27 de agosto de 2006
Siguiendo con la costumbre
Antes de comenzar a decir que estoy harto de que la gente de Jalisco desde que nace se queja y durante toda su vida sólo reacciona como un caracol al que un niño le pica los ojos, quiero decir que no estoy contento con mi tarjeta de video, parece que se amoló o es altamente inútil. Y me quejo de este modo sólo porque no tengo dinero para poner otra.
Dejando las idioteces de la vida diaria y las quejas que le acompañan, debo dar una opinión acerca del movimiento infrahuevón que pregono como participante.
En primera instancia, me niego, por el momento, a creer en un manifiesto. Poner reglas a lo que escribo y justificarlo por tales reglas no pasaría de ser más un ejercicio literario que una obra de arte.
No es que esté en contra del montón de personas que se divierten en excluir con su manifiesto a las personas que odian, no estoy llamándolos fascistas pasivos o compradores compulsivos de muñecos de peluche y cosméticos para caballero, pero nuevamente traigo a la memoria mi trabajo acerca de la discusión y la envidia donde establezco que la envidia es lo único que actualmente nos hace hacer cosas. El instinto de querer hacer cosas que nos den un reconocimiento ante otros es lo que nos hace realizarlas, y así de débil es el ser humano.
Con esto, es probable que me interpreten que estoy diciendo que los infrahuevones y todos aquellos que se sienten carentes de aprecio social dejarán de chillar hasta que alguien les reconozca en un manifiesto, pero simplemente estoy diciendo que esos que pelean por un manifiesto han olvidado que en la actualidad el intelecto y las peleas que éste causa carecen de importancia; que, como aquellos que intentan destruir al dios en que fervientemente creen, siempre necesitarán de aquello que representa su némesis.
En fin, después de analizarme a mí mismo, parece ser que estoy dispuesto a firmar el manifiesto, sea cual sea.
22 de agosto de 2006
De bailes...
Una disculpa por la mayoría de las entradas que no han tenido sentido, pese a que en mi mente la idea suena bien, cuando la escupo en este blog ya no suena bien o no se puede sustentar y es por eso que un agujerito de calcetín se vuelve un mal problema de redacción.
En fin, sliendo de la estación de tren ligero me dieron un folletillo que anuncia un gran baile a realizarse por ahí, y es la primera vez que veo que se usan flyers para promover estos convivios. A como lo veo, esto es un signo de que los bailes que tanto bien hacen lavando el dinero de narcotraficantes (según dice la leyenda urbana) están en peligro de difusión. Antes cada baile era tan famoso por sí mismo que en todos los pueblos siempre se enteraba la gente hasta con anticipación de semanas y listo. Ahora ya es necesaria la publicidad, en parte es posible porque el baile no está teniendo lugar en las fiestas de los pueblos sino en una ciudad y se pidió un lugar algo más grande que una plaza de toros, o en parte porque la situación económica ya no da para que la gente, además de comprarse el boleto, pueda solventar la texana nueva u otro par de botas, o simplemente porque el reggae, gracias a que es el predilecto de las personas que manejan los juegos mecánicos de las fiestas de los pueblos, está ganando la batalla por ser un baile considerado por muchos viejos como algo más antimoral.
Sea como sea, creo que cuando una empresa o negocio comienza a necesitar publicarse de una forma en que antes no lo hacía, es muchas veces una patada de ahogado y no tanto una señal de prosperidad, como fue el caso de los servicios de reparación de refrigeradores cuyos flyers desaparecieron misteriosamente de la zona centro de Guadalajara.
21 de agosto de 2006
El agujero del calcetín
Supongo que en la mayoría de los blogs mexicanos de índole sentimental hay una entrada, con la misma fecha que ésta, que menciona algo del regreso a clases y la alegría que sintieron al volver a ver a la misma bola de idiotas del semestre o año anterior y hablar de los que se gregan o no se presentaron. Si yo hiciera también esa cosa, creo que mi alma se sentiría nuevamente con vida y eso no puede ser bueno.
