11 de julio de 2008

Méndigo caballo

verde, que te quiero verde, cariñosa mitad del alma mía, en este reino junto al mar turquí. Uno nomás porque vive en lugares de cemento no sabe cómo es que se hacen los caminos: al andar. Cuando uno va pisando el pasto, éste se aplasta, se seca, desaparece y hasta en ocasiones la tierra compacta evita que muchos tipos de plantas puedan crecer por donde se hacen los caminitos. Lo mismo sucede con las cuestiones de nuestros bosques: mientras más se construye cerca a una área protegida, ésta se hace más pequeña y ya no puede ser tan "protegida", lo que hace que más adelante se pueda construir en lo que ahora es área protegida porque es sólo el lindero de la área protegida. Pero sí, señor juez, está bien que haya determinado que construyamos tan cerca del área protegida...

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Incremente la velocidad de su cirrosis... Tengo el placer de avisarle que usted ha sido seleccionado para leer mis instrucciones para una vida gorda, inteligente y sana. Aunque estos tres calificativos se oponen, tal vida esposible siguiendo estos consejos: Cuando un ser le quiera vender una idea, sea ésta de dioses, productos, medicinas y otros remedios y charlatanerías de la desesperación, diga siempre la verdad. Y si dice HK, muchas gracias por escucharnos. Si le acusan de escribir como un tal arduro, usted sabe que puede hacer mejores cosas: no le pagan por hacer el ridículo, en usted es natural. Asimismo, no trate de remover o rascar una hemorroide con una cuchara para Helados, usted no es arduro, ni le pagan por hacerlo. Sea usted como un contador: carezca de chistes que aludan a su profesión No busque las diferencias: todas están feas

7 de julio de 2008

Chistoretes

Bueno, yo me critico y por eso sé que ustedes, mis lectores del toposuranos, detestan cuando muchas de mis novelas, mejor definidas como intentos vácuos de ensayo sobre una u otra vida ridícula, comienzan con un personaje que orina. La verdad es que tal cosa es un principio muy simple y mi obsesión no está en querer ver en una novela de tebasteca o telvisa a una persona orinando, sino que debo evidenciar a todos los hombres: antes de la orina matutina no recordamos ni madres de quienes somos. El expulsar los trombocitos nos hace alcanzar el om por un momento y sentimos ese escalofrío donde se nos refresca la memoria. No me entienden ustedes, lectores anúricos, pero pongamos por ejemplo que B es mujer y A se la estuvo echando la noche anterior en casa de A. Y B es su esposa, pues. En la mañana, B oye ruidos en la casa y le dice a A que vaya a ver. Era un ladrón y no lo puede reconocer porque A no fue al baño primero. De hecho ni siquiera recordaba en dónde estaba y cuál era su casa ni nada de eso. La otra versión es que B le dice a A que vaya al baño y revise la casa. A se guía por el olor para llegar al baño y de ahí en adelante el ladrón es reconocido fielmente por la memoria. Entonces, como queda demostrado en este mundo, la orina en mis novelas de bajo presupuesto no es una simple referencia a algo que todos hacen y que tiene tanta fotogenia que hasta su participación dota de sentido al golden shower y al golden mouthfull, sino que es una manera de decir que mis personajes están arrancando. Es como el humo del escape cuando un auto está frío