30 de abril de 2008

Chinos

Creo que, de ser una persona superior, no lo diría. Generalmente, hemos de odiar (hemos como en el verbo, no hemos como en el sintagma nominal "hemos de árbol") a todo aquel que presenta una ventaja ante nosotros. Y en mi caso son los judíos y los chinos. Pero como cada que pongo aquí judíos me salen descarriados que buscan saber por qué una testigo de jehová no puede tener novio "a la mexicana" o de cómo debe sentarse un goy en la mesa o si puede beber vino judío siempre y cuando no haya ordeñado vacas, por eso hablo de los chinos, que son un pueblo más de conocimiento común que las comunidades judías de nuestro país. La primera ve que vi a un chino, fue aquel ser mitológico que en el mercado de san juan de dios se aparece de vez en cuando para decir que arregla playstations y gameboys y cámaras digitales. Después fue uno de los que atienden puestos en el centro, de esos lugares donde todos los llaveritos que tocas se desbaratan y ni china idea de por qué siempre sales con una varita de bambú para rascar y dar masaje en lugares donde el solitario no alcanza. Después fue un camión entero. Luego fue una compañera que se enojó porque era coreana y yo le dije china. Finalmente salió todo sobre los chinos en la tele. Y yo no he logrado sentir carisma por ellos por culpa de la tele. Si vemos en las hojas de nuestra historia, la que todos estudian y conocen, la versión de la historia para personas con uno y medio libros por año, ver, hemos, que siempre odiamos a los exploradores que nos vienen a conquistar. Lo lograron los españoles, los eatdounidenses, los franceses por un rato, y ahora dice la tele que se nos vienen los fujimori con sus bambúes y otras cosas, como comidas altas en col y arroz y muslitos de animales desconicidos que ellos llaman animal que camina silencioso por los arrozales. La ventaja es que ellos han sabido moverse comercialmente en un lugar tan rar como México y los mexicanos no. Por eso la gente odia a los chinos...

23 de abril de 2008

El intelectualoide como forma de vida

¿Han ustedes preguntádose acerca de esa forma de vida que hunde al resto aunque carece de dominio completo sobre el tema? Un intelectualoide, si siguiera una discusión que sostienen mis únicos dos lectores que han salido del [guater] clóset y forman parte del treinta por ciento de mis visitas, o quizá más, es un ser que ataca a los hemos por tener el mismo inconsciente que éstos, latente o hibernante, como prefieran imaginarlos. Y PUNTO. Trátenlos como les plazca, dénles por su lado o simplemente llámenlos Hemos aunque ni en peinado se asemejen. No puedo ser más o menos neutral como lo he sido en mi historiografía de los Hemos y Habemos [los que se juntan con ellos], Habremos [los que los consideran una moda y quieren dener uno] y otros. La razón es que soy un intelectualoide. Sigo diciendo que el término intelectual carece de un fundamento serio, como el intelecto también. Si un humano no tuviera comprensión no sería humano [o saldría en la tele]. Como sea, intelectualoide es un término que sólo usaría un intelectualoide o un intelectualoide wannabe, es decir, un ser aun peor. Nunca he visto que un ser del pueblo utilice el sufijo -oide con ánimos de presumir. Es decir, nadie presume que tiene una hemorroide y es muy difícil sonar como intelectualoide con dicha palabra [nota: existe la excepción del pueblerino que tuvo una formación almorranosa en forma de la virgencita]. No hay muchos oides en el habla vulgar, así que ellos no han creado a los intelectualoides.

21 de abril de 2008

Niños tápense ahí

Recuerdo que varias discusiones recientes han circulado por mi nada ocupada vida y hablan de algo llamado privacidad. Como miembro de una familia católica decentemente apegada a una moral mexicana y que iensa que las dos, religión y moral, son lo mismo, es difícil imaginarme cantando esa de que el mundo es de los machos o, peor aún, salir en short y sin playera a tirar la basura. Se nos ha dicho que sin ropa bonita somos horribles y por eso muchos no salen de su casa en sandalias. Como sea, las otras cuestiones de privacidad tienen que ver con ese mismo término en un entorno informático: el temor a los hackers y los virus y los worms y los troyanos y todo eso. De todas maneras, lo que siente uno con la máquina es la misma supuesta vulnerabilidad que nos daría una puerta abierta en la vida real o la razón de cortinas y persianas y otros objetos que le molestan a uno cuando intenta mirar por la ventana de otra persona. Al respecto, cabe decir que son mamadas el preocuparse por la seguridad y el querer un sentido de privacidad. Que se preocupen los que tienen en su pc cuentas de las Islas Caimán o el secreto de la vida. Un trabajador que espió cuando niño a la vecina, para qué esa protección. tenía más información a compartirles, pero ya no la halle...

2 de abril de 2008

El Hemo como forma de vida (2)


Sí, señores, todo queremos golpear a Sor Juana y de paso a los que han ganado esos concursos, pero así como muchos también quieren golpear a los japonesitos que venden el wii, no por eso hemos (jaja, hemos...) de pegarle a los que lo juegan y no se avergüenzan de ello. Ahora que, si son hemos y juegan wii...
En primera, y no es por defenderlos, la culpa de que sean hemos es de una sociedad como la nuestra. No es que los defienda yo, pero supongo que nadie se merece una paliza, con excepción de los que buscan pendejadas con mala ortografía en la red.

Que mi país está lleno de pendejos, es cierto. Que les tengo tanto miedo como Loki a Thor cuando le dijo:"ya me calmo porque tú sí pegas", es cierto también. Pero empezaré hoy a hablar del distintivo de estos grupos que, por una razón muy pendeja están llamando tribus. Ya no importa a quién le debemos la atribución de tal nombre, pero sólo pienso que aquellas épocas donde sólo había curas, gringos, fresas y nacos deberían volver; todo era más simple.
De estos grupos característicos y pertenecientes a la vieja escuela a la que pertenezco, sin duda los Hemos se identificarían con todos: con los nacos por el odio que encarnan, con los fresas, por el hecho de que son una cultura similar pero en tonos de negro y púrpura, con los gringos por la cuestión de los madrazos y con los curas porque de vez en cuando ayudan a la sociedad pero prefieren la rutina.
Por si no lo han notado, siempre tenemos que tener a alguien de quién burlarnos. Que al que toca las paredes, que al que se parece a Ross de Friends, que a los gallegos, que a los yucatecos, que a los contadores, que a los adolescentes, que a los estudiantes, que a los alumnos, que a los darkigotidadiyanquibandireguireguitonrockemometaliceaisbonyoviwiipleystacomobilistas, que a las suewgras, que al marido, que a las novias, que a los jotos, que a los albañiles, que a los arroces; siempre a alguien más, hasta a los jomis cocacoleros. Por cierto, que el movimiento antimarimberos de Jalisco no se muera, a ver qué día les hacemos algo a esos músicos. Mis condolencias por los Hemos caidos en la putiza de Queretalolco, donde ni hubo bengalas; pero no entiendo cómo una tribu de esas tiene un centro de convenciones, Verdad buena]: se la merecieron porque eso de juntarse todas las noches es como ponerle estrellitas a los judíos de día y meterlos a un solo barrio por la noche, como sucede con los gay que visten de verde en determinado día de determinado estado: si uno mismo se marca, se la merece.