En fin, para entretenerme, hoy fue un día especial porque se me hizo un aujero en el calcetín izquierdo. No es por andar con eso de la tirada absurda y sacar de aquí algún argumento acerca de la creación de roturas, así que voy a relatar por qué considero importante este agujero:
Lo imagino como un tipo de mancha voraz, si no se le hace algo, termina por tragarse el tejido restante del calcetín y va creciendo, como si fuera una chinche o garrapata de esas que se alimentan de la sangre de los seres vivos. Lo intenté coser y al parecer el agujero conocía los secretos de la hydra, porque después de la tarea en que suturaba un agujero, salían tres más que tenían que ser eliminados o el calcetín se perdería. Entonces, gracias a que recordé que el conocer el origen de los objetos podía dejarlo todo como nuevo, según lo que le entendí a Eliade, comencé a recitar:
Con hilo y aguja lo vamos a enmendar... Ya se me cansó la mano y el calcetín todavía tiene agujeros. Si se desconoce el origen del agujero no se debe coserY en esas andaba, recitando que el agujero fue al principio una broma del dios que nos condenó a nunca tener el hambre saciada, cuando me puse a hacer otras cosas y al regresar para coser mi madre ya había reparado el agujero...
16 de agosto de 2006
Distancia/Afecto
Decir que el afecto de dos o más personas es indirectamente proporcional a la distancia entre ellas, es una opinión casi mundialmente cierta.
el caso es que llevo tiempo aislado de la familia grande (entendiendo que la familia chica es a los que veo casi diario) y retomar el afecto en donde se quedó resulta imposible.
Una fiesta hace todo, reune a la familia grande y todos van con el ánimo de festejar a una sola persona y de paso fijarse en los errores de la familia. Esos son los momentos en que los personajes de telenovelas y la artisteada se quedan a un lado de la charla de rutina y cada familia chica se pone a hablar después de la fiesta de cómo la otra manada está criando al humano que arrebataron de las fauces de Shere Kahn.
Qué se le puede decir a la gente que en muy pocas ocasiones ves, aparte de lo que notaste que se ha cambiado físicamente; a los primos púberes y pueriles sólo se les puede decir que su estatura es más alta, a los de la misma edad que tú les puedes decir otras coas, pero en cada ocasión es como si te los acabaran de presentar y la comunicación tiene que hacerse desde cero, los recuerdos de la infancia son el pasado y realmente no quieres formar nuevas historias con un desconocido. La palmada en el hombro o en la espaldasólo sirve para que el que la recibió desconfíe aún más del que lo palmeó.
Favor de agregarle eso al idioma que estudiaste, según eso, por dos años y medio, y que cinco alemanes que tienen parentesco contigo no hablan español, la comunicación es entonces mínima, temes usarlos como maestros para que sepas más palabras en alemán y es completamente obvio que ellos vienen desde tan lejos a entretenerse, no a enseñarte a hablar mejor.
¿Sacando al niño?
Ayer tomé el libro Corazón de de Amicis, y el prólogo, en algún enunciado que ya no he vuelto a encontrar después de capturarlo en el separador, dice:
"¡Infeliz quien no encuentre interés en sus páginas!¡Desgraciado quien alguna vez, leyéndolo, no llore!"
Voy en la página 176 y hasta la fecha no sucede nada del otro mundo, es el diario, según eso, de un niño de tercer año de parvulario, pero no es interesante porque el niño no está en una escuela mixta y tiene un padre ejemplar que le escribe cartas acerca de las lecciones que está viendo el chamaco. Estoy enfadándome de tanto nacionalismo italiano, de tanto leer de las bondades de los maestros y los alumnos, nomás no se le puede tomar aprecio a un niño chismoso como éste.
En otras noticias, se acerca el yugo de la escuela y no he hecho nada productivo en mis vacaciones, aparte de hacer un blog.
11 de agosto de 2006
Recordando a la sangre zodiacal
Si estuviera escrito que los libra deben cuidarse determinado día de tener un accidente de tráfico, y la astrología fuera realmente algo creíble, tendriamos un gran número de accidentes.
Soy Capricornio, según algunas revistas y algunos amigos, es un signo mediocre que por más que lo intente nunca va a entender muchas indirectas. Actualmente dudo que ese sea mi caso, pero quizá, en alguna reunión en la casa de una amiga hace dos años, pudo ser así.
No recuerdo la razón por la que fue la reunión, pero era época de días fríos e Ivette había mojado su suéter y la anfitriona le ayudó a exprimirlo y colgarlo en el patio trasero, donde todavía daba algo de sol, para que se secara.
