29 de junio de 2007

¿determinismo social?

Me suena la palabra, pero qué palabras no le han de sonar a alguien que tiene la filología y la literatura como un placer. Un saludo a quien conozco más por referencias, vistas y díceres que por experiencia propia. Ignorante yo y, para no decir algo así como que no voy a contestar los distintos comentarios por estar de vacaciones, primeramente digo: no sé, pero lo voy a investigar antes de inferir que es un ataque o un halago. Es decir, si eso es lo que hago, es bueno saber que tiene un nombre tan ajeno. En fin... Gracias muchas por los comentarios, es bueno saber que no estoy escribiendo en vano. Por cierto, escuché una de esas cosas de apodos en estos días, como esos de: comal, porque sólo sirve para calentar gordas; camarón, porque le quitas la cabeza y todo lo demás está bien bueno; el de vista pornográfica, porque se quita los lentes y ve puro pito; o el jocoque, que nomás fue hecho para no tirar la leche. Sé que seguramente haya otros lugares en donde encuentren estas cosas, pero lo que me importa es dar a conocer la chilangada que llegó a mis oídos:
A ella le dicen la guajolota porque tiene un tamal en medio.
No sé si el tamal represente algo atravesable como en otras formas del discurso, es decir, que todas las mujeres son unas guajolotas o se refiere a que esa mujer es realmente un hombre. Con esto sólo puedo concluir que el mundo marlboro-BrokebackMountain se queda corto en comparación al mundo de los albures. En fin, para mis jaliscófonos, les informo que guajolota es el nombre que se le da a la torta de tamal, alimento que no se vende en nuestras calles porque acá no se acostumbra la telera sino el bolillo y el sabor de una buena telera sí vuelve realmente antojable la torta de tamal. Por cierto, si alguien sabe cómo se escribe el nombre del bolillo "[fléi mán] (¿Y los amos del universo?)". Hágamelo saber. Ahora, aprovecho esto del determinismo, que no sé qué es todavía, para reflexionar sobre la forma en que he escrito desde aquellas memorias zacatecanas que están por complementarse con la película hasta estos días. siento que han cambiado las cosas, no tanto en lo que respecta a madurez teórica, pues sigo siendo un niño que juega con vaquitas y canciones sacadas del shuffle del winamp. Y cambios formales? es posible, pero tal como lo he dicho, no estoy en este mundo para hacer maquetitas y casas y goteras en el topos uranos, sino para ayudarle a otros a que lo hagan. Digo, así se funda más rápido una institución de mexicanos que cuentan cómo ya merito tocaron un ángel o se echaron por la deriva a ver qué los detenía de la misma forma en que alguien nos habla de la guerra civil o su participación en la cristiada o de cómo una vez atraparon un pez grande. siento venir un pedazo de canción de Cat Stevens:
Its not time to make a change, Just relax, take it easy. Youre still young, thats your fault, Theres so much you have to know.
En fin, en estas vacaciones leo por placer y por una obligación conmigo mismo, pero es algo que se vuelve difícil con los partidos de fútbol y mis pausas para escribir. ya le tocará a otros juzgar el resultado de un proceso que nunca se ve.

26 de junio de 2007

El del buen ejemplo no vino?

