No sé si lo había mencionado o no, pero de todas maneras es mi deber decirle al lector que mi madre, ser lleno de bondad y maldad y vicios y virtudes como las tiene cualquier dios y cualquier ser humano, gusta de llevar siempre algo con qué llenar el estómago, ya que forma parte de aquellos seres que, por haber impuesto una rutina de reloj y cucharas a su vida, no se puede malpasar.
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En esta ocasión, entre lo primero que nos dijo fue que alcanzó a hacer tres sándwich y una torta con las cosas sobrantes del refrigerador. Ni siquiera eran las siete cuando preguntó si alguien quería un sandwich, lo que, para quien estudia por su parte un poco de pragmática, significa:
- ya hace hambre.
- coman, traigo sándwiches.
- La torta es para mí
- no quiero comer sola
Y estas características abundan en las personas que gustan de comer:
Tienen hambre de acuerdo a un reloj, ya sea biológico o mecánico. en el caso de mi mamá, es un reloj mecánico, pues si le atrasáramos su reloj tendría hambre más tarde, pero dejamos de hacerle esa broma hace ya unos tres años.
Siempre buscan la disponibilidad de la comida, es decir, llevan lonche y conocen los lugares en donde sirven buenos platillos. O en su defecto van señalando los letreros de la carretera donde dice birria a cien metros o tamales de elote, incluso los que dicen veta de mangos barranqueños le llaman la atención aun cuando se viaja por un lugar al que llaman valle y no barranca.
La comodidad y el disfrute propio antes que el de los otros es importante también, pues en las casas donde tienen acceso de confianza a la cocina (Lo que para ellos es como un pase VIP) gustan de visitar las ollas antes de que la comida se sirva en los platos y elegir determinados huesos y trozos de carne. En este viaje, sé que a mi mamá no le gustan los sándwich y estoy completamente seguro del preparado especial que habitaba en esa torta, preparada para la gente que no gusta del pan de caja.
Finalmente, está el hecho de que han aceptado que la comida es un acto social en el que se va a compartir por lo menos una discusión con otra persona. Desde un café o un helado hasta una parrillada, la comida, para ellos, ha adquirido un valor social, lo más triste para mi mamá es tener que comer sola.
En fin, nadie quiso comer un sándwich y mi mamá no se pudo comer su torta. Aunque traía algo de hambre, mi infancia me impidió decir que sí quería un sándwich, ya que sucedió algo que no me permite comer adentro de un automóvil. En fin, cuando llegamos a la casa de mis tíos, mi mamá insistió en la invitación a comer sándwiches y mi tía le recomendó que mejor fuera a la menudería cercana. quién diría que a mi mamá se le quitaron las ganas de la torta por comer un menudo. Yo quise ir también para ver si existía alguna diferencia entre el menudo de Arandas y el de Guadalajara, o por lo menos si cambiaba el nombre de algún ingrediente o la forma de comerlo...
Metida en su casita con su gorra y delantal
estaba doña zorra ocupada en remendar
pero su teléfono no deja de llamar
y corre al audífono para preguntar:
Por cierto, estoy de vacaciones, leyendo al fin por gusto y como más o menos se debe, así que eso ha disminuido mi número de entradas en esto, casi no prendo la computadora, pues no tengo ahora tarea o descargas por hacer, ahí una disculpa a los que no se pueden separar de internet y necesitan de mi actualización y mis palabras de sabiduría y diversión.
por cierto, buscadores, ¿a qué se refieren con "las apretaditas de fanning"? ¿tiene que ver con Mascota Fanning, y ¿qué sustantivo lleva el adjetivo "apretaditas"?¿o ese ya es un sustantivo y en una sociedad ya se sabe a qué nos referimos y nada tiene que ver con el verbo apretar?¿fanning tiene que ver con fan (de admirador o de ventilador)? bueno, ojalá tengan éxito en su búsqueda, porque la verdad que no sé qué es lo que esperan al poner la palabra "apretadita", quizá quieran ver a mujeres literalmente atrapadas encima de una cama por el efecto de apretar una sábana fuertemente. suerte tengan...
No me hablen de dulces cuando estoy tan amargado