17 de junio de 2008

Despertar

Pienso que Cortázar y su instructivo sobre cantar y llorar y subir y similares se me fue la idea, pero el asunto es que, para eso de la chambeada, uno tendría que hacerse de sus buenas derechas e izquierdas para levantarse más allá de lo temprano que uno acostumbra. Perdón si imito a otros maestros o algo así con la apropiación de discursos que no le tocan al narrador que narra según un lector, pero no hay justicia con el despertar más temprano de lo que uno acostumbra. Uno ya tiene pelos en la almohada y no puede andar con jaladitas de no quiero ir al trabajo, mamá, mis alumnos se burlan de mí porque soy feo y traiba un moco en la nariz cuando dije buenos días. Pero lo peor de esto es que uno se está levantando temprano para buscar empleo, no para ir a uno: ya que uno se asegura de la chamba, todo se acelera y hace más pasadero por el acto de la obligación, o tales son mis esperanzas. Lo que no cuadra en este levantar es cuando uno comienza a estirar las piernas y encuajarrangarse los güesos para después no descuajarrangárselos. Se lanza una patada a la izquierda y otra a la izquierda y otra a la derecha y otra ansina para que se desentuma. Pero en un desvelo anterior uno olvida que movió la cama y la patada a la izquierda hace que a uno le duela el artejo mayor como si lo hubiera usado para romper una piñata labrada en cantera...

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