7 de enero de 2008

de discriminación

En serio, no es que no entienda los chistes o que denomine al chistero como un pendejo a través de mi mirada, ni que haya perdido el sentido del humor por culpa del niño de la cama de piedra... ¡Ay, corazón por qué no me amas!. Pero reir es considerado por mi ente como una ofensa.

Sí, gustamos de hacer chistes de gallegos, de yucatecos, de inditos, de costeños, de taxistas, de vecinos, de electricistas, de personas que no saben inglés, de personas que no saben contar bien un chiste, de gente cursi, de gente pseudointelectual, de los de otra religión, de los de otra nacionalidad, de los que toman cerveza, de los que tienen auto, e incluso de nosotros mismos; pero la pregunta que hoy les mando a los demás es ¿por qué la risa conlleva siempre una discriminación?
must be a devil between us, hey!
must be a devil between us, hey!
must be a devil between us, hey!
must be a devil between us, hey!
must be a devil between us, hey!
must be a devil between us, hey!
must be a devil between us, hey!
must be a devil between us, hey! (adivine cómo se llama la canción de Diplo)
Es cierto completamente que todo cuanto hacemos en nuestra vida siempre es una discriminación, ni siquiera buscar la sandalia perdida abajo de la cama se salva de esta diferencia; por esto mismo es que nadie nota que una persona con seriedad en la cara no sonríe por respeto a los otros. sólo aquél que no ríe es el que respeta las diferencias de otros.
Y sí, esto señala la excepción de que quien no ríe sigue marcando una diferencia donde discrimina a los que sí lo hacen, pero ése ya no es mi problema

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