentarios por hacerse hasta que a alguien se le ocurra detener el carrito o desaparecer las vías. O comprarme un hot-dog
En otras noticias, acabo de retomar un poco las variantes de la gastronomía por un discusión falta de sentido respecto a que la birria se prepara con eucalipto. Si bien recuerdan la entrada de ón tá laurel, lo cual no es obligatorio ni una forma de darme cuenta de que soy leído, sigo pensando en que ese día el pescado dejó de oler porque, además del ajo frito en el aceite de oliva, le agregaron unas cuantas hojitas de laurel que terminaron siendo, finalmente, hojitas de eucalipto.
Por este rollercoaster emocional, así como porque me quemé el brazo con el sartén, he dejado de preparar comida caliente por lo menos hasta que mi mano esté en las perfectas condiciones como para romper un huevo y lograr que no se reviente la yema, técnica que es fácil cuando se tiene algo de práctica y tiene un poco más que ver con ser rápido al momento de hacer los movimientos mágicos de la muñeca. Por cierto, la imagen que aparece en esta entrada es mi proyecto para usarse en un celular, que ha de estar medianamente listo en cuanto tenga el tiempo suficiente y trabaje con el tipo de animación definitivo, ya que las líneas se ven muy mal.
El siguiente paso es aprender a trabajar con la harina de maiz hasta saber hacer tamales caseros, alimento que se ha vuelto una tradición por parte de los Gómez, aunque también son gente de enchiladas, mole café, mole de panza con granos de maiz, sin granos de maíz, espinazo con verdolagas, caldos amarillos, carne asada. Cabe decir que la familia Gómez es muy versátil en cuanto a comidas, pero lo difícil entre estas cocinas es cuando dos personas de este apellido se juntan bajo el calor de una misma estufa: por andar peleando por las variaciones y el toque único, suceden cosas como el eucalipto en la birria o un exceso de hierbabuena en las especias que llevan las enchiladas zacatecanas. La dificultad de hacer un tamal parece radicar en perder algo de horas batiendo la masa, más tiempo cocinando el relleno, poquito más uniformando las hojitas de maiz, untándoles la masa, depositar el relleno y colocar estratégicamente dentro de la olla para después ponerlos a cocer al vapor por unas tres horas.
Y de ahí, hablaría con alguien acerca de las costumbres pueblerinas del ojeo, esa cosa que dicen que pasa con los niños cuando alguien se resiste la tentación de besarlo y le trae un mal inexplicable, en la cocina es utilizada esa misma palabra para decir cuando, por otro azar inexplicable, la comida, pese a estar tres horas más en el fuego, no termina de cocerse. En fin, señoras que buscaban qué cocinar, espero haber sido de poca ayuda.

24 de abril de 2007

302... o 300(2)

Me pedís, Clara, que te hable más de mi posición ante esa película mala y que no me queje de tales emociones encontradas entre cácaros y boleteras, que deje a un lado el hecho de que les pagué por sonreír y que hable acerca de los precios. Me pedís mucho, Clara, pero acabo de entender que este planeta me ha creado sólo para explicar y el resto de mi existencia es algo vacío si nadie me evoca.
Es así que hablaré más de una película, pero mi comentario se uniría a otros que escuché recientemente y sólo os hablaría, Clara, de que los actores gritan demasiado y la cámara ayuda demasiado a cubrir su mala actuación. Cuánto trabajo habría en el sonido, esperando que la voz se hiciera más masculina para razones que no sabemos. Ecos, reverberaciones, gruñidos de animales que no existen, historias míticas que toman vida en la pantalla, las narraciones que nos orientan a estar de acuerdo con los seres que matan a los de su misma sangre por alcanzar su perfección, a tomarle cariño a los seres más fuertes, comedores de gatos, defensores de su tierra hasta la muerte, más por un dogma que por una ideología.
Y un grito de batalla que muchos de los espectadores han de haber repetido al terminar la película para buscar identificarse con los demás que vieron la película. Le dieron al niño un nuevo chiste local que tarde o temprano nacerá entre los que vieron esa misma película.
Algo que es completamente bélico y responde ante todo con guerra, fin del argumento, algo de percepciones de perfeccionismo y es hora de una nueva película. Quizá convenga llevar sólo soldados a la guerra, sin escultores y herreros o, como por ahí se les hace llamar en los ejércitos, milicia. Pero de qué sirve un país poderoso con el que se nos pide estar identificados. ¿Cómo, Clara, tú, la de la estética de la percepción, crees que han aceptado este tipo de escenas los mexicanos, nosotros, que nos sabemos, gracias a la televisión y otros medios de información, como seres imperfectos?
Así es, Clara, no he de negar que hay algo de calidad en distintos ángulos y combinaciones de colores, quizá dos o tres escenas, pero la trama no ayuda al placer de ver la película, no hay mucho que me aliente a seguir los hechos violentos a partir de historias que se cruzan hasta el punto de volverse simples, de volverse anécdotas de una pelea. Si te gustó la película, Clara, no te tendré en menor estima.
Qué más he de decir que no se pueda aprender por uno mismo...

23 de abril de 2007

300, la película

Desde que una persona quizo poner intencional y berrinchudamente el color rojo durante una película, el cine va decayendo hasta tomar el mismo color, sabor y textura de una bolsa de Sabritas con adobo Perfectitos y eliteados contra defectitos y eloteados... diferencias numéricas y de calidad, diferencias entre tácticas, fragmentación cineasta del cuerpo humano, figura humana que da la espalda al canon, quizá sea un mal analista de películas, un peor devorador de cine y un pésimo sociocítrico (extracto ácido que sale de la sociedad por falta de limones), pero las escenas de violencia se han ido nuevamente a la elaboración y abuso del imaginario colectivo. Quizá sea cierto que no nos debe importar que en otras películas ya se le haya cortado la cabeza a alguien o que una flecha le haya penetrado en una pierna o que alguien pierda un ojo en la batalla, es cierto, pero, en lo personal, ir a verla al cine, en apoyo de la boletera que le pone con el cácaro y con la industria del cine, me ha decepcionado lo suficiente como para dedicarle una entrada en este blog a mi experiencia en el cine. Levaba, fácil, unos doscientos días sin entrar a una sala de cine porque gastar 60 pesos por sentarme una hora ante algo que me va a dejar un poco más ciego no me resulta justo. Y luego de tal hecho, aparte, de nada nos sirve comprar los boletos dos horas antes porque a la compañía se le ocurre beneficiar a otros huevones que pagan un poco más por no tener que hacer fila y arranarse en los mejores asientos. Ese sistema me acaba de convencer para no volver al cine con películas tan secas como 300 o las vacaciones de Mr. Bean, que si bien logran entretenerme por los primeros 15 minutos, me piden a gritos que deje de pagarle a esta industria para que sigan haciendo basura. En cierta forma, es mejor pagarle a la pirateria para que la industria original entienda que su trabajo cuesta mucho menos que 60 pesos...

22 de abril de 2007

Dolor...

Tiendo a decir que no me quejo de cómo me va en la vida, que puedo ser medio tolerante con la mayoría de las cosas y que sacarme de quicio sólo es posible si la situación se debe, en su mayor parte, a mi idiotez, de esa que duele, res stulta. Pero hay días en la vida, tan hijos de su puta madre... yo no... derrideo. Uno de ellos es el que estoy a punto de referir. Pasé toda la tarde, después de llegar a mi casa, escribiendo, sin ánimo de presunción, como se debe, una historia para mandar al concurso, seis páginas, acerca de una máquina que atestigua la historia, y en ésta había dedos, fogatas, faldas levantándose, desiertos comalescos para que no me dejaran muy afuera, pérdidas de identidad, sudor, fotografías, caída de ropas y un final terminado a partir de la relación adán-eva en un pueblo que, si bien no estaba en el mar turquí, bien podía hacerse un verso que dijera: "In this kingdom by the lake". No estaba mal para concurso. Diez páginas, quito acentos de más, destruyo un poco de la musicalidad, elimino adjetivos que se cuelgan, referencias delatoras que se me fueron, busco que el interés del lector se mantenga... y termino... cierro ventana, ¿Desea guardar los cambios en Documento1? Adivinen qué respondí y por qué estuve enojado ese día... cinco horas de las que sólo me queda un sabor seco en los dedos... si sólo para eso se existe, según Giacomo, eso es dolor existencial.

