24 de septiembre de 2007

Reprenons du départ

Miren a la ardilla esconderse del lobo, del águila. La televisión no los mata por satisfacer nuestro morbo, pero sí graba el momento en que un error por parte de una cebra o un ave le cuesta la vida.
Personne n’a dit qu’ce s’rait facile Mais jamais on a cru que ce serait si dur Reprenons du départ
Pensar en el pasado es como pensar que podemos tomar una canción triste y mejorarla. Es como pensar que se puede volver atrás y cambiarlo a nuestra voluntad. Es pensar que no se puede vivir en el presente a partir de ese error, que todo se vuelve imposible porque vemos que no se puede evitar lo ya predicho y el golpe viene. Es el remordimiemto del niño que cruza los dedos antes de dormir porque es consciente de que no hizo la tarea para mañana. Y a pesar de todos estos choques de conciencia, ahí seguimos, reinventando a nuestro modo el pasado, obedeciendo el ritmo de una memoria tan infiel como la gravedad, con el pensamiento recargado en el instante del golpe inesquivable y la improvisación toma lugar después de éste, tal como dicen que sucede siempre con los animales que dificultan el aprendizaje a partir de la experiencia. ¿Sólo para darle cabida a miles de suposiciones en tiempo pasado? ¿Para regañar a alguien y decirle que hubiera preguntado por una segunda opción? Ya, en serio, ¿de qué nos sirve el derecho natural a equivocarnos y no morir después?

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