El pueblo arandino, léase la comunidad católica residente en tal pueblo, no se congratuló en ver que alguien más se acerca ritualmente a la religión católica, pero los amigos y familiares lo celebramos de acuerdo a la tradición que nos ha dado el tiempo que vivimos en la familia y el ejercicio de la religión bajo palabra o por lo menos con algo que sí podríamos denominar como fe masiva entre algunos. No sé qué es lo que dije, pero ya ando como Santa Teresa en la sexta Morada, así que mejor me detengo.
Lo que es cierto y me dijo el peyote (me refiero a lo que me dijo la lectura de Hícuri de José Vicente Anaya), es que la gente debe vivir más separada porque el tener cosas en común con la vida diaria de más de ochocientos idiotas sí nos daña la mente. Si los católicos viviéramos aislados unos de otros o, como las comunidades musulmanes en México, ocultos y casi clandestinos según dicen algunos, nuestra fe estaría en lo alto y un ritual como el de la primera comunión sería celebrado por todos los que asistieron al momento aunque no los hubieran invitado a la fiesta y se lleve mal con la familia o sólo anden de visita y no vuelvan a ver al primercomuniero en su vida. Se ha perdido el involucramiento del pueblo ante el individuo en esta religión, fueron enseñados a apartar el lugar a sentarse con bastonazos bien esgrimados y encuentro alguna similitud con las personas que en el tianguis llevan una carriola y un chamaco para utilizarlos como un carrito de compras que atascará los caminos y aplastará intencionadamente el pie de una persona distraida. No ataco mi fe así como no me busco definirla, ni para mí ni para los lectores.
Es cierto, quizá muchas de las celebraciones que suceden a mi alrededor han perdido todo lo religioso y han tomado un sentido más social, donde importa más que el vecino observe que nuestros hijos se confiesan, rezan rosarios y no se persignan como azogados o como niños que están aprendiendo a comer y se manchan la cara; casi, como en aquel juego al que soy adicto (Black And White), como si la fe fuera un número y el que tenga el más grande es el ganador. Pareciera que esa religión, a como se practica, fue eregida en un sistema de competencias.
Entonces, aquí va otro desvío del viaje complementado con otro recuerdo algo anterior: el día en que mi primo le preguntó a mi harmano si quería ser su padrino de primera comunión. A lo que voy es que una de mis primas dijo que, cuando fuera su ocasión quiere que su primo Manuel, o sea, el escritor de este blog, sea su padrino. Yo sólo sonreí porque le toca a su familia decirle que, por un rezago del machismo en la religión católica, las primercomunionistas deben tener madrina y no un padrino.
Pero, nuevamente, si tomara esto del papel del padrino, llegué a preguntarme si en verdad sería un buen padrino. Es decir, aunque actuamente eso del padrino resulta en la mayoría de los casos que he presenciado conseguir a la persona que logrará la mejor fiesta del barrio, si me toca eso de la enseñanza de la religión a otra persona, yo que estoy consciente de que desconozco el origen y objetivo de muchas de las cosas que hago y se enmarcan en la religión, a la par que como ando en el estudio de la literatura, seré un mal maestro.
Yo, el tipo capaz de gritar un "Mexicanos Viva mis calzones" y haber mencionado en alguna ocasióm que el padre, mientras está bendiciendo los artilugios de la consagración y coloca las cosas en su debido lugar, parece como si jugara Solitario, hacerla de padrino.
Como dicen los que no quieren saber mucho de la administración a la usanza de la Roma Antigua: "Al pueblo pan y al circo vino". Digo, no pasa de que el pan sea de esos de ahorcaperros y nadie lo quiera o que emborrachen a un león o a un caballo, pero no me logro imaginar como un padrino.

25 de junio de 2007

Del desayuno, qué?