20 de abril de 2007

¿Y alguien quiere pensar en los niños?

Entre otras noticias, ayer dejé la libreta de anotaciones cerca de la computadora y lo recordé hasta en la clase, cuando obviamente ya era tarde. Pero sin más alarde de mis cualidades, les doy el siguiente argumento, proferido también por la maestra:
Pues debemos hacer algo por las nuevas generaciones
Como si en este momento todos despertaran de su letargo en el que se trata de buscar lo mejor para el ego y nos pusiéramos a pensar en el otro, aplausos generales por el discurso hecho, que se lleve a la plenaria y de ahí al congreso, que hagan una ley en la que digan que es nuestra obligación hacer algo por las nuevas generaciones, más específicamente, hacerlos leer por el simple hecho de que se siente bien que nos obedezcan. ¿Y qué hay de esta generación? ¿es que nos hemos rendido porque no podemos ayudar a los que viven la misma realidad con nosotros? ¿Los niños no golpean tan fuerte cuando se les hace leer y, por eso, los preferimos por su actitud indefensa? ¿A los niños les podemos hacer creer que sólo la lectura les traerá inteligencia y no se lo tenemos que comprobar tanto como a los adultos y los jóvenes y los otros? Si no podemos convencer a alguien con conciencia menos infantil de las bondades de la lectura, si no podemos explicarle a un adulto, que piensa bajo nuestros mismos métodos, las ganancias de la lectura, ¿debo fortalecer mi autoestima y orgullo en los niños, abusando de su inocencia lectora y su inocencia en general? Círculo vicioso de nuevo. A esto, parece unirse esa teoría extraña de que un problema se arranca desde niños con la formación inicial, cosa que, aplicada a otros sistemas, suena también absurda, pues es como decir que la única forma de mejorar al planeta es empezando desde el nacimiento del planeta. ¿Que se ataca un problema de raíz? Este problema del hábito lector es una planta extraña, pues con tantas raíces que le han quitado desde hace más de cuatrocientos años, sigue viva y seguirá. Lo que nos queda es grabarle nuestro nombre y el de otros a la planta, en un lugar que pueda ser visible por lo menos por nosotros y en el que nos dé gusto tal hecho. En lo personal, enseñarle a un niño promedio a leer es algo que no tiene mucho mérito porque muchos de ellos han aprendido a hacerlo desde antes de que vengamos nosotros.
México no lee al mismo nivel que otros países
Y aquí otro interés en el que no tengo la certeza entera de lo que sucede. México como gran nación, atacarla, bendecirla, llenarla de basura, secuestrarla, tantos verbos y un solo país que la hace de objeto directo e indirecto. Estas líneas van de nuevo con el promedio ése de que nomás se leen dos libros por mexicano al año, que no se lee al mismo nivel cuantitativo que en otros lugares donde, o se juega ajedrez durante seis meses llenos de oscuridad y frío, o se lee. ¿Qué sería de este país si no se comparara él mismo a otro hasta parece que hablamos de una niña adolescente que se mira en el espejo y se ve gorda, hambrienta, inculta, violenta, pisoteada, contradictoria, deforestada y se mira antes otros lugares que, desde una posición distante, suenan más bonitos, más ideales, que tienen mejores vestidos, mejores alimentos y similares. Nuestro país ha aprendido a no quererse a sí mismo y admirar a la vieja líder. Pero tenemos elementos fuertes entre nuestros milloncitos de personas, pues si yo me siento débil al leer un promedio de sesenta o sesenta y cinco libros y escribir cerca de 250 entradas bloguescas al año, y además los ensayos, reportes, comentarios y tareas de mi carrera, y contar con la inteligencia suficiente como para cantar:
Cómo le va, señor venado? cómo le va, qué tal ha estado espero en Dios que esté usted muy bien y su mamá y su papá también
Es porque yo no siento todavía tener lo necesario para ayudar a México o a una parte de él, pero créanme, señoras, que lo he llegado a contemplar.

19 de abril de 2007

Que lean o de por qué yo no recomiendo libros

En mi libreta de edición, he capturado algunas frases que me parecen medio desacomodadas y que fueron proferidas en clase tanto por mis compañeros como por la maestra en turno, referente a la lectura. Hago este llamado de atención para que todos los que sienten que deben preocuparse por este problema conozcan la mente errónea que les puede intervenir sus planes. Que quede claro que, si debo tomar una posición, tal como ya lo he recalcado en muchas ocasiones, ésta es que, mientras yo pueda leer y esté en mis manos formar el interés por la lectura en aras de la curiosidad, el placer y el autoerotismo (es decir, en favor de lo que los medievales entendían como razón para prohibir la lectura), andaré por ahí. Pero no lo haré como el resto de pedagogos y enseñas que intentan mostrarse como un maestro que se interesa por la lectura, mi autoridad social no debería de tener algo que ver con mi campaña en pro de la lectura, ellos mismos, teniendo la oportunidad, lo harán a su propio ritmo, pues, de seguir los ejemplos que se presentaron en mi vida diaria, sólo sería un esnob más de esos que no se hartan de hablar de lo que han leído. Dejando esto en claro, paso a las anotaciones que hice:
Sí leen, pero lo que debemos hacer es que tengan una buena lectura
Se dijo esto respecto a que los niños sólo leen Cañitas y libros similares. En parte, coincido con que no hay mucho jugo en esos libros y que esos libros ni siquiera merecen ser comparados con algo que tiene jugo. Pero aquí la cuestión siguiente: ¿qué es lo que brinda una buena lectura? Pasando esta frase en cuanto a valores derrideados, es como decir: "sí comen, pero lo que debemos hacer es que tengan una buena comida" o "sí cogen, pero lo que debemos hacer es que tengan una buena cogida". Hemos tomado a estos probables lectores como algo a lo que se puede guiar, dejamos de lado todo factor que hace único al humano en aras de una buena lectura. Recomendar un libro es excluir a muchos más, miles. Es, en pocas palabras, manifestar nuestro gusto por determinado autor, texto, capítulo, oración, texto o frase y, no conformes con esto, buscamos por este medio la coincidencia y aceptación social. Así como para mí el humor de determinado autor o el sabor de determinados chilaquiles me parece bueno, para otros no, pues no podrán sentir la misma risa que otros sienten al tomar agua de papaya ni habrán llorado ante la pérdida de un marcador de tinta china o sentirían lo mismo que otros cuando ven un globo en el aire o una rata aplastada por un auto. Somos distintos en tanto intereses y gustos y emociones, recomendar nuestras "buenas lecturas" en tanto maestros, escritores, amigos, comentaristas, pasilleros, extraños, clientes, comenzales, bicicleteros, cantantes, modelos y similares sería aprovecharnos de nuestro cargo y matarle a otros aquella sensación de acercamiento autónomo y autodidacta hacia un libro. Quizá, como dicen que eso de la violencia es cíclico y utilizan ejemplos masticables de que un niño abusado tiende a crecer para abusar a niños, suceda lo mismo con este juego de las recomendaciones. Alguien, a quien debemos perdonar, les recomendó que leyeran tal o cual libro y ellos permitieron que les arrancaran su inocencia lectora. Quizá les dijeron que los libros no se rayan, que se sacan de la biblioteca agarrándolos con fuerza y cuidado del lomo y cuidando que , al salir de su espacio, no moleste a los otros libros. Quizá les puso en las manos un separador y les cantó la belleza y serenidad del sistema DEWEY, quizá les dio una palmadita en la joroba que iba desarrollándose y --es terrible imaginarlo-- fue él quien les presentó a su mejor amigo melancólico, Edgar Allan Poe. Los compadezco a ustedes, víctimas de la transgresión en pro de la lectura, tanto como ustedes debieran sentir pena por ustedes mismos. La lectura, créanme, puede ser más bella cuando no hay este tipo de violencia de por medio, rompamos el ciclo y dejemos que cada quien cometa los errores que guste, que este desarrollo les sea natural como respirar, realmente, si su destino es respirar, no necesitan que les pongamos una bomba de oxígeno.

