8 de enero de 2007

Y el diseño sigue...

Pues la imagen lo dice todo: El layout que tengo ahorita quedaría muy bien para la página de una estética, por eso el título. Lo dejé un rato, pero luego lo movi por obvias razones: ya tengo un vínculo hacia acá que señala mi sitio como "Manuelímpicos e integrados".
Para aprovechar esta entrada que en parte fue sugerida por el señor Juan Carlos, les hablaré un poco de las cosas que tienen algo que ver con los intentos por ocultar la fealdad.
Yo, como feo resignado, sé muy poco al respecto y es obvio que todo lo que diría es contrario al ideal de belleza socialmente aceptada, que es lo que ya ha dicho aquella organización pro autoestima que tiene un jabón con un cuarto de crema hidratante.
Y no es por decir que nuestra percepción está regida por los cánones cosméticos, ya que México tiene mucha mujer bigotona a la que le vale madre eso y sé de gente que tiende a perseguir esos bigotes y de otros que tienen afición por otros defectos.
Entonces la pregunta que deben hacerse los que hablan de una percepción irreal de la belleza es, primeramente, ver si se acepta la verdad filosófica que nos afirma que todo lo que nos llega a los sentidos es siempre una "apariencia de la realidad". No les haré el ejemplo del marcador y sus representaciones, pero ustedes me entienden.
Ya preguntándonos eso, debemos ver si hay que pensar que las industrias de cosméticos realmente bombardean el autoestima de una mujer o sólo busca crear la necesidad de un producto de la misma forma que colgate y sus cepillos con limpiadores de lengua. Yo no busco una sonrisa brillante y alba, pero si fuera estadounidense, de esos idiotas que necesitan que hasta lo más obvio se les diga (recuerden el caso del que metió su perrito a secar en el microondas), estaría demandando a colgate por no vender un cepillo egocéntrico que habla como Superman, tal como sale en sus comerciales.
Volviendo a mi posición de feo resignado, no me molesta que haya mexicanas peroxidándose los bigotes y usando otros afeites, y tampoco en el caso de los hombres, siempre y cuando eso no afecte su vida diaria en lo que respecta a tener tiempo para otras cosas que podrían ser un poquito más importantes. fin de la entrada

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