La reunión se alargó como a eso de las ocho y media de la noche y entonces fue el toque de retirada. Ayudé a llevar los platos a la cocina, que era la única ruta de acceso al patio donde estaba colgado el suéter de Ivette, quien pasó cerca de mí, me dio una nalgada y salió a buscar su suéter a aquél patio donde la noche había comenzado a calentar su suéter . Recuerdo que dijo que estaba oscuro y me llamó desde aquél punto, a un cuarto de distancia. Caminé hacia allá porque era posible que realmente no se viera nada, porque dijo, aunque en tono algo lúdico, que no lo hallaba. En fin, de la cocina pasé al cuarto de la lavadora y el lavadero y caminé hacia la otra puerta, Ivette volvió a llamar y yo, algo atraído por la oscuridad de aquel patio, iba a entrar, pero, antes, palpé en el marco de la puerta el interruptor y lo presioné.
Ivette estaba recargada en la pared más lejana de la puerta y se me quedó viendo raro. Yo señalé el suéter y le dije que ahí estaba y salí del lugar.
Una semana después, comprendí las intenciones de Ivette hasta que ella me lo dijo... Ni puta idea de qué decía mi signo zodiacal en ese día, pero eso de no captar indirectas puede ser medio malo...
La mala confesión.
Estuve leyendo desde hace rato varios libros, tomaba uno, leía algunas páginas, tomaba otro, y me di cuenta de que si mi blog no da éxito puedo copiar algunos episodios de otros libros que me parecen más o menos buenos.
En esas andaba, cuando entre los libros empolvados encontré una servilleta, decía, con mi letra:
01/07/01.
Atrás de mí, queriendo tocar sus labios, tan cansados ya de decir tímidamente "Gracias".
Realmente no sé, ni por qué guarde esa servilleta, ni lo que significa, ya no lo sé, busqué en el rincón de la memoria y sólo me vienen a la mente tres personas a quien me pueda referir, pero en la servilleta se ve una inquietud por besarla, inquietud de niño, pero no logro saber más. De la prepa me llegan recuerdos vagos, de una Marcia matándome un zancudo en la mejilla, de una servilleta que alguna vez me separaba de una mejilla, de la que veía a todos los hombres como iguales, de aquél día en que mis palabras fueron obedecidas, de mandiles tibios, de los labios que me enseñaron a beber vino, y de la Clara pueblerina que me escuchaba quejarme de la escuela en la sombra de aquellos naranjos. Pero, ¿Por qué escribiría en ese trozo de servilleta y tan furtivamente como para haberlo dejado oculto en el diario de Ana Frank? Quisiera recordarlo...
Quisiera recordarlo, pues sé que moriré. Es increíble que pueda recordar tantas imágenes y sensaciones pero no saber por qué escribí algo en ese entonces... primero de julio, "Gracias" que yo consideraba tímidos. labios, ¿cómo serían? ¿Quién?
8 de agosto de 2006
Crueldad.
Si dan click en el título de esta entrada, verán un video que ha inspirado esta entrada, primero lean antes de ver el video, o como gusten, porque no trato mucho acerca del video, sino que intento definir qué es la crueldad.
Cuando se lee por montón con el ánimo de rescatar buenas ideas, tarde o temprano, el sentido de las palabras comienza a valernos madre porque simplemente ya no se conectan con las emociones, podemos estar leyendo la cólera de Aquiles o las carreras que se hicieron por los funerales de Patroclo y nuestro rostro es el mismo que tenemos a la hora de estar en el baño.( insisto, puede que nada más sea yo y mi depresión, pero estoy seguro que no fui el único que ha traido las palabras de la machaca y la barbacoa a distintos cuadros donde se muestra a un humano herido por otro).
Por eso, cuando se dice odio no puedo decir que es el coraje que siente un niño cuando otro le quita la pelota, o que vértigo es el que se siente cuando uno se deja caer desde la azotea, de espaldas y con los ojos cerrados. y crueldad, palabra de tres vocales y cinco consonantes, significa, según el Diccionario de la RAE:
Por lo tanto, el actuar como inhumano es la crueldad, pero para definir a lo humano es nuevamente otro proceso que no tiene justificación más allá de la sociedad, para mí, lo inhumano es que alguien toque el claxon; para otros, es inhumano que un niño suelte un globo; quizá para el militante de un partido político, lo inhumano sería que el contrario tuviera la razón; para el espectador del video que muestra las actividades de los obreros, inhumano es a primera instancia lo que se ve en el video, pero yo creo que lo inhumano en este caso es mostrar el video y publicar el video.