Los recuerdos sobre la ciudad de Arandas, o el pueblo, o lo que sea que es Arandas, comienzan a desvanecerse. Todo gira alrededor de la espera y los últimos detalles que deben arreglarse para que la primera comunión se lleve a cabo, como entregar el comprobante de que mi hermano ha hecho las pláticas para padrinos en Guadalajara, documento que le dio a mi hermano el título de madrina por error de la notaría. El primo con un traje medianamente blanco, quizá era de un color hueso o similar, mi hermano de traje azul y el padre vistiendo de verde.
Lo que se puede destacar de Arandas es que la celebración de la misa varía, y mucho en cada lugar, la recolección de la limosna es tardada porque las que la recogen viajan de asiento en asiento y no de banca en banca. Levantarse de su lugar significa ceder asiento a los que están esperando tomarlo, lo que me identificó como extranjero porque no fui como avorazado a tomar el lugar que me correspondía y un señor me dio un bastonazo a la salida porque andaba apartando su lugar. El tráfico de gente fue variado y, bueno, hablar de la arquitectura de esa catedral sería arrinarles la sorpresa. No es que ahí haya una reproducción tallada en oro de mí en pelotas y colgado del techo con los mismo movimientos del péndulo de foucault, pues eso reafirmaría mucha fe perdida sobre todo por los que trabajan en los circos, pero puedo creer que la profesión del ejercicio dominical católico tiene que ver mucho con la enormidad del templo.
Cadetes de la Naval, marchemos por la senda de la gloria,
Cantando un himno al mar, luchemos por la Patria y la victoria
Y hago aquí un corte para recordar que los mexicanos tenemos un delirio de gigantomanía, pues mientras algo es más grande es mejor, desde un hueso en el plato de comida hasta, como sobreexplicación, las ciudades universitarias, como quien dice, mientras más se vea de lejos, es mejor; aunque puede diferir mucho un conductor de auto compacto que sufre con los topes grandes, pero para todo hay quejas. Para reafirmar lo dicho, en Arandas hay una campanota que, supongo, tuvimos (en tanto conciencia histórica) que bajar del templo porque no le medimos bien el tamaño y el soporte. ¿Qué tan seguido nos suceden tales cosas por culpa de la búsqueda de magnanimidad? Por fortuna, la cultura de la micromanía, ésa donde los celulares y aspiradoras portátiles y en la que un número inferior, digamos, en talla de pantalones y camisas y anillos y collares y otras cosas, es lo que da prestigio, se va filtrando a nuestros huesos, pues hemos visto los templos que tienen bocinas en lugar de campanas.

23 de junio de 2007

Alimentación.

Esto ya no tiene mucho que ver con el viaje, sino con unas reflexiones que debo hacer respecto a la cocina de mi familia, es decir, cocina mexicana. Se supone que la gula, esa actividad que dicen que engendra pecado en la religión católica, consiste en comer y beber más de lo que el cuerpo puede procesar, lo que es una cantidad ambigua porque el gasto energético varía incluso en la rutina y se procesa más si se respira mejor y no es lo mismo hartarse de pancita de res y caldo que hartarse con pozole. En fin, hasta las personas delgadas se aflojan el cinturón como señal de una buena comida. La costumbre mexicana, entonces, dista mucho del querer diferenciar los sabores como un chef profesional de esos que salen en la tele poniendo yemas de huevo adentro de un pan salado junto con cositas exóticas como moco de cerdo, hojitas de laurel y una pizca de pasta de dientes para darle textura y frescura. Sólo hay algunas cosas que sabe diferenciar un mexicano promedio y son las cosas que se ven a primera vista y las especias más usuales, como crema, queso, orégano, vinagre, canela, fanta y, obviamente, el chile. Sí, estoy poniendo muy en alto la figura del mexicano promedio, así que debo redondear el término a decir: cualquier mexicano que sabe cocinar, pues el mexicano promedio solamente come hasta hartarse o, en su defecto, hasta terminar todo lo que hay en el plato, sin hacer miras hacia la innovación o la imitación de un platillo. Nuestra cocina se caracteriza por la gula, es decir, el chiste de ponerse a comer es llenar el estómago sin reparar en el paladar y otras cosas; la creatividad occidental de los platillos en cuanto a presentación y combinación de sabores nos vale un reverendo chile, por lo menos a los que fuimos criados con comida mexicana y experimentos fallidos de la cocina extranjera. Lo mexicano está diseñado para hacernos gordos llenitos, aguantadores y corriosos; gorditos que pueden inspirar respeto. La comida extranjera, como las hamburguesas, los hot dogs y otras margaritas, también nos hacen gordos, pero de esos que piden ser golpeados. Pues si seguimos con eso de que los mexicanos somos glotones cuando los médicos no nos han detectado cosas como hipertensión, diabetes y otras fallitas, todos éstos son pecadores de gula por el simple hecho de que no sabemos de cantidades y estamos condenados a andar sufriendo como flacos en el lugar de los muertos. Por eso, como dijo algún estudioso mexicano de la vida: "a ser glotones sin preocuparnos de la línea, que en la otra vida ya seremos flacos". Qué bonito pensar en la otra vida como un lugar donde lo que vamos a sufrir es para corregirnos, como un spa de los que nunca he visitado. Con razon hay tanto católico...

