14 de febrero de 2007

Deefeños(2)

Total que hay otra anécdota supeditada a la anécdota de vivir seis días con un mismo pantalón. El miércoles, día de mi ponencia, si mal no recuerdo, o quizá un miércoles, si no me falla la memoria, todo iba bien, me la había pasado como ratón del encuentro con excepción de unas cuantas escapadas hacia la biblioteca y unas cuantas ponencias que no parecían tener algo bueno, me había levantado, me metí a bañar, desayuné, creo, huevos revueltos con frijoles negros adentro de una telera y un vaso de leche alpura 2000, cuyo sabor me era desconocido, pero sabe chido. Preparé mi ponencia y salí rumbo a CU, fue la primera vez que no esperé un boletito en la pecera, eso lo recuerdo. Ahora que lo pienso, la anécdota no va a quedar porque la estoy disparatando, así que voy a resumir lo que paso ese día, hasta minutitos después de la ponencia: No pasó nada, di mi ponencia y, cuando se estaba dando una segunda, muy similar a la mía por andar citando a Colón y su forma aperada de la tierra, se dió una evacuación simulacrada, o como se diga, de los auditorios por motivo del temblor del 85 cuya historia me es muy poco familiar. La anécdota, ahora que ya disparaté tanto, es algo estúpida: lavé los calzones y lavé una camisa y dos playeras, que sí se secaron y pudieron ser empacadas, no como los otros dos pantalones. Entonces, al momento de sentarme para dar la ponencia, comencé a anotar algo que hizo que el moderador, cuando lo leyó(a lo mejor era acuariano, o simplemente un chilango chismoso), comenzara a medio reírse: "Una espina de rosa en mis calzones. ///2006". Hablando de los mitos como una búsqueda de un origen, es obvio que, durante la ponencia, estaría yo pensando primero en cómo fue que llegó una espina de rosa a mis calzones y, mejor dicho, cómo era que sabía que lo que me estaba picando en la nalga derecha era una espina de rosa y no un insecto chilango o similar. Ustedes saben que en un momento de lucidez puede pasar que se escriba esa idea para sacarle después un provecho, pero en mi caso tuve que anotar tal cosa porque, avecinándose mi ponencia, debía tener la mente un poco despejada. Total, mi nalga no puede ser omniestética, ni tengo ojos por allá según me ha dicho el espejo.

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