11 de enero de 2008

En defensa de los que no se saben defender

Hay ocasiones en las que uno dice: "tanto que atacan a estos pendejos y ellos que no ven ningún argumento a su favor", y por tanto uno siente la necesidad de ayudarles o brindar algunas ideas para que su discusión sea más limpia o por lo menos que levante un poco la mirada de los que ni siquiera saben por qué siguen una tendencia. No, no serán los darkigóticoforenses, pues ellos no tienen una verdadera solución; serán defendidos los pertenecientes a otras razas algo peores, para que no tenga sentido el célebre lasciati ogni speranza voi che rigetoniate. Ya, pues, estando yo a un cuarto del viaje de nuestra vida en una silva non nera ma non pulcra porque ya muchos burros comeolotes han borrado todo camino, buscaba mejores aguas en el arte de la rima cuando de la nada me llega algo que se pronunzia parecido al rigatoni, que en lugar de una pasta ensaladera es una canzione muy marrana de nuestros días. Para los que no me entiendan todavía, hablo del reguetón. Bola de indios istronzos. De no ser porque me dicen que eso es malo pero no malo como la televisión, total que ellos piensan pestes de una música que, si bien no merece mi respeto, sí ha de merecer mi defensa aunque mi apellido no sea Contreras.
Udendo rigetoniete, amanti, poi che piange amore
Para ser justos, la música siempre ha sido un arte, por lo menos aquél que paga unos cursos para que el mocoso se vuelva un fértil terreno de multimusicales manejos de instrumentos. En este sentido, yo, al igual que el pueblo, estoy lejos de este mundo de apreciación bachteriana y volkswagneriana, estoy más cerca de lo que me pongan en el radio o en la tele, onde tutti li nostri pensieri parlan d'amori stupidos. Por lo tanto, es común que, mezclado con el pueblo, elija sus preferencias de vez en cuando. Pero luego este pueblo me ha mostrado que según eso escuchar a Cri-cri durante edades adultas es malo y que también lo es no lavarse las manos y, lo que se supone no debo tolerar, escuchar malas palabras y apoyarlas también lo es. Si bien yo estoy en contra como otros pensadores del término contracultura, esto se rige por el quererserdiferentes que gobierna nuestra mente hasta el punto de volvernos unos ribelli asqueados de cantar la de Mi gustas mucho, me piaches mucho tú, tarde o temprano... o la de Lindo pescadito... Dicho todo esto y denunciando el espíritu de rebelión, después les hablare del reggatoni

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