22 de junio de 2007

Mole de panza para la panza revuelta.

No sé si lo había mencionado o no, pero de todas maneras es mi deber decirle al lector que mi madre, ser lleno de bondad y maldad y vicios y virtudes como las tiene cualquier dios y cualquier ser humano, gusta de llevar siempre algo con qué llenar el estómago, ya que forma parte de aquellos seres que, por haber impuesto una rutina de reloj y cucharas a su vida, no se puede malpasar.
Si busca algo sobre preparación de mole de panza, dé click aquí

 En esta ocasión, entre lo primero que nos dijo fue que alcanzó a hacer tres sándwich y una torta con las cosas sobrantes del refrigerador. Ni siquiera eran las siete cuando preguntó si alguien quería un sandwich, lo que, para quien estudia por su parte un poco de pragmática, significa:
  • ya hace hambre.
  • coman, traigo sándwiches.
  • La torta es para mí
  • no quiero comer sola
Y estas características abundan en las personas que gustan de comer:
Tienen hambre de acuerdo a un reloj, ya sea biológico o mecánico. en el caso de mi mamá, es un reloj mecánico, pues si le atrasáramos su reloj tendría hambre más tarde, pero dejamos de hacerle esa broma hace ya unos tres años.
Siempre buscan la disponibilidad de la comida, es decir, llevan lonche y conocen los lugares en donde sirven buenos platillos. O en su defecto van señalando los letreros de la carretera donde dice birria a cien metros o tamales de elote, incluso los que dicen veta de mangos barranqueños le llaman la atención aun cuando se viaja por un lugar al que llaman valle y no barranca.
La comodidad y el disfrute propio antes que el de los otros es importante también, pues en las casas donde tienen acceso de confianza a la cocina (Lo que para ellos es como un pase VIP) gustan de visitar las ollas antes de que la comida se sirva en los platos y elegir determinados huesos y trozos de carne. En este viaje, sé que a mi mamá no le gustan los sándwich y estoy completamente seguro del preparado especial que habitaba en esa torta, preparada para la gente que no gusta del pan de caja.
Finalmente, está el hecho de que han aceptado que la comida es un acto social en el que se va a compartir por lo menos una discusión con otra persona. Desde un café o un helado hasta una parrillada, la comida, para ellos, ha adquirido un valor social, lo más triste para mi mamá es tener que comer sola.
En fin, nadie quiso comer un sándwich y mi mamá no se pudo comer su torta. Aunque traía algo de hambre, mi infancia me impidió decir que sí quería un sándwich, ya que sucedió algo que no me permite comer adentro de un automóvil. En fin, cuando llegamos a la casa de mis tíos, mi mamá insistió en la invitación a comer sándwiches y mi tía le recomendó que mejor fuera a la menudería cercana. quién diría que a mi mamá se le quitaron las ganas de la torta por comer un menudo. Yo quise ir también para ver si existía alguna diferencia entre el menudo de Arandas y el de Guadalajara, o por lo menos si cambiaba el nombre de algún ingrediente o la forma de comerlo...
Metida en su casita con su gorra y delantal
estaba doña zorra ocupada en remendar
pero su teléfono no deja de llamar
y corre al audífono para preguntar:
Por cierto, estoy de vacaciones, leyendo al fin por gusto y como más o menos se debe, así que eso ha disminuido mi número de entradas en esto, casi no prendo la computadora, pues no tengo ahora tarea o descargas por hacer, ahí una disculpa a los que no se pueden separar de internet y necesitan de mi actualización y mis palabras de sabiduría y diversión.
por cierto, buscadores, ¿a qué se refieren con "las apretaditas de fanning"? ¿tiene que ver con Mascota Fanning, y ¿qué sustantivo lleva el adjetivo "apretaditas"?¿o ese ya es un sustantivo y en una sociedad ya se sabe a qué nos referimos y nada tiene que ver con el verbo apretar?¿fanning tiene que ver con fan (de admirador o de ventilador)? bueno, ojalá tengan éxito en su búsqueda, porque la verdad que no sé qué es lo que esperan al poner la palabra "apretadita", quizá quieran ver a mujeres literalmente atrapadas encima de una cama por el efecto de apretar una sábana fuertemente. suerte tengan... No me hablen de dulces cuando estoy tan amargado