18 de abril de 2007

Ars erótica 4

Si hay algo que he aprendido, es que, al momento de escribir o decir algo, la gente se descubre, manifiesta en tanto su forma de pensar, que, pese a ser verdadera o falsa, cíclica, críptica, retórica, profética, mimética, estésica, metálica o de cualquier otra forma posible, delata un comportamiento que cada ser debe estar interpretando. Entonces, ahora les hablaré de la poética erótica del silencio, o de los deseos callados, señoras: Hay cosas que se deben callar y esto fue algo que aprendí a la fuerte, la causa de dejar de escribir un diario fue porque éste delató los sentidos ocultos que tenía hacia una amiga cercana. Sospecho que mi diario me delató al primer instante repitiendo cada detalle y deseo con la misma emoción con que yo los transmití y agregando las palabras de su misma cosecha. Sí me gustas, dijo, pero creo que no de esta manera. Y de ahí sólo se volvió una silueta lejana distante, un tanto poética (de Poe). Al diario le hablaba de estos temas como nunca le hablé a un amigo verdadero, esos siempre confunden palabras y nunca me entienden, el diario sí, pues lo utilizaba como el mejor método de autoerotismo ahogado entre palabras finas como la seda y el papel de lija, frías como cinturón y cama, dolorosas como uñas y tambor, prohibidas como saliva y Alka Setzer, vulgares como las nalgas y secas, arrugadas y conservadas como las pasas y medallones. Y el silencio es mejor, entonces, evitar cada palabra que le sobre a uno, pues una oración tan inocente y soltada al aire como intentó besarme, proferida con un recuerdo más dubitativo que presuntuoso ha terminado formando una leyenda de una nueva princesa guerrera, sea lo que eso signifique. Y el silencio es mejor, es el mismo dolor que remuerde las entrañas al despertar entre sábanas grises sabiendo que lo que te hizo sudar fue la ventana cerrada y que lo que te impedía dormir fue el movimiento de aquellos seres distintos que al unir sus quejidos se ponen a jugar con el espantasuegras oficial. Despiertas con el sabor solitario de tu propia saliva y piensas en las frases y cosas del día anterior o del mes anterior o de algo que fue tan anterior que has comenzado a dudar si el silencio no te está engañando. Y el silencio es mejor... mejor... ¿y si tuviera cuatro manos?

17 de abril de 2007

Gelatina en molde para el alma

Hoy, en mi transcurso hacia la escuela, la siguiente frase salió de los labios de alguien que ha de tener, si los estatutos que tengo de edad no me fallan, unos doce o trece años:
Esa vieja tiene nalgas de gelatina
Yo no acostumbro voltear muy seguido hacia las distracciones del pueblo porque siempre he de llevarme la desilusión de que me hablan de una chica de molde, de ésas casi hechas en serie que desparraman por los lugares elegidos a mayoría de votos y aprietan bajo los mismos métodos. Pero es obvio que, si la sociedad ya le ha dado su lugar a determinada figura como para que los niños digan que tal persona tiene nalgas de gelatina, necesito mirar eso con la misma curiosidad con la que miraría una nueva especie animal descubierta.
Pero para no hacerme ilusiones, me remití a la palabra gelatina para saber qué podía esperar al momento de dirigir mi mirada hacia aquella persona, pues mi acercamiento estrecho con la gelatina me hizo pensar en una mujer que debe disfrutarse con cuchara y sorberse ruidosamente pa' que nos volteen a ver con partes de aquel cuerpo todavía en la nariz. De limón, de preferencia. Lamentablemente, o tal como lo esperaba, más o menos, el niño lo dijo para burlarse de una mujer gordita cuya apariencia era similar a como los moldes nos dicen que es una mujer gordita.
Detenidamente, debo decir que las gorditas no tienen nalgas de gelatina, señora sociedad, la acumulación de grasa en determinadas áreas también implica que la temperatura sea un poco más alta que la de una gelatina, además de que el estado de agregación de la gelatina (a medio cuajar o sólido medio aguado), que es asequible con el uso de grenetina, es realmente distinto al estado de agregación de las nalgas de una gorda (similar a la del cuajo, pero a eso agréguenle una que otra salpicada de viruela y algunos vellos artísticamente colocados), asequible con el consumo de distintas cosas y la ausencia de ejercicio suficiente.

De lo anterior, señora soiciedad, me he puesto a buscar en los recuerdos y similares acerca del uso que tiene una gordita en la sociedad, saber si una mujer gorda puede aprovechar su estado más allá de la función reguladora de perversiones masculinas en las que se disfruta usando la cariñosa frase Mi gordita. La otra función es como luchadora, pero ahí tampoco se necesita de la gordura para triunfar. Ayuda, pero no es necesaria.
La gordura es útil en sociedad en muy pocos casos, pues se sabe que, para ser una botarga, piden un mínimo de peso algo elevado con el que sí cumple un gordito porque dicen que muchos flacos no aguantan estar ahí adentro. Y si las caricaturas fueran verdaderas, también servirían para limpiar chimeneas industriales.
Sí, debo hacer el llamado de que hay gorditas con gracia en distintas actividades de este mundo, señora sociedad, pero hay muchas, como las que aparecen en la tele, dando horóscopos y leyendo el tarot, que parecen ser la causa de que las gorditas, en la vida real, también se la pasen haciendo esto.
Finalmente y de una forma triste, debo aceptar que una persona gorda le puede costar más que otras a la sociedad porque involucra el gastar en comerciales y folletitos reguladores y, con enfermedades como la diabetes, se vuelve un problema más en cuanto a asegurados y la surtida de medicamentos para este problema.
En fin, vivan largos y prosperan, no como esta entrada...

16 de abril de 2007

Quince minutos viendo una caída

Sabemos que a la gente de este país le gusta perder el tiempo de muchas formas y que una de ellas es viendo televisión, costumbre vulgar que involucra por lo menos dos de los cinco sentidos que nos enseñaron en la primaria: vista y oido. Los otros tres sentidos también suelen involucrarse cuando se acostumbra hacer otras cosas frente a la televisión, como comer en frente de ellas algo en lo que se necesita unicamente la mano, echarse pedos, rascarse las incomodidades, y cortarse las uñas con los dientes o masajear la boca con las manos o las manos con la boca. Nótese que es solo una observación y no es de ley que se haga esto, y esta enumeración no implica que ése es el orden a seguir de las distintas acciones. ¿En el mundo no pasará mucho? La rapidez de información que sufre el planeta ha terminado por imponernos un nuevo tiempo para renovación del mundo, es decir, las canciones hechas a la Eliade que nos permitían explicar nuestro mundo, como Dios está aquí, qué hermoso es han comenzado a deteriorarse porque en lo que ahora conocemos como mundo es una masa que cambia de forma cada que sucede algo de lo que no es necesario formar parte realmente, es decir, si yo era feliz asumiendo que el peligro doloroso más cercano a mi vida es que choque el tren ligero estando yo adentro o, en su defecto, que me atropellen, a los noticieros se les ocurre aumentar ese concepto con el peligro de caerse de un puente por estar caminando a la pendeja, forma de caminar que he adoptado desde hace más de tres años. Aparte de esto, me han mencionado maremotos, inundaciones, derrumbes, reportajes acerca de personas que fueron arrestadas durante la semana y mandan saludos a sus familias desde la cárcel, el valor del dolar y la onza libertad, y rematan con que en un lugar muy distante al mío ha comenzado a llover fuego. Y la única vez que iba a ver televisión en este día, por la noche, el noticiero nos muestra su espectacular reportaje acerca de dos personas que se caen de un puente peatonal, cosa que repiten incesantemente durante todo el programa, una y otra vez, y otra vez, se hace una pausa para hablar de un animador italiano o algo así, y esta noticia se ahoga porque en la misma sección nos muestran que esta caida que se ha repetido tantas veces ya está disponible en Internet en el conocidísimo youtube. Cambio de canal, vuelvo al mismo, esperando algo más, y se continúa con un reportero que se puso a investigar los puentes peatonales. Ni cómo hacer digestión con una noticia tan repetida que seguramente tendría seguimiento al día siguiente y será olvidada cuando pierdan las chivas, gane el américa, o algún camión choque y mate a más de dos personas. Si estas son las noticias con las que debo ayudarme a definir el mundo, no veo entonces mal alguno entomar uno de esos corridos que nos hablan de personajes que por andar en estado de ebriedad se pusieron a hacer sus necesidades en el llano y su cabeza cayó más rápido que la evacuación fecal. Y con esta entrada me vuelve la observación de que ya no hay mucho de qué hablar sobre este día, si es que hubo algo. Después de alejarme de la tele, ese día, subí a escribir la primera entrada , el itinerario de ese día que cambió totalmente el ritmo del blog. ¿qué seguirá, señoras? Me sugirieron que hablara de Querétaro y que fuera específico, pero no pienso hacer tal cosa. Quizá sea tiempo de pasar al presente alterno y vivir poca madre en mi propio mundo.

