25 de octubre de 2007

Did you pick it up, sir?

En lugar de hablarles sobre la cercanía de un mar y otras vicisitudes nocturnas, debo hacer notar que a la gente de ahora le gusta ver tres cosas en la pantalla: la sangre, lo indefinido y lo cursi. Esto responde o parece responder a lo que hace falta actualmente en la vida de todo ser humano. En esta ocasión corresponde analizar monológicamente el factor cursi que en el cine y las novelas siempre pareciera sobrar. Antes se le podía calificar de románticas a las palabras "mi alma se va cuando no estás cerca" y similares. Hoy sólo es una parte en la que nuestra puerilidad nos avergüenza y autollamamos cursi. Ya en el cine, podemos ver esta distinción entre romántico y cursi a partir, quizá, de 1978 para adelante, con las tramas en que se toma en cuenta que el espectador de estas películas de romance van a ser mujeres; es decir, los chick's flicks. todo se vuelve lleno de ideas feministas en donde el amor va a la par con el progreso feminista y las historias, por esa misma razón, son aborrecidas por el hombre, por lo menos en la concepción machista. Por otra parte, hay películas para hombres con trama romántica y que a huevo ven los hombres por la idea mal vendida de que sale una mujer que parece haberles enseñado a coger a las mismas diosas. Y ahí estamos de pendejos ante un monitor con una historia mala pero en la que se nos ha prometido humor y alusiones sexuales a partir de estereotipos, chistes de costumbres que se repiten cuantas veces sea necesario. Existen porque dicen que hay gente que los ve de buena gana y por voluntad, pero junto a esta razón puede existir la de que no hay nada en la tele y aparece esa película, ¿o no, moral fiber? Entonces, dado que nos tiene la tele en un estado de "ahora ves una mala historia y te aguantas", el televidente comienza a volverse cursi, ya que incluso en películas de índole detectivesca surge la escena cursi o romántica que, verdaderamente, puede salir sobrando. O díganme, señoras, a quién le importaba que Grissom le escribió a Sara una carta Shakespearescente. Si eso no es cursi, entonces es una obsesión que, dudo, alguien se ponga a ver qué flirteos hay durante toda la serie... bueno, ya lo hicieron... En novelas, puede verse la ausencia de tal cosa en la primera parte de la saga de Ender el Xenocida, mejor conocida como El juego de Ender. ¿O por qué los críticos se empeñan en buscar el amor donde no lo hay? de ahí salen tantas tesis acerca del amor hacia la hermana Valentine que me resulta algo idiota. Mejor dicho, cursi por parte de los críticos que piensan en que el amor debe estar en toda historia y se debe evidenciar como si fuera una enfermedad humana en todas las novelas. Supongo que el dinosaurio de Monterroso estaba enamorado también. Bueno, ya lanzada la piedra, he de ver ahora la repetición de Cómo perder a un hombre en 10 días. Me quedé dormido ayer.

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