16 de junio de 2007

Al fin...

Después de salir por una caseta errónea , regresarnos y calmar la histeria que causa un error de tal vuelo en la mente materna que piensa siempre en la posibilidad de ser considerados impuntuales e irresponsables, volvimos a entrar a la caseta después de preguntarle direcciones a un señor montado en burro, un gurú (¿o burrú?) de las higways...
I think my baby loves me
she knows this highway too
when she needs to ramble
nothing else there would do
(What do you think, Cholita?)

¿Qué te parece, cholita?
¿Qué te parece?
¿Qué te parece, cholita?
¿Qué te parece?
La música del automóvil no tiene nada en relación con la canción que acabo de poner, pero, como ya no recuerdo de qué trataban las canciones pop y reguetoneras que sonaron por casi dos horas y media, pongo esa letra de la canción ¿qué te parece Cholita? de Charlie Musselwhite y el Cuarteto Patria. Seguí tomando fotos e investigando las otras funciones de mi cámara de celular, que no tienen mucho de presumibles.
Antes de entrar al territorio vi un señalamiento que decía Arandas originalmente, pero que alguien había adulterado (extraña palabra para hablar del viaje hacia una de las ciudades-pueblos que son famosas por sus compañías de tequila) el letrero de forma que todos pudieran leer la palabra PARRANDAS. Hubo después un poco de topes en un pueblo anterior llamado algo así como Capilla de la Santa Señora del Chapopote o algo menos lúdico; sólo recuerdo los topes, si eso me condena, ya qué.
Llegamos a ese lugar por la avenida principal o, por lo menos, por la avenida que lleva al templo. Pero antes sucedió un evento que nomás nombro porque, como ya se lo he contado hasta a Cervantes, no veo por qué no contárselo a todos los que lo desconozcan, aunque me salga del tema principal.
Sé que muchas de las generaciones que me preceden tienen un problema de entendimiento con la tecnología, algunas pudieron descifrar el uso del teléfono después de que despidieron a las señoritas "Calixta la telefonista" y sus voces de chicle (¿y yo por qué sé de eso?), ahora se debían aprender números y hacerlos girar en un disco, y de ahí al tablero de calculadora... hubiera sido genial que hicieran calculadoras de disquito, digo yo que así a todos les daría flojera usarlas y desarrollarían sus habilidades matemáticas con más ánimo.
El chiste es que, si bien muchas personas saben usar un celular, está la generación que no jugó ni siquiera al atari y se le dificulta aprender a mover las flechitas y otras cosas en un área tan abstracta, hermética y limitada como la pantallita de un celular, entre ellas, mi madre, quien marcó a si hijo Manuel que iba en el mismo auto que ella en lugar de marcarle a su hermano Manuel que era con quien íbamos. Así las cosas, me sorprendieron varias cosas del lugar, como que ya tienen semáforos y generalmente respetan el uno y uno en el tráfico, pero eso debe ir ya en otra entrada

15 de junio de 2007

Ya me acordé...

