31 de mayo de 2011

el despegue. Recuerdo borrado de mi mente:

Mientras abordaba ese gran monstruo, me puse a canturrear, no sé si por el café o por otra razón, una tonadilla que no recordaba muy bien:
Yo soy quien soy y no me parezco a naiden
me cuadra el campo y el chíflido de sus aigres
mis compañeros son mis buenos animales:
chivos y mulas y uno que otro viejo buey
Pero esa alegría del que está por cubrirse del miedo a volar desapareció en cuanto vi en el ala del avión la leyenda: ya lávame. No sé si por eso debía dudar del mantenimiento que le darían al avión, pero esa mexicanada no inspiraba confianza en el desempeño posible del avión. Me acordé de la vez que viajé en barco y noté muchas similitudes en cuanto a dimensiones y probabilidades de vómito, no queda otra que aguantarse, ni modo de brincar y pedir que el avión, ya en retraso, no avanzara hasta que lo lavaran si de por sí se iba a ensuciar de nuevo.

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