14 de abril de 2007

ñam ñam

Recordaba que en aquella época tenía contemplados a los cubanos como seres caníbales por el hecho de que en algún lugar me dijeron que es probable que el ser humano evolucionaría en su pensamiento si comiera carne humana. Y Parece que algo nos prohibe ser tan malditos. Golpea aquí la imagen de las acuarianas que se muerden los dedos y nudillos hasta sangrar. La culpa es del que dice que, cuando queremos callar a otros, lo que hacemos es callarnos a nosotros, así que, cuando alguien se suicida una razón podría ser porque no pudo matar a la otra persona. Métanse aquí los ejemplos de quienes matan primero a sus hijos y cercanos y posteriormente sienten que no es necesario quitarse la vida. ¿Y si las acuarianas hicieran eso para evitar morder a los otros?
por que uh ñam-ñam sin tu amor ñam-ñam, y sin ti ñam-ñam...
En fin, por favor no me llamen anticubanista por andar diciendo son caníbales a mi parecer, recuerden que el autor de este blog es un hombre sincero de donde crece la milpa y, aunque estoy lejos de probar ñamé o chiricuchiri, no creo que sea mi intención burlarme de una cultura distinta al momento de decir: Ay mama Iné, ay mama Iné, todo lo negro tomamo café o al andar derrideando: Dos meninges para ti, con ellas quiero decir. Entonces, ¿por qué ñam-ñam esta entrada? Leí la ponencia del señor Jandro antes de que la leyera en Querétaro, algo antes, cuando me interesaba por la importancia de cada soliloquio y buscaba una explicación de por qué los adolescentes tienden a utilizar muchos puntos suspensivos. Y de ahí llegué a mi casa a cenar y me llegó aquella pedrada que pensaba poner en aquel entonces en el blog, como idea prima o tercera: Es una onomatopeya como puede haber muchas, como Twist, Shout, Montjoie, plick, tic-tac tic, todas aquellas que tienen un sentido que auyenta las palabras por algo más auditivo, pero Jandro lo hizo ver como un signo que se puede interpretar como una ausencia de sentido y sonido mental, es sólo para completar un ritmo, y su silencio implica más. Y en relativo me llega aquel poema, también cubano, que dice:
A los pies de la pareja el niño duerme. Ella quisiera gritar que ya se viene, él quisiera gritar que ya se viene. Pero el niño duerme. Es por eso que el beso que se dan, más que beso, mordaza. (Nogueras, "Poemas eróticos" 20)
Y aquí está esa obsesión por los sonidos, la aliteración de la [s] que se da al final y el silencio que le implica el gritar a estos personajes. Y no se habla más que de espacio y sonidos. Y ya no hay nada por masticar en mi boca, he terminado de cenar, sin jugar al ñam-ñam con mi comida, guardando en el refrigerador lo que queda y no recuerdo qué había sido. Acababa de entregar un trabajo sobre Palés Matos el día anterior acerca de la sombre blanca que tiene ñeque y todo estaba cerca de terminar por unos momentos, se termina todo para escapar a Querétaro, en un camión que, si tenemos suerte, hará ñam-ñam... Fuente citada: Nogueras, Luis Rogelio (2002) "Poemas eróticos" en Souza, Jorge. Heridos por la luz. Muestra de poesía cubana contemporánea, México: Universidad de Guadalajara, pp. 20-23

Astillita y Mascota Fanning

Sí, parecería que el título de esta entrada intenta presentar a la nueva generación de comediantes infantiles que regirán en los siguientes niños de este país tal como ha sucedido anteriormente con Odisea Burbujas, Sixto, Ge-Cé, Vicente Fox, el circo de los Chicharrines, Bizbirije, Odisea Burbujas, Lalo y Lagrimita, Lalocotorreo, Lagrimita y Costel y las versiones que seguramente nacerán, como el rumor ése de que saldrá un circo de Kiko y Costel, cosa que supongo fue invento de una tía para callar a su hijo para que siguiera viendo el Chavo del Ocho versión caricatura.
Pero para suerte de nuestras generaciones, Astillita no es el nombre de otro comediante que está surgiendo en nuestros medios (no hasta donde yo sepa).
La cuestión es que me astillé la mano con un taco de billar y, ya de regreso, en la espera de que llegara el tren ligero a la estación, me puse a mover la mano para ver si se movía o levantaba la astilla. De ahí, recordé las actuaciones que ha dado la señorita Dakota en distintas películas y recordé una escena sin valor alguno porque no recuerdo en qué película era, pero la niña tenía una astilla y el padre o alguien de autoridad se le ofreció para quitársela, a lo que ella dijo que prefería esperar a que el cuerpo la expulsara por sí mismo.
En esas andaba yo, rascando con los dientes la palma de mi mano, cuando tomé en cuenta esas cuestiones del ser o hacer y estas teorías se apoyaron cuando, al entrar al tren, vi un anuncio de Zapatos, vestido y accesorios con la poderosa representación imágica de Dul.
Como en media hora que anduve buscando si aparecía el mismo cartel del tren ligero, parece que esta señora ha estado modelando infinidad de ropa y zapatos, generalmente luciendo piernas y otras fragmentaciones corporales que nos pide la sociedad que tomemos en cuenta y todavía no sé para qué.
Nuestro mundo parece gobernar siempre por la frasesita choteada esa de "es un mal ejemplo para mí", misma que se opone graciosamente con el otro decir "las quemaditas para mamá" y no hablar de miles de piropos y combinaciones enclenques que han sido producidas en este país a causa del ocio. Esta Dul, en cuanto presencia, se supone que en esta sociedad se le culparía por la suposición de que la situación actual de nuestras muchachitas se encuentra en lucha con esta imagen. Qué bueno que no es el caso de castrar así a la Literatura y que cualquier niño puede comprar un libro de Nery Tello para que deje de buscar siempre la palabra teta en el diccionario y verla usada en el contexto más cercano.
Entonces, si a mí esa pelirroja no me dice ni influye pensamiento consciente alguno por más zapatos y ropas apretaditas que muestre, vista o tire, y distrae la pupila de los censores para que no le anden dando lata a la literatura, que siga existiendo.
Estando mamá lavando
un dia le dió una fatiga,
estando mamá lavando
un dia le dió una fatiga,
y era yo que en la barriga
que le estaba improvisando
y era yo en la barriga,
ya le estaba improvisa... (¡¡Qué bárbaro!!)
Sí, que se tiene que hacer algo por los que sí son afectados en un grado más elevado es cierto, que como ser consciente del problema mi inactividad no ayuda, es cierto, que solamente diga que es cierto todo lo que dicen con este asunto de la élite salvadora, es cierto; pero lo que más importa para este tipo de trabajos de rescate es buscar acercarnos al problema, preparar la puntería y lanzar la piedra para que el problema se muera, no llegar corriendo sin piedras en la mano y gritarle para que se vayan.
Alguna vez, dije que si un adolescente viera a una presa de telenovela leyendo un libro, el mundo cambiaría. Eso lo dije yo hace un buen de rato, pero si esta seño Dul tuviera un libro en las manos mientras modela los zapatitos, otro gallo nos cantaba. Quizá nuestros eruditos y poetas vecinales usarían corbatas y uniforme de secundaria en lugar de vestir como contadores o como darketos. Qué le importa a la camisa que no le pongan botones...