Sí, recuerdo que el camino fue verdaderamente aburrido, estaba medio oscuro y veníamos escuchando las canciones que la novia de mi hermano había seleccionado. Muchas que quizá había escuchado anteriormente pero desconocia tanto la letra como el nombre. Y entre ésas estaba la que nos dijo una maestra que le dijeron unos alumnos que decía:

Hay una cosa que yo no te he dicho aún
que mis problemas sabes que se llaman tú
sólo por eso tú me besas en el duro
para sentirme un poquito más seguro
Pues yo seguí ahí, con el juego, idiota o de niño con juguete nuevo, de sacar fotos del camino, de ver los sembradíos de magueyes y los vacales que vagan por ahí, con bultos que asemejan vacas echadas.
Y me detenía en cada momento pensando que no me convierto en sal al voltear hacia atrás porque no soy mujer o porque simplemente mi ciudad guadalajarita, que le ha puesto luces de disco a la zona cercana a la Catedral, casi una nueva Gomorra por artes de la iglesia y del gobierno, no merece ser destruida todavía porque entre todo ese corral de ganado hay algunos que regatearon a Dios nuevamente. En las pendejadas que se pone a pensar uno cuando viaja...
Cierto, el viaje, cuando no se canta, se vuelve monótono, soporífero, tan entretenido como leer por siete horas el mismo letrerito: NO FUMAR, que alterna con el de VELOCIDAD MÁXIMA 75 KMPH. Pero ahora es un poco distinto, no es de noche y atravesamos sembradíos y otras cosas de las que ya había olvidado sus movimientos y su aroma casi dulce; quise abrir la ventana pero los del auto me dijeron que la cerrara porque tenían frío. Sólo pude tener unos minutos de aire menos contaminado...
...y te me vas de esta historia entre tus dedos

Y de ahí vino la duda del gerundio, que dicen que indica pobreza mental cuando no se sabe utilizar, que hay que saber usarlo, pero a mí me gusta eso en mis escritos, el delirio que se permite el idiota cuando debe hablar seriamente. Y si en este sitio revisara cada gerundio, ¿qué sucedería, qué regla es la que sigo? Lo seguiré usando a ver cuándo me lo explica alguien bondadoso "defendiendo" los derechos y obligaciones gramaticales de la langue:
Perdí el tiempo de ahí a un rato viendo las distintas facetas de la carretera, perdiendo la memoria en cada señal de tráfico, como si fueran una flor infernal de la que tenga que recordar la vida anterior, quizá aquella en que yo vivía en Guadalajara, pero, maldita sea la suerte, o en palabras de ese al que acabo de referenciar (digo, por si no me siguen el hilo del cliché):

Of asphodel, that greeny flower,

like a buttercup

upon its branching stem-

save that it's green and wooden-

I come, my sweet,

to sing to you.

Pero todo se vuelve vano, recuerdos de pasillos, pilares, escaleras, paredes y sombras de árboles, cosas que son peor que una flor, qué clase de formas buscaremos recordar? ¿habrá valido la pena recordar un pilar de cantera gris o rosada?
bueno. ¿hay alguien ahi?
¿hay alguien en el mundo
que quiera hablar conmigo a estas horas?
Y los recuerdos llegan, de aquel que me reclama sobre el número trescientos que me contó una historia que remite, de forma indirecta, a la siguiente indicación vial:
CON LLUVIA EXTREMAR PRECAUCIONES
Y otras, en que debo revisar la temperatura y leerla, diciendo que la línea medidora está en la mitad del transcurso entre la primera línea segmental y la tercera, de izquierda a derecha. Se trata de hacer complicada la lectura a los que no saben de radiadores por andar a pie o en Bocho. ¿Ya mero llegamos?

