A un padrecito le cagaban los argentinos y durante sus misas solía decir cosas como éstas:
- Y entonces Caín mató a Abel, y dicen que los descendientes de Caín son los argentinos.
- Y Herodes ordenó la Matanza de los Niños y dicen que era argentino.
- Y Pilatos se lavó las manos, igual que los argentinos.
Los argentinos fueron a llorar con el obispo en turno para que él controlara al padre y el obispo le dijo al padrecito: Si usted vuelve a mencionar a los argentinos en su predicación, lo voy a suspender.
El siguiente domingo, el padrecito relató:
En la Última Cena, Jesús dijo: “Uno de ustedes me traicionará” y cuando se quedó mirando a Judas, éste le dijo: “¿Qué pasa che, por qué te la agarrás conmigo?”.
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