21 de noviembre de 2007

Transformación

Yo soy quien soy y no me parezco a naiden
me cuadra el campo y el chíflido de sus aigres
mis compañeros son mis buenos animales
chivos y mulas
y uno que otro viejo buey
Quizá ustedes han de recordar que en una película uno dice al otro: "Look what I have become" o algo parecido. Les acabo de describir todas las películas en las que entra en juego el rol de la doble identidad. Total que el otro se pone entre luces de teatro y mueve los hombros como si tuviera alas, o sacude sus tatuajes, o se estagirita, o ya de plano le baila los ojitos al espectador. Y heles aquí que tenemos algunos actores a los que la sonrisa de malandrín sí les queda y a otros que por más que lo intenten ni siquiera parecen sonreír.
Y esto a mí qué me importa, dirían ustedes, señoras desquehaceradas. La cuestión es algo que involucra a nosotros y a todos en tanto personas(filológicamente, por supuesto), pues nunca dejaremos de hacer uso de distintas máscaras. Mientras uno espera el camión, se pone más derechito o con la facha de inteligente cuando quieren impresionar a alguien; pone cara de valiente cuando espera el camión en un lugar no acostumbrado y la gente alrededor es, además, de desconocida, sospechosa. Ponemos cara de que sabemos lo que compramos cuando estamos en un mercado de chucherías y declaramos que los precios del vendedor son elevados para la calidad del producto. Ser personas y salir en sociedad es fingir las actitudes. Derrideando a Kundera, no hay por qué actuar, por qué crear un puerco metafísico para agarrarle el rabo, o por qué perseguir una gallina imaginaria si no hay nadie viendo. Esos que necesitan del gesehen sein (ser vistos) han terminado por crear un dios que los observa y ante el cual actuar. Para el actual éste dios se convierte en la conciencia ingolpeable, para el náufrago, se le llama Spalding. Es la misma gata, pero algunos la hacen violines...
Hadst thou lived when chivalry
Lifted up her lance on high,
Tell me what thou wouldst have been?
Pero, entonces, seguro ustedes se han de preguntar si el único momento en que actuamos como nosotros mismos es cuando dormimos o cuando comemos en frente de la televisión al ritmo de un ser enajenado. No lo sé, es tan inexacto el hombre que nunca hemos de saber quién actúa y viste o hace como determinada novela o quién no, pues, de nuevo, las preferencias de los seres vivos hoy en día están regidas por una marca. Hoy en día, nadie hace sus propios calzones empezados de lana y terminados de cuero. Las máscaras ya están ahí, a nosotros sólo nos queda posarlas

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