6 de junio de 2007

y arrancamos

Como mal trabajito de sociocrítica, no quisiera decir que todo estaba oscuro o ligeramente oscuro cuando comenzó el viaje. lo más divertido era ver hacia adelante, no porque esto me dé algún tipo de poder en oposición a ir mirando hacia atrás, pero
si anduviera mirando hacia atrás por tanto rato seguramente me dolería el cuello. En fin, todavía no amanecía cuando ibamos llegando a la caseta de cobro. Mi celular sonó anunciando que ya eran las siete. Tardé un poco en sacar el celular de la camisa (traía una camisa)y lo apagué. Como andaba casi con juguete nuevo y casi no había tomado fotografías, lo dejé en mi mano, esperando que naciera el sol o que estuviera por salir, ya no importa mucho la cosa, pero nótese que yo quería tomar fotos.
No recuerdo claramente si nos pusimos a rezar o a escuchar el disco de la novia, pues de todas maneras los dos son murmullos que tranquilizan y acercan al hombre a la sensibilidad primordial. A mí me es indiferente, sólo quería tomar fotografías al sol.
Pero había algo mal en ese sol, salió como si en la Tierra Media se hubiera derramado sangre, pero yo no soy un elfo y no podía asegurar aquello, probablemente sea lo que llaman esmog o fue un día alegre para el sol y se quiso vestir de colorado. No importaba, ya se vislumbraban mejor algunos árboles y la tierra amarillenta del este de Jalisco y habíamos pasado ya un puente cuyo nombre no recuerdo.
El camino fue realmente aburrido, hasta donde recuerdo...

5 de junio de 2007

Arandas queda hacia?

Por una precaución, mi hermano me pidió que abriera el google earth y metiera en caché las imagenes de los caminos para llegar a es pueblo tan lleno de misticismo y futuro. Queda un poquito más al norte y hacia donde nace el sol. terminé de cachear esa cosa y reflexioné en que, para cuando llegáramos, quizá el sol nos daría en la cara. Bueno. Todo listo, ultimo chequeo a la casa, al auto, a todo y arrancamos. ¿Nos falta algo? Por un azar, toco mi rostro y quito una bolita de mi boca, saliva seca, supongo, porque no me tocó verla sino que se cayó al suelo nada que ver con la pregunta, pero quería que supieran que se me olvidó lavarme la cara pero no lavarme los dientes, por lo que me extrañó la aparición de tal bolita. Faltan dos cosas: la primera, que mi mamá nos ponga a decir las oraciones que se acostumbran en los viajes y, segunda, otra pasajera: la novia de mi hermano. Entonces iremos hacia el este de la ciudad un poco a recogerla y, entonces quizá mi mamá comience a rezar. Pudiera dar largas respecto a las observaciones que hiciera a una ciudad que se rehusa a dormir del todo. Decir algunas imágenes de narrador como que noté que había un burro dormido en el camellón, la vinatería estaba abierta y vi a una persona de gorra caminar sin pantalones por el periférico. Pero no vale la pena hacer largos los trayectos, así que sólo diré que llegamos a recoger a la novia del padrino pero no estaba lista todavía. Mi madre, que tiende a checar todo, hizo notar que ella no llevaba ningún anillo y por unos momentos insistió en regresar a la casa por los anillos mientras la novia terminaba de arreglarse. en fin, ya con el carro lleno nos fuimos hacia Arandas por calles que me resultaban algo familiares, de viajes pasados que dejaban rastros de calles conocidas: calzada, revolución, Casa de doña Paola, ya mero llegamos a Querétaro...