13 de abril de 2007

Buchaka no haki.

¡Oígame compay! No deje el camino por coger la vereda.
Por un azar, sigo caminando, desconozco el gesto de mi rostro, pero imagino que es el mismo que pongo cuando me pongo a pensar acerca de un solo tema, como el uso de un taco o la forma matemática de lograr que una pelota rebote y vaya en forma exacta a donde deseo, pero a esa exactitud se le debe poner la mía. Cierra los ojos, tranquilízate, siente como si estuvieras jugando billar al lado de un río que te susurra los secretos del universo. La buchaca no aquí [señalo la buchaca de en medio], tampoco buchaca aquí [señalo mi coronilla]. ¿Quién me robó la buchaca? Abre los ojos, ahí está. Y la calma del fieltro verde me hace olvidar algunas cosas. Juego contra el Señor Ulises, quien me supera trimegistralmente en el arte de los tacos y las dieciséis bolas. Si está escrito que he de perder, intentaré no sonreír como idiota. Y todo es por una razón, entiendo que mis inexactitudes es lo que se debe dominar y no al fieltro y otras cosas. El placer de una bola bailando cerca de la buchaca, eso es todo, jugar a la sola, pues el otro, aunque sabe más, permite que yo sepa a mi nivel. Y así es la cosa. Del taco inexacto con tiza en la punta, se levanta la mirada hacia la bola, evitando el fondo, para calcular dónde debe de llegar la bola para meter otra y seguir adelante. Mi cerebro sonríe al ver las mismas estructuras del ajedrez. Calculo, calculo, calculo... tiro... Pero las buchacas son más distantes e inexactas que antes. Mi pupila se dilata un poco más para apreciar en la mesa del fondo a una mujer calculando lo mismo, mordiéndose el labio, sobornando con sus pechos la trayectoria a seguir de la bola. Pero para ella no hay tanto error, es lo aceptable como para que la bola entre. Y sonríe idiotamente.

12 de abril de 2007

El Sendero

A huevo. El Sendero suena mejor que los titulitos de distintos libros de autosuperación personal o como se llamen esas cosas. Por cierto, lamento informarle a los que se han puesto a buscar un libro llamado "la culpa no es de la vaca" que este no es el sito ideal, pero les he facilitado su búsqueda, así que den click aquí para bajar la versión electrónica en su ultima edición, con fotos ilustrativas y explicaciones de metáforas tan geniales como: tu mente es un vaso de agua de jamaica en un mundo hecho para la Coca-Cola, por eso hay que matar a la vaca, no para ser feliz, sino para así poder culpar a los odontólogos [aquí debe ponerse un sonido de grillito o algo así, tal como la gran Rebeca Ferreiro alguna vez pidió musiquita en su espacio de buscajalisco]. Ya, en serio, desconozco si es un buen libro o si es como los del tal Juan Salvador Gaviota. POr alguna Razón, lo que más se acerca en mi consciente es el cuento de la estatua esa que decía "golondrinita, golondrinita", de Wilde, esos sí valen poco más.
En fin, le puse Sendero porque.. no, déjenme terminar de hablar del gran éxito de la culpa no es de la vaca, o en su problema, de lo que sociocríticamente creo que trata el libro:
Se pudo haber llamado la vaca tiene la culpa, pero lo que importa aquí es más el sentido de resaltar a la culpa y no a la vaca, es decir, vemos que hay un conflicto de jerarquización que nos hace poner nuestra atención no en un objeto animal que realiza acciones, sino en un objeto abstracto, una idea que se llama culpa. En segundo lugar, tenemos la ausencia de una figura humana en un libro que tratará de componer a un humano. ¿Fábula, animalización? Esta ausencia nos muestra que probablemente el libro nos hable de la humanidad que prefiere atribuir a un elemento indomable como la naturaleza algo de lo que se nos hace responsables.
En este momento, se me regañaría en clase porque no sigo un orden en mi pensamiento, pero también es de observarse que el maestro se extrapola y pasa de la crítica per sé a la forma en que funciona la humanidad, sin duda nos diría que la culpa es una macroestructura debido a que es un término en el que se trata de alguien en un nivel superior que hace responsables a unos inferiores que se remorderán por pensar en la culpa. Entonces, lo que queda de este libro es que probablemente nos enseñe a ser responsables por nuestros actos como un código moral y que matemos a las vacas para hacerlas tacos, ahora que es necesario comer maíz para sentirnos identificados con la televisión y seguir consumiendo maiz por el hecho de que nuestra identidad será, en un futuro no distante, solamente una tortilla, y el precio se podrá disparar mientras nos ahogamos en que debemos seguirla comiendo porque es nuestra identidad....
Y del sendero todavía no hablo, pero ya voy a dejar a los lectores a que tengan sus espectativas todavía en alto de este libro que realmente no promete nada benefactorio para la sociedad, por lo menos el título no ayuda mucho, más que a explicar una vida a partir de situaciones absurdas, como una muñeca que es querida por la escoba, el león, la bruja y el ropero o el hecho de vivir en una piña debajo del mar.
En el Sendero, que llamé así porque fue caminar nuevamente por las rutas que llevaban a mi casa del centro, recibí uuna lección que se aplica a la forma de crear: No me corresponde realmente enseñarle a otros a pescar cuando yo todavía no he matado a mi ballena blanca, no les puedo corregir mientras esté en sus mismos errores, no son mi grupo de rumiantes, pero si chocan conmigo no veo por qué no compartir los prados verdes que me rodean. Tú a lo tuyo, si no mejoras por tu parte, si eres fuerte en tanto solo, recuerda que en un grupo tu fuerza disminuye hasta equipararse con la del más débil y más fuerte no puedes ser. Pero también, en ese sendero, me encontré con la señal de que hay alguien que puede hacer playeras y vi la posibilidad de hacer una para el encuentro de Querétaro, con la inmortal leyenda paolínica de "Preferiría no hacerlo por detrás" o la leyenda que tiene que ver con esta foto: a la izquierda, un unameño llamado Ivan Cruz y a la otra izquierda un mugregeño llamado Manuel Romero, y la leyenda que me recomendaron poner en la playera fue: "Yo no soy Iván Cruz", junto con otras que dijeran "Estoy con Ivan". Se parecen, nomás que sólo se han visto en persona una vez y el de la izquierda es un huevón. Ahí si me da problemas de copyright por usar la foto publicada en Leteo, su blog, la quito luego.

11 de abril de 2007

S... S ésicas

Y yo decía que la eñe sería difícil, pero estoy por ver que no hay caso en buscar terminar esto de la amada alfabética. Cada letra muerde y pide lo mismo y no siento ganas por seguirlo dando. En fin, ahora, como no quiero hablar mucho del tema en cuanto a reflexiones, intentaré abundar y ser breve. En primer lugar, tenemos a una Susie dormilona, la de los Everly Brothers. De ahí no podemos deducir que todos los personajes con marca ésica tienden a ser dormilones o estar obsesionados con el acto de dormir. ¿o sí? Para algunos personajes ésicos, el sueño es importante, ya que forma parte de su concepción en el erotismo, como la Sara bañista (Sara la baigneuse) de Victor Hugo (eso de Sara bañista sonó a Barbi Maestra o similares), donde el erotismo no se presenta, por lo menos hasta donde veo yo, en que ella se bañe, sino en cómo es aceptada por los puntos del entorno, los movimientos oscilantes de la escarpoleta y el roce del pie, el espejo adormecido de aquella fuente y el ensueño del agua que le mira como gatito al que le hicieron piojito por una hora. Ese es el erotismo de esos tiempos de cosecha y de sos personajes ésicos, parece ser. Pero también está el factor del llanto, señores, en las peronajes Susie, por ejemplo, en la de los Everly Brothers, ella llora temiendo el castigo de sus padres. Y otra llorona es Susana, la de Espend Lind, que llora por causa del engaño o algo así. Every night i hear her, talking in her sleep. Y es cierto, puedo seguir engañando mi intelecto y decir que, a partir de determinado personaje, podemos observar la debilidad humana. Así empezó la A, y ahora sólo queda terminar algo que ha nacido con un planteamiento erróneo. Más débil no se puede.

