1 de julio de 2007

¿Uno más uno igual a queso babas?

Sé que la siguiente información es un arma de dos filos porque lo último que quisiera alguien como yo es que una ponencia abarque más de 15 minutos y la investigación hecha sólo resultó como una selección dizque justificada de los albures. Es cierto, en algunas ocasiones es divertido observar cómo discuten dos personas reconocidas por sus tendencias a aprovecharse del factor de la homosexualidad socialmente aceptada. Desde un Polo-Polo que dice: "Tú la metes y es igual", hasta un "saco, sambuto, retaco" de Trino; incluyamos a esto el acostumbrado "le gusta el arroz con popote". Visto desde un sentido más cercano a la lógica, ahora que he comenzado con ese libro de Irving M. Copi que todavía tiene en su título la horripilante palabra de introducción, puedo notar que el albur no es mexicano o solamente algo que caracteriza al idioma español, sino un simple razonamiento en cuya conclusión existe una verdad a la que se debe validar y responder conforme a las reglas. El juego sexual, o mejor dicho, el humor que involucra en el acto partes tan occidentalmente erógenas como las glándulas gónadas y mamarias, no es único de nuestro país, pero la forma en que lo ejercemos en tanto pueblo sí lo es. Unido al sentimiento de ridiculez que causa el acto sexual, están las señales de afecto, desde el beso que causa el grito de la U en la primaria hasta el placer que causa ser cómplices de lo que sucedió en determinada fiesta. Dicen muchos que el albur se está extinguiendo, pero lo que verdaderamente sucede es que la sociedad está cambiando por distintos factores, ya que por lo menos en la población promedio o ideal de México, el machismo es lo que se intenta evaporar en este charco social. Esto implica que la diversión que causaba antes el albur, manejado en tanto acertijos y confusiones de hombre a hombre, vaya tomando una forma distinta de "leyes" en la que se comienza a incluir el albur de mujer a mujer y de hombre a mujer y mujer a hombre, desde un espolvorear el biscocho hasta un jugar al alambrito, eso se nutre, pero ha modificado un principio del albur. Me aventuraría a afirmar que la causa del problema en estos juegos léxicos es el choque entre la conciencia infantil y la conciencia del ciclo de la reproducción. Junto a esto, tenemos todo eso de las conquistas, rebeliones, independencias, tranzas, palizas, invasiones, complots, sistemas de gobierno que nos han moldeado como a los soldaditos de juguete, lástima que ya haya tanto defectuoso; no en el sentido del DF (maldita traición lingüística), sino tantos que no completamos un mismo molde. De esto de los moldes, es otra característica la formación del humor en grupitos sociales, pues aunque no he realizado un trabajo de campo que se pueda documentar al respecto, la gente denominada por mi pueblo como danup (fresas, aunque ya sacaron el sabor durazno) tiene como característica esas cosas verbales como Trágame tierra, Cero que ver, cómprate un centro comercial y piérdete, cómprate un taco y cómetelo o ve a telcel y cómprate un amigo, supongo que hay gente que puede atacar a los danup que generalmente visten de color negro como cuervos o muertos, y también tenemos la tradición ya olvidada de adivinanzas con un sentido relacionado al humor sexual, como la del mango:
Le bajas el calzón y chupas lo de adentro.
Todo esto sin obviar los chistes locales y derrideos que en cada grupito se han formado, como el inolvidable cómete un taco y cómpratelo y el primordial "preferiría no hacerlo por atrás". Cada grupo, así como desarrolla su humor, desarrolla sus propios métodos, leyes y guías de albureo, donde también se pone en juego la paranoia de cada quién, vini, vidi, rici. Sí, con excepción del video, no he atacado a los otros lenguajes y hablado de su forma de ver esto del humor, más allá de decir que es algo distinto. El humor no es universal, sino algo individual, desde ver que un mexicano entendería con risa si dijeran un You are stretching it too long, tenemos que la salchicha y la expresión If you know what I mean, están en esa cultura, sin obviar la también participación de cosas como Suck my rocks, nutcracker, cleanning the rifle, roping the pony, walking the dog o mastering the chief. Unido a esto, hay muchas escenas del cine en las que se ven otras formas humorales. Desde la distancia en el trato, que aumenta o disminuye de acuerdo al pueblo, hasta la forma de actuar, todo define el humor en una cultura. De otros lugares, como japón, no sé mucho por decir, mas se presentan en el anime algunas cosas que tienen que ver con ese tipo de encuentros, como el Maestro Roshi en Dragon ball y la inocencia de Goku en algunas escenas. No sé japonés y por eso no tengo idea, pero con eso del surimi y el sushi que, occidentalmente son signos fálicos, algo debe haber en el lenguaje y que, pese a lo directo que dicen que es la forma de trato, se nos pierde en la traducción. El resto de lo que he visto en anime es más ecchi y en estos momentos no recuerdo alguna escena de humor, aunque se dan algunas clásicas como el descubrir que hay un hombre chaparrito espiando en el baño. Del francés no tengo aún alguna cosa por destacar, pero dado que nos enseñan a distinguir la pronunciación de palabras como bite y vite desde los primeros días, debe haber algo (o si no los conflictos entre lenguas nos lo hacen ver tarde o temprano, como el anuncio de la hamburguesa Burger Bite). Como conclusión, porque ya me enfadé de escribir y ventanear y me medo siento como algún ponente acerca del albur, ahí le dejo, creo que eso de que el albur es único en nuestro país y nos caracteriza es una soberana mentira que nos hacen creer para sentirnos superiores ante el extranjero. Ellos también lo tienen y nosotros tampoco los entendemos. Probablemente solo nuestra picardía es la que nos hace hablar al respecto, pero los otros simplemente lo llaman un chiste malo o para gente grande. No importa, yo seguiré hablando igual. Ahora que, si veo que alguien usa estas reflexiones en algún congreso, encuentro, coloquio, foro, jornada, ensayo, más le vale haber hecho bien su investigación, aunque por otro lado qué flojera tacharlo de plagio y qué tristeza que tengan que zopilotear por hacer un ensayito. Arriba México. Si es de otros países, sé que no es único lo del plagio en los mexicanos, pero con eso de la conciencia nacional, si un argentino quiere problamarse el siguiente Borges tomando mis reflexiones, ya no es mi problema.

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