Hacia Arandas

Sí, ya sé que este viaje no es muy reciente. Ha de tener ya casi un mes de viejo, quizá un poco más. Lo que lo hace especial es que, en esta ocasión, mi historia no puede comenzar conmigo bajándole al baño porque simplemente ese día me levanté más temprano de lo acostumbrado y mi vejiga no quiso soltar más temprano. El lector se ha de preguntar para qué íbamos hacia Arandas, quizá necesite decir que amanecí con un almohadazo de los que se causan por dormir con el pelo mojado y otros menesteres que aclaren la curiosidad del lector. Hoy me siento sentimental y complaceré sus dudas, pero que conste que les dije que mi vida era aburrida. Por suerte hay fotos del asunto, por lo menos unas cuantas. Todo comenzó un sábado cercano a la boda de mis padres, cuando recibimos la visita de mis primos y sus padres, quienes viven en Arandas desde hace ya un buen rato. La incomodidad que siento en esos momentos es que, durante su estancia en mi cercanía, tiendo a confundirme porque mi tío y mi primo responden al mismo nombre que yo. Y en esta visita le preguntaron a mi hermano si él quería ser su padrino de primera comunión. Es por eso que ahora íbamos para allá, el mismo día en que se iba a primeracomuniar mi primo, a llevar al padrino. Desde un día antes habíamos arreglado las maletas porque planéabamos quedarnos una noche allá para regresar el lunes y arreglar los desperfectos o problemas que dice mi tío que suceden con su máquina, así que, desde temprano, al ritmo insípido de un motor de tsuru, nos preparamos lo más posible para no vernos tan feos después de dos horas de viaje. ¿Cuál era la altura sobre el nivel del mar? ¿cuántos pedorros escupió el último centro del INEGI como estadística de aquél poblado? ¿era realmente un poblado como Cajititlán? Sé que mencionar que una vez escuché a una colombiana, cuando le preguntaban cosas acerca de sus tierras, defender a su pueblo cuando dijo: "Si no crean que acá andamos en taparrabo" no mostraría lo ignorante que puedo ser respecto a una ciudad lejana. Si me hubieran dicho acerca de la proliferación de la arquitectura barroca manuelina o baduelina, como me dijeron en el viaje a Querétaro, lo hubiera creído. Sé que esto no es importante para ustedes, señoras, pero de lo que menos tiempo tengo en estos momentos es el de elaborar una entrada graciosa. Ahí perdónenme, en este capítulo sólo diré que nos levantamos temprano, unos sebañaron ese día, yo en la noche anterior, mi mamá preparó unos sandwiches y en cierto momento me tocó ser el último en salir del cálido hogar hacia ese espacio chiquito y frío que llamamos auto.Todo arrancó bien, se hicieron el último chequeo y entonces quité el último rastro de saliva seca de mi cara.

4 de junio de 2007

Ya sé. creo

Por si les interesa saber, no tengo muchos argumentos en contra de una persona como para odiarla, saben ustedes que yo detesto los tratos especiales y, sobre todo, si es que yo los causo, así que no mencionaré mucho de mis observaciones en la presentación del espectáculo poético en la Casa Museo López Portillo. Simplemente diré que la lengua de oro se llevó la noche, no hay más por decir, pues el micrófono y la situación acústica no ayudaron a la lectura. dos horas. y listo.
Cantando en el baño me acuerdo mucho de ti Cantando en el baño me acuerdo mucho de ti no sé por qué ha de ser allí no sé por qué ha de ser allí allí allí allí y es que cuando me baño y es que pues yo me sobo y es que pues yo me acuerdo y es que te quiero mucho
Recuerdo, por instantes, que sentí al movimiento infrahuevón como si quisiera involucrarse en la organización del espectáculo, queriendo quitar algunos errores, les quedó todavía un aire de organizadores. Errores que eran previsibles, pero realmente no nos correspondían. A ver cómo se hace la siguiente organización de eventos. Pero no hay mucho por contar de la mala actuación de unos y otros, así que les voy a contar en las próximas entradas acerca de otro miniviaje sucedido anteriormente, que me va a dar material para una entrada mínimo. Tin-Tan no me resulta gracioso... Sé que no puedo comenzar el relato con algo interesante porque estaría mintiendo y mi vida no da para cosas interesantes. a ver qué sale, pero primero debo hacer tareas