30 de julio de 2015

U... ¿Usted?

Usted es la culpable de todas mis angustias de todos mis quebrantos.
Es difícil hablar de Amadas cuando en la vida surge una real y palpable hasta donde la mojigatería y los espectadores no nos interrumpan.
No obstante, la letra U no esconde verdaderos personajes femeninos que valga la pena nombrar, ya que nomás está la Úrsula de The little mermaid, Ultra de The jetsons y Usa (Chibi-Usagi) de Sailor Moon, hasta donde sé y recuerdo. Mientras encuentro una que valga la pena o una característica remarcable en estas, les voy a hablar de la pregunta que siempre me hacen.
Usted llenó mi vida de dulces inquietudes y amargos desencantos
Sí, que la dominación del machismo aparece en las mismas palabras que forman nuestro idioma, se sospecha de cierto, que la situación puede cambiarse mediante la inversión de roles y otras cosas, implica tanto como hacer una nueva sociedad enteramente de mujeres y que de alguna forma se reproduzca. En otras palabras, eliminar el machismo de la sociedad mexicana es como querer que la gente deje de tirar basura o que entienda que la culpa del calentamiento global no es algo aislado y recae en la gente común. Dicho esto, hago ahora énfasis en la palabra Usted, misma que distintos sitios de Internet pueden explicar y exponer con la evolución filológica de tal. Ya ven que mi mente lingüística está afectada por las sociopatías que me cargo y el ustedeo tiende a aparecer y desaparecer de mi boca sin reparar verdaderamente en cómo lo utilizan otras personas y lo tonto que resulta para otros escuchar que los ustedeo. Es una segunda persona que se separa tanto de esta propiedad que tenemos que conjugarla en una tercera persona; por lo menos eso es lo que dice la sociedad y ese es el sentido que le otorgamos a esa palabra: le cedemos poder y respeto al volverlo algo tan lejano de nosotros como una imagen de revista, que alcanza algo de fama y nos exige que el trato se haga de persona especial. Igual y estoy equivocado, señoras, igual y el usted sólo implica que el destinatario tiene muchos años y su característica betabelera ya comienza a surgir, pero la razón por la que prefiero utilizar esta persona cuando hablo con otra persona no es la de ofenderles al hacer énfasis en la edad que aparentan, pero sí para decir que los tengo en mi consideración como si fueran personajes de revistas y espectáculos a los que se les ofendería con el tuteo, que les queda chico. Como todo otro pronombre, queda en claro que me serviría para esconder un nombre especial, como el ella. Tal vez resulta que es mi manera indirecta de ligar con las mujeres. Así que, si alguna vez usted, mujer obviamente,  recibió de mí un ustedeo, le pido perdonar mi atrevimiento a sentir alguna atracción hormonal o infantil hacia usted.

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