La razón de esto es que, quien lo publicó, está actuando como un mesías, primero necesita que la gente sepa de él para actuar después, retarda el sufrimiento de los animales para mostrarle al mundo que se está oponiendo a ello, si al comienzo del video llegara alguien a detener el acto, causaría mejor opinión, por lo menos en mí.
Pero, por donde se vea, lo que están filmando no deja de ser un trabajo, a la gente le pagan por hacer cosas estúpidas, como limpiar tumbas, barrer calles, reciclar basura, vender flores, fingirse una estatua, atender turistas y despellejar animales. Quitarles la fuente de ingresos a estos humanos no puede ser la solución si antes no se hace algún empleo donde se pague mejor o lo mismo, ya no hay una concepción del bien hacer en los hombres actuales, sólo queda el buen salario.
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5 de agosto de 2006
Si desea que le digamos que usted se pasa de pendejo, marque 5
Reporté el celular y lo desactivaron, pero por desgracia, por andar poniendo datos falsos, tendré que conseguir un número nuevo porque se requiere una identificación oficial para reactivarlo. al fin que ya necesitaba cambiar el celular porque se perdía la señal muy seguido.
En otras noticias, acabo de ver La Risa en Vacaciones, la 6. Como siempre, únicamente reí en la parte de los trabalenguas debido a que ya había agarrado empezada la película y solamente vi eso. Parece ser que el pasito tun tun es lo único que sobrevive de aquellas películas, de hecho antier, en el 52D, se subió un viejito de esos que manejan armónica, guitarra y maracas al mismo tiempo y cantó esa canción. a dos días de abrir este blog estoy decidiendo cerrarlo, no por el hecho de que nadie lo ha visitado, sino que más bien temo que seguiré escribiendo cosas tan atractivas como éstas.
Revisando bien la onda del celular, en cierta forma es mejor estar incomunicado, no me tengo que preocupar por cargar la batería de un aparato o de callar el celular cada que estoy con alguien a quien no quisiera interrumpir de ese modo. Además, eso de ponerle crédito resulta en un desperdicio de dinero. Quizá hasta el ENELL me compre otro, o para la junta previa de Querétaro, pero realmente no lo necesito por ahora. Descanse en paz la telefonía celular. Ahora supongo que hay una jarra de tepache en el refrigerador y debo evitar que se fermente más.
Alfa, o del celular perdido
Perdí hoy el celular entre el local de la chela a 10 pesos y el Tren Ligero. Juan Carlos hizo algunas llamadas en aras de ver si el que lo tenía se dignaba a devolverlo, pero nada. Hoy fue un gran día a pesar de esa pérdida, mi trabajo sobre el mito está ya casi terminado y en el ENELL todo parece ir mejorando.
Debería comenzar gritando algo así como "Pinches putos" por el coraje de perder algo, pero realmente sabía que eso podía suceder y, siendo una de las posibilidades, la acepté con más calma que Juan Carlos. Pienso, gracias a los estúpidos comerciales que he visto recientemente en la televisión, que a lo mejor la depresión está en mi sangre desde hace un montón y es por eso que no río y me comporto a veces como darketo, pero puede ser más bien algo así como apatía hacia cualquier cosa.
Justo antes de notar que mi celular había desaparecido del cinturón, recuerdo una mirada de mujer, un relámpago de instantes que hizo que el Jolly Rancher de sandía me supiera a uno de manzana. Era una mujer más joven que yo, morena, de cabello castaño, con rostro suave de Castellanos o de menta, en el café del hotel, acomodándose en la silla, sonriendo a todos en un vestuario tan discreto como los adultos que la acompañaban. Y así, regresando del lugar de las chelas mientras Juan Carlos marcaba mi número para ver si contestaban, busqué de nuevo a aquella joven, sus ojos, quizá con el ánimo de en esta ocasión apreciar la puerilidad de su cuerpo, pero había desparecido de la terraza, al igual que mi celular.
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