El pueblo arandino, léase la comunidad católica residente en tal pueblo, no se congratuló en ver que alguien más se acerca ritualmente a la religión católica, pero los amigos y familiares lo celebramos de acuerdo a la tradición que nos ha dado el tiempo que vivimos en la familia y el ejercicio de la religión bajo palabra o por lo menos con algo que sí podríamos denominar como fe masiva entre algunos. No sé qué es lo que dije, pero ya ando como Santa Teresa en la sexta Morada, así que mejor me detengo.
Lo que es cierto y me dijo el peyote (me refiero a lo que me dijo la lectura de Hícuri de José Vicente Anaya), es que la gente debe vivir más separada porque el tener cosas en común con la vida diaria de más de ochocientos idiotas sí nos daña la mente. Si los católicos viviéramos aislados unos de otros o, como las comunidades musulmanes en México, ocultos y casi clandestinos según dicen algunos, nuestra fe estaría en lo alto y un ritual como el de la primera comunión sería celebrado por todos los que asistieron al momento aunque no los hubieran invitado a la fiesta y se lleve mal con la familia o sólo anden de visita y no vuelvan a ver al primercomuniero en su vida. Se ha perdido el involucramiento del pueblo ante el individuo en esta religión, fueron enseñados a apartar el lugar a sentarse con bastonazos bien esgrimados y encuentro alguna similitud con las personas que en el tianguis llevan una carriola y un chamaco para utilizarlos como un carrito de compras que atascará los caminos y aplastará intencionadamente el pie de una persona distraida. No ataco mi fe así como no me busco definirla, ni para mí ni para los lectores.
Es cierto, quizá muchas de las celebraciones que suceden a mi alrededor han perdido todo lo religioso y han tomado un sentido más social, donde importa más que el vecino observe que nuestros hijos se confiesan, rezan rosarios y no se persignan como azogados o como niños que están aprendiendo a comer y se manchan la cara; casi, como en aquel juego al que soy adicto (Black And White), como si la fe fuera un número y el que tenga el más grande es el ganador. Pareciera que esa religión, a como se practica, fue eregida en un sistema de competencias.
Entonces, aquí va otro desvío del viaje complementado con otro recuerdo algo anterior: el día en que mi primo le preguntó a mi harmano si quería ser su padrino de primera comunión. A lo que voy es que una de mis primas dijo que, cuando fuera su ocasión quiere que su primo Manuel, o sea, el escritor de este blog, sea su padrino. Yo sólo sonreí porque le toca a su familia decirle que, por un rezago del machismo en la religión católica, las primercomunionistas deben tener madrina y no un padrino.
Pero, nuevamente, si tomara esto del papel del padrino, llegué a preguntarme si en verdad sería un buen padrino. Es decir, aunque actuamente eso del padrino resulta en la mayoría de los casos que he presenciado conseguir a la persona que logrará la mejor fiesta del barrio, si me toca eso de la enseñanza de la religión a otra persona, yo que estoy consciente de que desconozco el origen y objetivo de muchas de las cosas que hago y se enmarcan en la religión, a la par que como ando en el estudio de la literatura, seré un mal maestro.
Yo, el tipo capaz de gritar un "Mexicanos Viva mis calzones" y haber mencionado en alguna ocasióm que el padre, mientras está bendiciendo los artilugios de la consagración y coloca las cosas en su debido lugar, parece como si jugara Solitario, hacerla de padrino.
Como dicen los que no quieren saber mucho de la administración a la usanza de la Roma Antigua: "Al pueblo pan y al circo vino". Digo, no pasa de que el pan sea de esos de ahorcaperros y nadie lo quiera o que emborrachen a un león o a un caballo, pero no me logro imaginar como un padrino.
la nueva visita de apretadita faning la hizo yoni
ResponderBorrarjajajajaja
si sirve
cuidese