27 de enero de 2008

isopropanol tensoactivo

La vida es un compuesto químico que nadie se interesa por desmantelar. El recorte de intelecto no sé a qué se debe, Muchos dicen que es porque la mujer, en su naturaleza de sed de interés y conocimientos, misma que está siendo desarrollada en exceso por la moderna sociedad, nos lo bebe como si fuera un licor exquisito. El problema es que después, al igual que el vino en el cuerpo humano, el conocimiento se convierte en urea y nomás no produce conocimiento alguno, es expulsado del cuerpo sin dejar rastros mayores. Entonces, he de revisar un enunciado que hizo otra persona a partir de las experiencias de un artista: el trabajo y las mujeres no se llevan, pues los dos demandan tiempo y ninguno de los dos quedan a gusto, a no ser que el trabajo sea hacerla de gigolo. Vaya reflexión. Es tanto el tiempo que se pierde hablando con la gente que comienzo a comprender a los ascetas y a todos esos que se van a retiros espirituales, pues pareciera que, efectivamente, la humanidad está condenada a perecer por aquella cualidad que le diferencia de los animales. Digo esto porque el estar metido en las vicisitudes y requisitos de una sociedad impiden que el artista funcione como ente creativo y adopte más una faceta pasiva. Por otra parte, el estar dizque ocupado con las cositas de la sociedad hacen que uno se identifique con el pueblo y el público se identifica con el artista, por eso si uno se separa de un público está la bifurcación del que se ajusta y el que no se ajusta. Es decir, el compromiso de realizar un trabajo con ideas creativas o rediseñadas en su defecto parece en muchos casos una prioridad que afecta una vida entera o, por el contrario, un algo que es tan frágil y delgado que el roce de la vida cotidiana puede convertirse en el trato más cruel de un payaso o de un verdugo impío. Pero por hoy sólo he de preocuparme por limpiar mis lentes

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