9 de noviembre de 2007
For the sake of entertaiment: The massage.
Nel, no va a ser esta entrada en inglés, y sólo es para romper esa voz tediosa y llena de facetas congeladas. Bien me marcaron que el humor ha caido en este sitio y este lugar me servía para reírme de otros y sus vidas, así que he de dejar mis gestos de amargado y buscar burlarme.
Antes de comenzar, debo decir que eso de burlarme me deja mal parado en la sociedad. Seguramente después me dirán que les cuente de tal o cual entrada como si yo fuera un contador de ideas creadas a morro. Llegar al chiste puede ser certero, pero no es de mi conveniencia. Total que ahora le toca hablar a mi yo de su día.
He tenido Peores momentos en mi vida, señores, Peores con mayúscula porque asó no va la regla. Recuerdo como peores días aquél en que pegué un chicle en un árbol y al recargarme caí víctima del mismo. Días negros como el día en que me confundieron con Ivan Cruz. Días como aquel en que le pusieron chile a mi hot-dog. Días como ése inolvidable en que una picadita de mantequilla y queso se me cayó en los pantalones y además de la quemada la mancha se veía amarillenta y con el mismo patrón que se hace en los niños que se orinan. Total, para no plagiar los peores días de otras personas, El mío se resume en que fui, después de mucho tiempo sin darme gustos de sibarita, a aprovechar un masaje con el mejor quiropráctico de la mejor agencia que los contrata: la Secretaría de Vialidad y Transporte.
Seguramente en esta agencia existe la preocupación por que el estress de sus clientes disminuya y decidieron modificar los amortiguadores del camión para que el asiento duro de la unidad trabaje con una acción vibratoria capáz de destrabar todo nervio anudado. Como sea, debo decir que ese dispositivo para que en los baches veamos nuestra vida en flashazos me asegura que no hay mejor transporte que el Público de Guadalajara
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