20 de diciembre de 2006
M.... Medea
Si mis cálculos son correctos, justo en el instante en que ustedes estén leyendo esto, estarán frente a una pantalla. El otro cálculo diferencial indica que nadie imprimiría esto para leerlo en otra ocasión o, peor aún, a otra persona... bueno, a no ser que ustedes conozcan a una Medea y ésta quiera saber qué dicen de ella. Queda por decir que el nombre Medea suena feo a mis oídos, pero eso ya es culpa mía.
Medea es un nombre extraño, es el único, hasta donde sé, que tiene ese esa vocal y ese diptongo. el más cercano a estos sonidos es Elena, junto con los nombres Selena, Estela, Melena y Telera. Cerea podría ser otro número con esa vocal y el diptongo, pero creo que no existe.
En fin, ya saben que no me gusta hacerles resúmenes enteros ni hablar de la historia de estos personajes, así que sólo les diré por qué Medea:
¿Alguna vez me han oído decir, entre jornadas de conversación nada interesante, que la tierra llora? bueno, supongo que otros han dicho lo mismo, así como muchos otros llegaron a decir: "¡Sécate!"en aquellas épocas de los rumores de poner un Six Flags si Chapala se secaba. Medea no tiene nada que ver con esto, pero sepan ustedes que el siguiente párrafo sí:
Desconocer la historia de Medea no es pecado, señoras, pero Medea es la mujer más perfeccionista de la literatura, por lo menos la que nos pinta Passolini. No sé si ustedes han visto esa película, yo la acabo de ver y me parece que tiene escenas emocionales como la que inspiró esta entrada:
Medea corre desesperada, rogándole a la tierra que le hable, al sol que le susurre, al principio pensé que era algo así como una desorientación geográfica porque está en una tierra distinta a la suya y nada se vería igual: la tierra tendría otra concentración de vitaminas, minerales y hierro (como las cajitas de cereal) y el sol, por estar en otro ángulo y en otra altitud y condición climática.
Pero lo que precede a esta escena es una donde ella reprocha a los hombres que no pusieron sus tiendas como los primeros hombres ni hicieron el fuego con los mismos cantos, y esto justifica mi idea de una mujer perfeccionista.
A lo mejor podemos generalizar esto de que los hombres no son detallistas o no piensan en renovar su concepción del mundo con cantos y rituales y las mujeres necesitan de esta perfección, por eso el tarareo de la canción de moda mientras cepillan su cabello y coquetean con el que siempre observa o, por eso las posadas que organizan las mujeres.
TODO DEBE QUEDAR PERFECTO para la posada que ellas organicen, no debe faltar hielo, ni ponche, la casa se limpiará pensando que los invitados levantarán hasta el nacimiento en busca de polvo y sus hijos deberán llevar un gorro verde y chiflar en ánimo de porra cada que alguien grite : "¡Reguetón!". Los invitados deberán llegar a tal hora y siempre se debe rezar para acostar al niño. Finalmente, se hará la cena, se dará un bolo, se agradecerá la venida y Medea será entonces lo suficientemente feliz como para encender una flama. En esta organización están aparte de los rezos, los mismos comentarios que cada año se hacen como alguna vez los hizo el primer invitado con otro primer invitado: Las hamburguesas debieron ser a la leña, los hielitos no están bien fríos, le faltó tejocote al ponche, el niño no gritó con emoción la palabra Reguetón, sigo sin entender eso del agnusdeiiii quito lispeh gatamundíííííí, pero igual diré: "mí seré erenoobis", qué grande se ha puesto el sobrino, no conozco a ese vecino, le faltó que hicieran pastorela, este otro invitado ya lleva dos vasitos de atole...
Cada palabra se repite, señoras, y todo es como en la primera posada. A los hombres les daría igual si el ponche fuera sustituido por agualoca, no nos importa mucho que ya haya modelos para hacer las cosas, sólo fingimos leer el instructivo para después decir que ya sabemos qué cambiar para mejorar la tradición, pero para buscar la perfección en algún aspecto de nuestras vidas, lo que necesitamos siempre es un punto de vista femenino; casi casi, que lo haga Medea o, mejor, derrideando al gran Facundo (no el de civilización y barbarie, sino el de la TV), que lo hagan ellas.
Medea es, pues, el ejemplo de una mujer perfeccionista, vengativa y tan ojete como puede ser el género femenino. Sé que esto es una apreciación errónea, pero ningún comentario me corrige...
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qué increible sorpresa, precisamente esa peli vi en la "noche buena".
ResponderBorrarSaludos.