ZZz o El libro de las tierras vírgenes
En acá, la selva tapatía, un ruinoso 23 de septiembre de 2010, en el entorno de una Casa de la palabra y la imagen, fue un honor sentir que salí con un brotar de ideas y memorias amenas. El último evento de la Primera Jornada Poesía Experimental reunió a veinte personas (personas más, personas menos) que estaban ahí en parte por el placer y en parte por la curiosidad.
Lamentablemente, aunque el sabor no se me ha quitado, a veces aparece una textura ácida ante el alcance que se tuvo. Mayormente es la razón por la que se comienza la existencia de este diálogo que intento con la tierra virgen, la selva, y la ruina. Tierra virgen, porque debo aceptar, ante el esplendor y misticismo de quienes bailaron en la fogata, que nuestros cantos son débiles. Selva, porque nuestros troncos habían brotado muy separados. Y la ruina es porque nuestra selva no permite ya ver lo que se había debajo de nuestras raíces.
Salí con una pregunta que, por amor propio y para no ofender a los otros, hasta ahora debo exponer: ¿Hasta dónde nos toca y nos va a tocar tener que hablar de la poesía visual y la poesía experimental cada que estemos ante otras personas? En otras palabras: ¿Fui el único que sintió en esa reunión de fuego que lo que estuve diciendo estaba sobrando? Esto me corresponde por mi ánimo de difundir un concepto en donde no se conocen las bases, pero en mi mente no he podido desterrar la idea de que, la próxima vez que se reunan personas como Aguirre, Avilés, Barrón, Ceja, Cervantes, Castorena, Espinosa, Febe, Gabriel, López, Muñoz, Mendoza, Piña, Rivera, Romero, Sábadogigante, Sinapellidos, Villarreal, (Nombrados algunos por su participación en la jornada, otros por su ausencia y otros por la unión que, aunque los entiende, no ve épocas y lugares), deberemos repetir una parte de lo mismo para sentirnos entendidos.
Esta primera jornada nos mostró hasta dónde se puede contemplar la Poesía Experimental de Jalisco como un regurgitar verdaderamente incipiente (con ce). Por el lado de nuestras exposiciones críticas, como si nuestra inseguridad teórica nos convirtiera más en unos prácticos que están justificando y hablando de las explicaciones bajo las que debemos aceptar nuestras investigaciones; y por el lado de la creación, un desdén hacia los otros porque ellos no crean bajo nuestras teorías, herramientas o métodos.
La charla llegó a diversos puntos, desde una definición tajante por parte de lo que se manifestaba en el libro verbovisual hasta el territorio crítico en el que todo el mundo discute entre si uno y otros todavía son poetas o artistas. Ya les tocará a unos decir una u otra cosa, pero creo que lo que se puede rescatar es que tanto unos como otros poseemos un pacto a regañadientes de hacernos caso y entablar comunicaciones, pues no es fácil evitar el instinto la superioridad buscada entre la selva. Este antecedente mostró tanto fallas teóricas como prácticas y, no obstante, sé que en otros lados, en otras fogatas, es un mismo problema.
Aunque ahora estuvieron todos juntos, ya que a algunos los he tratado u oído por separado en diversas presentaciones, creo que mucho de lo mencionado fue repetitivo. Me imaginé al público como un Pedro Páramo al que le llega un tipo que entabla: “Ahora somos carrancistas –está bien –Ahora estamos con mi general Obregón (…) –Ponte al lado del gobierno. –Pero si somos irregulares. Nos consideran rebeldes. –Entonces vete a descansar. –¿Con el vuelo que llevo?”.
Como tilcuatillo de la poesía visual, de esa que no se comparte con los concretos o procesuales pero que tampoco se reduce al espíritu de un caligrama ni al ámbito experimental, considero que el hecho de enseñar y repetir tanto lo que se dice, justo en un punto donde la poesía experimental está naciendo por nuestros empedrados, nos retarda más. Nuestra reunión fue un poblado de faltos todavía de práctica.
¿Guadalajara?¿Cuna cultural? Sí. La gente de nuestras tierras es prometedora, y con el tiempo parece que cumple. El gran problema es que las cunas no se mezclan. Por sus tantos millones de existencias, el terreno de lo multidisciplinario experimental no tiene un lugar. La pintura se mantiene, la narrativa se mantiene, la poesía se mantiene, la foto en sus distintas opciones de revelado, la escultura, el tallado, la litografía, la tipografía, el diseño de moda, decoración, sitios Web, todo se mantiene. Los artistas jaliscienses no nos damos cuenta de que en la búsqueda de empleos somos una misma competencia. ¿No puede ser lo mismo en las artes?
Como crítico, debo aceptar que las observaciones que bailan lejos del campo de la crítica literaria también se pueden utilizar y adaptar a la forma de vida. Aun con eso, la crítica, y especialmente en Guadalajara, debe ser tajante para convencerse de que debe imponerse nuevos límites, aventurar nuestra crítica a los que nos quiten la conveniencia mediocre en que hemos caído.
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