12 de junio de 2009
Alfred hitchcock's The...(1)
Eda una doche oscuda y todmentosa, caía la lluvia en todentes, pero nomás en la ventana de mis padres porque de nuevo a los vecinos se les tiraba el agua del tinaco, pues no es Londres donde yace la trama. La luna cada vez estaba más en el lugar donde se pone cuando ya me da sueño y yo decidí destender la cama, quitarme la ropa para crear la imagen que el lector no quería tener en su mente (lo que se pierden, señoras), y echarme a dormir.
Hasta ese momento todo estaba bien, sólo que al mover mi almohada sentí un olor que puedo identificar como el olor de una pecera bien cuidada: nitratos descompuestos. Sólo dibujé un gesto de inconformidad y me dispuse a dormir para lavar mañana las ropas de la cama.
El aroma se movió de lugar como si hubiera sido un perfume y fue entonces que me dije que algo estaba mal y ante la mueca de mi boca mi mano palmoteó en la almohada y un aleteo, que no recuerdo haber oido antes, se dirigió a mí y me besó la frente para saltar de ese lugar.
y me dije, con palabras maldicientes como las del hombre que buscaba un objeto de puerta en puerta y no lo hallaba, pero no maldicientes, sino asombradas, "Puta madre, por poco mato un hada".
Pero oh, mi cerebro traicionaba pues yo no dormía en la almohada, turbia de olor y forma, y para que fuera ésa mi amada el sueño llegado tarde había. Dije que seguramente era el viento, eso y nada más...
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