Barney dinosaurus est

mihi nomen est... familia mea occidit gallinam... osculare tibi misere ubique en calendae umbra possit... rerum rerum, candelerum. Aprender latín no está de más, por lo menos así parece. Pero hay clases que van lentas, que el ansia hace que se interese uno más por el idioma y he ahí un palafrenero que ayuda a que se conserven las cosas en la mente. Y de ahí el intento por hacer un coro de estudiantes de latín. De decir Barney dinosaurus quid in mente nostra habitat est... pero la traducción se ve difícil para decir una canción entera, y las canciones infantiles de hoy también nos hablan de dónde vive el personaje, como el que vive en una piña debajo del mar. Imposible traducir tal verso con lo poco que sé. Todo gradualmente, pero he faltado a esa clase y a veces temo no recuperarme entre la lentitud de las lecciones. Ese tiempo, tres horas, me sirve de distracción. Funciona y funciono en el derrideo que me queda al estar en contacto con otro idioma. Pienso en cómo se diría "Puedo escribir los versos más cachondos esta noche" o cómo decir "quiero besarte miserablemente en todo lugar donde la sombra del ocaso ha tomado posesión", o traducir alguna minificción, como la del dinosaurum Monterrosi, pero en esto me detiene todo un idioma desconocido. Algún día, señora, podré decir que le pienso, pero, por hoy, sólo me queda repetir la lección y hacer algunos ejercicios. Barney dinosaurus est...

10 de abril de 2007

El dios Pasas

Pero eran sólo cinco horas, o cinco horas y media, seis a más tardar. Pero lo que importaba, después de preparar la entrada para la crónica, era evitar pensar en los líquidos, ya que, con tantas imágenes en las que aparecía yo orinando, la vejiga y el agua que tomé comenzaron a pedirme que fuera más gráfico. Y para colmo, me dan la noticia de que leyeron mi blog. Apenas pensaba en cómo burlarme indirectamente del color rojo volcánico cuando ella menciona aquella parte de mi blog en que hablo de las nieves estilo Parque Morelos. Manos frías por frotar en el hielo con esa cuña, y el viento cálido que no consuela a la quemadura del hielo. Agua sólida que cae en un vaso (Y ahí el personaje de Caveman que orina hielos después de salir del río, al que cayó por ayudar a Lana) y la dulce lentitud del jarabe de tamarindo cayendo de la botella al hielo. Y el hielo cruje ante la tibieza del jarábe. Y los labios de la vendedora casi se acercan al vaso que no es suyo, como queriendo seguir el rito.
Maldita sea la perra, la perra de compay Parra, que, por mandarlo a la porra, ayer me mordió la perra.
Por una parte, se siente bien que lo lean a uno, pero esa imagen fría que salió del montón de cabellos volcánicos con voz de Benito ni siquiera me dio tiempo de pensar que en la vida real sí existen los oxímoron. Ahora reparo en que no cambié mis gestos, casi alienado de toda sensación que tenga que ver con el blog y solo moví por impulso una pierna para quitarle lo entumecido y, después, levantarme para ir al baño. En eso, llegaba el Señor Jandro a escena y yo bajaba las escaleras, yendo al baño a satisfacer la necesidad que deja un comentario tan elaborado como :"Se me antojó una nieve raspada". Y aquella estrofa que hoy puedo investigar. Se entra al mingitorio, se cierran los ojos...
Cuando la luna se pone redondota como una pelotota...
O se parpadea, ya ni recuerdo, pero la luna se desvanece y espero a terminar, casi como si estuviera pensando a la Spota. Yo me entiendo. Salgo después del terminar con rumbo a saludar como se debe a los que no se ven muy seguido por esos lares. Y la mente juega las bromas que le mando, a nadie le importa cómo piense uno, así que, como si hiciera a mi vez la tirada esa de la rockola que otros seres tienden a hacer durante los silencios incómodos (lo que me hace preguntarme cómo es que reaccionan cuando están solos ante el otro tipo de silencio incómodo), sólo me quedaba preguntar lo de siempre. ¿Qué me habla de la luna? ¿y del color rojo que aparece en el volcánico y en muchas partes de Hard Candy?¿Es como preguntarle a otro por una canción que diga Carmen?. Y ese Asphodel, palabra aún verde como ranúnculo.
Un poète et une inconnue s'aimèrent l'espace d'un instant mais il ne l'a jamais revue. Cette chanson il composa espérant que son inconnue un matin d'printemps l'entendra quelque part au coin d'une rue. La lune trop blême pose un diadème sur tes cheveux roux, la lune trop rousse de gloire éclabousse ton jupon plein d'trous
Finalmente, regreso al lugar donde estaba para darme cuenta de que el señor Jandro se ha unido a la discusión que tiene lugar en el pasillo. ¿Por qué no hablar de este ser extraño que se la pasa coleccionando dioses desde hace ya varios meses? Pues así es, una idea escuinapense de revivir la costumbre de los evocatio de la Roma de alguna época, igual y el señor les puede explicar, pero me lo imagino a este personaje como el Felipillo de Mafalda (Quino), con unos lentes, y caminando-gritando como el señor Tlacuache de Cri-cri: "Y niños que acostumbren dar chillidos o gritar, cambio vendo y compro, compro vendo y cambio por igual", pero con la personalidad aforística que nos queda, como dichos que van:
No es tan fácil andar de blasfemo, [...] y no hay que ir a la ibero, precisamente,
lo único que aleja al vulgo de un sitio es la blasfemia,
Hay un dios de lo incorrupto, pero ya lo corrompí
Y la inmortal:
Todo, hasta los dioses se manchan, menos las vírgenes, o eso dicen ellas.
Parecía, en cierta forma, que el Señor Jandro estaba preparando su propio mundo de coleccionista, medio similar al del mundo pokemon, ya que se trataba de atrapar dioses y ponerlos a trabajar para uno, Hablaba del hermano de Umbraa, el tal Tenebras, y también de la sombra de Peter Pan, El Belthenebros y el pan de cada día de la España de Franco. Y por qué no hablar, digo yo, de nuevos dioses, un dios para cada palabra, pero sin tener que decir la palabra, y como ejemplo, el dios del adverbio detrás: Pasas. Y he ahí la conversación más seria que se ha tenido con tal individuo, ser tan inteligente como para hacer el baile del Mickey Mouse.
Y como me mordió la perra, a la corte lo llevé y Parra soltó la perra y al señor Juez lo mordió
Del resto, señoras, no hay que hablar, pues, entre los chistes locales del Gordos Uranos y lo que se ha derivado del prefijo Copper, no hay que hablar

