A todos les ha pasado el hecho de sentirse carentes de un uso ante cosas que no se pueden cambiar por cosas nuestras, como la lluvia o el acto inevitable de pisar un chicle o sentirnos asustados.
Ahora que tengo su atención, he de soltarla, ya que, para no decir lo del bloqueo del escritor, les diré un mini-monólogo acerca de la inutilidad del inútil, es más exactamente, la inutilidad del que escribe.
Hay algunos que piensan en la escritura como una forma de obtener fama porque en muchas películas y televisión tal es la imagen del que escribe: por alguna manera o por la curvatura de la nariz o por el olor que imaginamos a partir del material con que se graban las películas, nosotros sentimos que los escritores tienen un éxito que se deja ver en la vida real.
Por el otro lado, está el que se sabe inútil y no busca la fama, sino reafirmar que es un inútil.
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