16 de febrero de 2007

Marcando el ganado u Oda a mi playera del ENELL

Quizá ustedes recuerden una playera como ésta, pero bonita porque la vaca era, originalmente, completamente blanca.
El día que decidí llevarla puesta a la escuela, uno de los últimos días, esta blancura todavía estaba presente y, para mi mala suerte, otros dos de mis cercanos también la traían puesta. Tal coincidencia nos hizo sentir como meseros de la cafetería durante un juego de dominó. Hubo una segunda y tercera en fechas familiares y vacacionales donde realmente se podía apreciar una playera que desarrollaba las ganas de una leche de vaca entera. Me dio por cuidar la playera para que durara unos meses y usarla cuando intuyera que nadie más la usaría en ese día o cuando no tuviera ropa limpia. Entonces, de alguna forma, cuidaba que la playera se mantuviera en buen estado, lavándola yo mismo. Por un azar del destino, en la última ocasión que la lavé, al ponerla al derecho noté que se había desgastado la vaca, La leche de vaca entera se había vuelto leche de vaca semidescremada o leche de vaca en polvo. Enojado conmigo mismo, guardé la playera para usarla solamente cuando no tuviera otra playera limpia.
Cabe decir que no es la primera playera chida que arruino. Hace uno o dos años, la playera más nueva que tenía en ese entonces, de color blanco, se estropeó por andar de acomedido moviendo cosas en el patio, entre las cuales debe destacarse un bote de thinner quizá recientemente usado para despinturear una brocha que había sido utilizada en pintura negra.
Hoy, bueno, anoche, cuando arreglaba el caos de un cajón masculino, vi la playera con un poco más de detenimiento.
Podrán observar que esta playera tiene indicios de que el serigrafeado fue tallado con una mano en tres ocasiones o quizá dos, pensé que yo había tenido la culpa de que la vaca se despintara, porque la lavé yo, pero, ahora que observo con detenimiento la playera, puedo observar que lo que está marcado es una mano ajena a la mía.
No es una jalada de CSI o similares, pero aunque la playera ya no puede mejorarse, puedo buscar al culpable y cobrar por indemnización, quizá lo suficiente como para buscar hacer otra...
En fin, dirijan su atención a la ventana y verán a niños que van a la escuela marcados con un uniforme. Dicen que, por si se pierde, el uniforme es una forma de identificarlos y de esa forma se puede ver en las noticias un encabezado como: "Mataron a un niño de la escuela Ciudad María Josefa que se estaba haciendo la pinta". Si le preguntan a una madre de familia, les dirá que el uniforme les ha costado unos quinientos pesos y han gastado más cosas en los útiles escolares.
Mencionaba el esposo de una compañera que él había escuchado que Diseño es una carrera cara, pero que eso dura sólo los primeros semestres, en cambio, los de letras gastan más y por cinco años en lugar de cuatro. No hay mucho por decirles, y sacar una conversación acerca de uniformes no se antojaba. Es cierto que hemos gastado cerca de trescientos pesos en los materiales del semestre y hay más gastos por venir, pero eso es porque muchos nos queremos dar el lujo de comprar los libros en lugar de reproducirlos. De hecho, creo que sólo menciono esto para hacer notar que, lo que no gastamos en manutención de uniformes, lo gastamos en letritas.
Eso de los uniformes es muy similar a las estrellitas de seis picos que vemos en alguna película, de repente, cuando estamos pasando por una escuela a la hora de la salida, con su mundo extraño y ajeno cada niño (no hay tazos, ni canicas, puros gameboys e historias de caricaturas que nunca he visto), se antoja golpearlos por el simple hecho de que todos se ven iguales.


eso es todo.

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