9 de abril de 2007

y son cinco horas

Viernes. Esa situación ya se había previsto en otras ocasiones, repetir la frase de que son cinco horas sólo puede llevar a los extremos de que se pierda el humor que esa frase tiene inherentemente. Y tal cosa pasaba. Entonces, estando ahí, sentado en el pasillo de letras, viendo bien lo de Querétaro, o según eso, bien, presencio ese sentido de odio fingido hacia la Universidad de Guadalajara, mejor dicho, hacia las personas que forman parte de esos trámites y que quieren ejercer su poder. Pero es la primera vez en que no pienso en hacer una narración cruda que involucre el uso de los baños de la escuela para pensar entre si quiero o no ir hacia esa tierra querida por pocos. Pero tengo una ponencia que dar y que sé que ha de ser mala porque me la pasé generalizando alrededor de la educación y no dejé siquiera un plano resuelto. Ahí se da la noticia: cinco horas, cuando menos. Y entonces surge ese instinto de dejar inmortalizado el viaje nuevamente, para recibir cuando menos uno o dos comentarios generados a partir de los asistentes. Pero ¿cómo comenzar? Desde un punto de vista que ha marcado mi estilo de los viajes, esos relatos largos y a veces aburridos donde realmente lo más interesante fue el mundo narrado por mi vejiga, es realmente necesario comenzar a narrar lo sucediido desde un punto en que la energía fluye, como orinando. Pero lo principal era que ya he aparecido orinando en las últimas cuatro crónicas, así que el valor de esta escena radica desde la primera ocasión en lanzar una aseveración verdadera, como:
"Y son cinco horas", pensé, mientras veía un cabello enredado en la pastilla desodorante de aquél baño público donde nos detuvimos. Ahora somos más de veinte, así que me resulta imposible saber en qué pierde el tiempo cada uno. Vi sus rostros en el camión, reconozco a la mayoría y es, en cierta forma, como si estuviera pasando algo temprano por los pasillos de la escuela. ¿Cómo se le baja a esta madre? Repito la fórmula que me dijo alguien alguna vez y juego a que me toca a mí echar el agua bendita. Ala Casula Salchicomula. Finalmente leo que el mingitorio es de auto flush y sumo la panza para que el sensor suelte el agua y escupo ahí, cerca de esa pastilla amarilla, que ha perdido todo interés por disolverse.
Y baja por una tubería, pasa por debajo de tu casa, pasa por debajo de tu familia, pasa por debajo de tu lugar de trabajo,
Pero ahora es distinto, la bola de gente se hace más grande y mi memoria está decayendo. Todos esos nombres que he de guardar en la mente, y como si fuera yo un enfermo que se la pasa haciendo combinaciones extrañas entre los nombres que recuerdo, cierro los ojos por un momento, ahí echado en el pasillo, y repaso el juego de la primaria, ese del primer amor extraño donde se piensa más en cómo quedaría el apellido de los hijos: Romero Romero qué Romero, Romero Fernández y no hay queja, Romero García y un remolino, Romero Corona, y no sé por qué, Romero Fregoso qué va a rimar, Romero Ramírez yo lo entiendo, Romero Hernández la lechuga, Romero Ortega el burrito. Y la lista sigue, se mezcla, se confunden los recuerdos hasta pensar en los apellidos Romero Ánimo o Romero Reguetón, y termina de ser un juego en el que la realidad se apoya con la letra de te gusta a tí ese son y otras. Es mejor guardar silencio por un rato.

El vecino acomoda su camioneta

Seguramente, entre sus recuerdos de prepa, han de recordar que, cuando escuchamos un nombre feo o extraño, como segismundo rosales, no falta el que hace la observación de que este personaje, quizá ficticio o quizá real, no era querido por sus padres. Y esos traumas son la vida cotidiana, la tortura paternal que ha mantenido viva a nuestra sociedad desde antes que muchos de nosotros naciéramos. Entonces, con eso de los traumas, como el experimento del pequeño Albert, de Watson, personaje que en las tardes cerveceras de algunos estudiantes se habrá vuelto, seguramente, una estrella de rock o, por lo menos, un exégeta de Pedro Páramo o un buen bailador de lambada, me queda sugerir el siguiente caso clínico: En esta sociedad, por lo menos lo que observo desde mi ventana con vista al andador y las otras ventanas de la casa, es que nadie sale desarreglado a presentarse en la sociedad o a comprar un litro de leche y pan. La mayoría lleva el uniforme escolar o cualquier tipo de ropa que, socialmente, está marcada como algo digno de observarse por la calle. Lo que quiero que analicen ustedes, Psychonauts in making, no es al tipo extraño que ve por las ventanas a los que compan los abarrotes, sino a un vecino que no encaja en este tipo de cosas que hemos llamado aceptables: Mi vecino sale a acomodar su camioneta, con un cigarro en la mano izquierda y pega la camioneta lo más posible a la pared. Eso es normal, cualquiera que quisiera evitar la mayor parte de los riesgos a su vehículo (en este caso, la camioneta de una compañía llamada Universidad de Guadalajara) haría lo mismo que él. Es una persona normal, con la excepción de que tiene unos cuarenta años, es algo flaco y realiza esta actividad preventiva sin una playera puesta, como turista en playa. Ese viernes es la tercera ocasión que lo veo hacer tal cosa y el caso siconáutico (de psique, mente, y no de sikos, figo) parece tener algo de valor, ya que, si nos ponemos a hablar de los orígenes, la búsqueda de tales variantes que hacen que alguien haga determinadas cosas puede ayudar a entendernos más. Ante esta situación, me queda decir que este problema se puede ver más como un chiste malo en el que cuento los actos extraños que realizan mis cercanos, pero la verdad es que busco a partir de estas acciones una forma de entender a mis iguales. Léase lo anterior como: "Yo superior"

8 de abril de 2007

Siempre hay algo nuevo por aprender

En aquellos instantes, aquellos instantes en que mi nevera... no, algo así iba la cosa esa... Ya me corregirá quien se haya dado cuenta o, si no, no hay fijón, yo me entiendo. Lo que muchos no entienden ha de ser que todos, sin excepción, estamos atrapados por la maldición de ser como animales, es decir, siempre habrá una ocasión en que nuestra mente no interfiere y algunos eventos se nos van de la memoria porque no hay un dolor verdadero que nos deje ese recuerdo, como si pensar y recordar y actuar con la mente fueran cosas que dolieran... Pyromnesia ya no suena mal. Y ese día, en que había olvidado hacer la tarea, recordé aquellas palabras que he escuchado en distintas personas, quizá no muy seguido, pero suele suceder: "diario se aprende algo nuevo". Y sí, quizá en aquel viernes de este itinerario, aprendí distintas cosas que, según la entrada del itinerario, eran importantes para la vida que llevo ahora. Pero con el paso del tiempo lo único que me ha quedado de aquella impresión de que eso aprendido va a formar parte de mi vida es un vacío instante sentado en una silla, quizá adoptando la posición de pensador, buscando entre los recuerdos aquél que era tan importante como para haberlo marcado en el itinerario del blog. Y no hay mucho por concluir, más allá de mencionar que sí hay gente que conserva parte de su memoria, conocerlos es interesante y productivo, siempre que éstos no hayan tomado el mal camino de la erudición. Pero de esto, que ya muchos han hablado, yo hablaré después.
Madre: una flor, una flor con espinas es bella. Madre: un amor, un amor ha comenzado a nacer Madre: sonreí, sonreí aunque llore en el alma[...]
Por cierto, como mi señorita memoria se quedó sin gasolina, les notifico a los que esperaban a que yo hablara de cosas banales acaecidas en ese día, que se ha movido un poco el recorrido y seguiré el siguiente, ya que me he enfadado de hablar de mi vida en un día que no es realmente importante, por lo menos no desde este tirodecanicaaojodeáguila que termino por hacer hoy. Es decir, el tipo no se muere al final, ni siquiera besa a alguien o recibe la putiza de su vida, casi casi es como leer a Sidharta de Hesse pero sin las tiradas budistas ni la actitud desinteresada de esos tres personajes, además de que Sidharta sí le mete la vida a Sansara, Kamira o como se llame, ahí el fanático de ese libro, que me lo diga. Entonces, neta que no pasa nada, ni un río más que el de Atemajac.
  1. sueño 1: la abeja
  2. despertar no solo y sí solo
  3. ya no solo
  4. desayuno, la ventaneada de rutina
  5. ¿on tá laurel? ¡¡Aquí tá!!
  6. ¿Andrés?
  7. Psychonauts: Reflexiones de un pintor
  8. Lectura del libro de Abraham
  9. google
  10. Hay que responderles...
  11. yo no lo tapé
  12. La Generala
  13. Maldito Neruda
  14. Complots de encierro
  15. Con Zeta...
  16. Hat off!
  17. Querétaro
  18. Siempre hay algo nuevo por aprender
  19. el vecino acomoda su camioneta
  20. y son cinco horas
  21. El Dios Pasas
  22. Barney Dinosaurus est
  23. El sendero
  24. Buchaca no aki
  25. Astillita y Mascota Fanning
  26. Ñam-ñam
  27. Quince minutos viendo una misma caida

5 de abril de 2007

Believe it or not



Derrideo...
Believe it or not, Manuel isn't at home, please leave your message after log. I must be out or I'll fill up the blog. Where could I be? Believe it or not, I'm not home

No me toquen las golondrinas, que así estoy bien.

