4 de octubre de 2015

Ideas de programas que las televisoras me han rechazado

El encantador de zapatos. Cuando uno menos lo piensa, un nuevo par de zapatos llega a su casa, se apodera del closet e intenta controlar al ser humano que lo adquirió. Un zapatero les enseña a los propietarios a mejorar su comunicación no verbal para que el calzado no se la haga de tos ni les raspe los talones.

Cada quien su narco. Cuando la vida se te cierra y hay problemas que te parecen insolucionables, puedes pedirle un favor a un cártel. Este programa nos muestra que todo tiene una solución con balazos de por medio y un contrato de recibir un bien a cambio de una muestra incondicional de amistad con un jefe mafioso.
Cada quien su chancla. Un vistazo con mediano rigor científico a las generaciones criadas a punta de chanclazos y las heroínas detrás de estos grandes hombres.
30 días en un pueblo. Como experimento social, un citadino cambiará lugares con un tipo rural y deberá lidiar con su granja de chayotes, nueve hijos y dos nietos a la vez que el otro deberá acoplarse a trabajar como empleado de zapatería de día y pasar el resto del día mirando a la pared y preguntándose sobre el objetivo de su vida.
Cada quien su chancro. Como medida sanitaria, es necesario hacer historias para evitar distintas infecciones e infestaciones de muchos microorganismos. En estos capítulos, veremos cómo un simple raspón en la axila puede terminar en la caída del brazo.
Churra vida. Tras años de ser el churrero del pueblo, el inventor del churro relleno de tamal, Don Guálter Blanco, decubre que tiene cáncer y decide involucrarse en un negocio más peligroso pero más redituable: el uso y tráfico de animales exóticos para el desahogo sexual.
¿De la roja o de la verde? La vida de un gasolinero 24/7. Acompañe a don Heriberto y sus amigos en esta aventura estacionaria. Para que usted escape de la rutina viendo la de otra persona.
Eres recogidx. Las aventuras de personas a favor de la igualdad de género hasta en el idioma y su vicio perverso: recoger animales de la calle y llorar mientras se toman una selfie. 
Adictos a la descarga. Visitemos de sorpresa a esas personas que descargan cosas de internet y descubramos qué joyas tienen en sus terabytes de descargas a la vez que los preparamos a limpiar su disco duro de todo aquello que realmente no necesita.
Frida soy yo. En muchos rincones de México y el mundo, hay personas que, por mucho ver de Diego Rivera y tener dolores de espalda, se les secó el cerebro y ahora están yendo de venta en venta para convertirse en pintora uniceja y andante.

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