Parece ser que una parte de mis lectores se ausentó durante vacaciones y yo no veo la razón de no hacer lo mismo, así que me despegaré de Internet por unos instantes más largos.
Parece una buena oportunidad para que hagan lo que nunca hacen mis visitantes: dejar comentarios y leer las entradas que se han perdido (sí, cualquiera puede tener sueños guajiros).

Por cierto, díganle a la Generala que me quedé empoblado en Pollos Grandes, ese lugar donde no hay soldados, sé que ella no entenderá.

Querétaro

Si bien he de recordar, pasó un carrito con esa canción que dice: "ricos plátanos vendo yo" y en esa asociación de ideas entre el paletachiclocentrero y la rebeldía rockera a flor de los atorados sesenta y tantos con el bote de bananas, además de una llamada que me preguntó por un número de teléfono necesario, pensé en mi futuro viaje a Querétaro. Muchos en un camión, hacia un mismo lugar, y hoy se decía bien cómo iba a estar la cosa. Querétaro. Ya tantas veces que me han dicho una y otra vez la idiotez de ¿vas a Querétaro? Y eran personas que debo respetar y a las que no les puedo contestar como se merecen, diciendo la clásica y multifuncional "como todo chico temido" o cualquiera de sus variantes, que no han de faltar. Entonces, de ahí, para no darles ideas a los que se ponen a buscar los albures y sus explicaciones, volvamos a una característica verdaderamente humana: los optimistas. Lo crean o no, pese a que esto rompe mi regla de modestia, yo creo ser la persona más optimista que puede haber por estos lugares y estoy en tal posición gracias a que todos me tachan de pesimista. Ser optimista, realmente, es no esperar nada y sorprenderse por cualquier cosa que nos llegue, sea buena o mala. Entonces, Querétaro ya no se vuelve otra cosa que no sea una sorpresa, un Tepeguaje lejano, una ciudad más en la que estaré por un rato y de la que sólo sé que San Martín de las Flores otorga un premio de poesía. Qué más se debe saber de una ciudad a la que no se va en aras de turista, sino de ponente. Esto es optimismo puro, ya que lo demás no puede servirle a uno si vamos a estar esperando sólo cosas buenas. Lo importante es no esperar nada, sólo que suceda algo, como con la llegada de Godot, sólo nos queda perder el tiempo hasta que suceda algo.

Hat off!!

Hay gente que realmente me impresiona, como el vecino de alguna casa cercana que a esta misma hora se pasea por las calles, cerca de las secundarias y se quita el sombrero ante las niñas que salen de tales lugares. Ahí va, a la tienda, arreglado y limpio como siempre, a comprar una de esas paletas con chiclo-centro. Quizá compre más, pero eso ya es más su problema y no el mío. Dicen que la gente es normal y por eso juzga a veces a los inadaptados como anormales, pero es un caso extraño el de este hombre, que viste como cualquiera en un día cualquiera, todos, al verlo, lo verían como una persona más de esas que trabajan atrás de un mostrador, con unos cuarenta años o la edad suficiente para no estar muy arrugado pero ya contar algunas canas. un adulto promedio, diría cualquiera. Siempre se quiere escribir de las personas raras, de esas voces de anciana canturreando a media noche una canción de Belanova, de la supuesta persona que a la una de la mañana se sigue probando su vestuario, de los vecinos que usan un espantasuegras en sus juegos coitales, de los que, también por la noche, ponen clavos en las paredes, supongo que para colgar algún cuadro. Pareciera que todo esto se debe hacer en la noche y por eso son anormales, los vecinos les cierran las cortinas cuando se ponen a leer algo en voz alta antes de dormir. Y este adulto paletachiclocentrero, presunto dependiente de algún lugar, elige con calma y sin inconvenientes a la niña ante la que va a hacer ese gesto inocente de quitarse el sombrero. Y hat off!! Y la única diferencia entre los otros seres de hábitos nocturnos es que hacen eso por la noche, como la sociedad quizá los ha obligado desde que les enseña a prender los focos de la casa. No dudo que en otros lados, a plena luz del día, haya alguien bailando estilo muppet al ritmo de the rapture o similar. Y entonces no sé qué sea normal en este mundo.

Con Zeta...

Después de aquella nerudeada, ustedes saben que en muchas ocasiones, al terminar de escribir por pasatiempo, nos queda la hormiguita rascabuchera de seguirlo haciendo, y de ahí nació una pendejada a partir de lo que se establecía en el Manifiesto Infrahuevón: y el inicial decía lo siguiente:
Quiero ser un cliché pero sólo me puedo suicidar con zeta porque alguien me ganó la ese.
Total que mejor me fui a ver en qué otra cosa podría perder el tiempo para no escribir cosas de tan bajo nivel(y aparte nivel local). Lamentablemente, sólo podía pensar en superar mi escritura y perder aquella idea, cambiarla hasta que ya no perteneciera al chiste local, salir del manifiesto que nunca se llevó a cabo, que es sólo un sueño idiota nacido de conversaciones simples, como el intento por rescatar la posibilidad de no estar solos, pero qué más puede ser un manifiesto en estos días. Y entonces, así como a veces se nos abre el universo del conocimiento inútil, vi que hablar de un manifiesto es hablar de lo que nunca se logrará hacer, es decir, si nos vamos nuevamente al pinche angelito madreado que nos han mostrado en las escuelas, ése que es inasible y sólo deja una pluma o dos que no tardan en desaparecer, seguimos con lo mismo, todos los manifiestos se dedican a decir por qué no se puede agarrar tal ángel. Y así terminamos con nombres vacíos para la sociedad y con una superioridad igual a la que sentimos cuando aprendemos a pegarle a la bola blanca y cuando metemos a la buchaca finalmente una bola de otro color.

2 de abril de 2007

Complots de encierro

Cada que veo una puerta cerrada en esta casa que no sea la del baño y la de la entrada/salida, siento que alguien está en la casa y es ajeno a tal. Ese día, sé bien que las puertas no se acostumbran cerrar, pero tenía la curiosidad de por qué nunca había cerrado la puerta de mi cuarto ni siquiera cuando hay visitas y el cuarto está hecho un desastre. Así que, para perder algo de tiempo, decidí cerrar la puerta. Y ponerle seguro... Y desde entonces, supongo que aprendí que esa era la razón: me quedé encerrado en mi cuarto por cerca de media hora, regresando el segurito con calma una y otra vez hasta que abrió. Por momentos me sentí un cerrajero, girando lentamente todo y estando atento a los sonidos que se escuchaban dentro de la chapa, esperando que todo salga como esperaba. Y en esos instantes, tuve tiempo de sentir que estaba viviendo la frustración de otro ser vivo, encerrado en su cuarto, pero bajo su voluntad, como un retiro espiritual. Volviendo a mi casa, no tendemos a cerrar las puertas de las casas porque en una familia tan pequeña la privacía se realiza con la simple eventualidad de aprovechar la privacía de toda la casa cuando se está solo, ya que hasta pareciera que la gente se pone de acuerdo para dejar a cada uno solo por dos o tres horas. Una puerta cerrada, en la familia, es como rechazar a la familia misma, si se tiene que ocultar algo, aunque sea un ronquido o un derrumbe de libros, obviamente habría una falla en la familia...