5 de diciembre de 2006

Pues...

Parece ser que a la gente no le gusta jugar tetris, la culpa, en esta ocasión, no es de los tlaxcaltecas, sino de los jueguitos de celulares como el conecta cinco (en coreano: O-Mo) y la viborita (en inglés: Nibbles). Pero culpar a la tecnología por nuestra dependencia hacia ellas no sería una solución. Entre las discusiones más olvidadas que recientemente recordé que sucedió en Zacatecas, está una donde, después de mostrar mi acento jalisquillo (una mezcla extraña entre ranchero y fresa que en muy contadas ocasiones pueden detectar los mismos jalisquillos cuando hay conversaciones muy emotivas o susurros muy cariñosos), sólo me quedaba, en aras de defenderme un poco intelectualmente, hablar de nuestra universidad. Para esto, contaba con otros cinco compatriotas que podían hablar de sus propias experiencias y puntos de vista acerca de nuestra escuela; terminaba uno, empezaba otro, terminaba uno, empezaba otro, yo quería buscar una forma de cambiar el tema para evitar hablar de mi tierra que, tan cerca de la Bufa, se sentía lejana. Luego de que Paola, Juan Carlos y Juan José expresaron sus inconformidades y mencionaron que habíamos ido a Zacatecas porque yo le vendí el alma a mi madre para financiar el asunto, los dos compañeros de la UNAM se veían como dos confidentes más. No recuerdo qué tanto dije, pero hasta el delegado Rayas se llevó su parte de reproches y, de haber recordado, hasta habría mencionado, nomás por buscar algo de humor en esta entrada, a los tlaxcaltecas y a los juegos de celular y a las malas y desabridas gorditas estilo Zacatecas y al mismo Esting a quien nunca vimos en la fiesta. Pero recuerdo que, desde entonces, los que se sentían jalisquillos me vieron como si fuera un malinchista, por soltar aquella observación que hoy ha llegado a mi mente entre tantos ensayos por entregar: Pero los de Jalisco así somos: nos quejamos y chillamos ante las autoridades y sus perjuicios hacia nosotros, así nos educaron, a quejarnos ante otros, pero nunca hacemos nada para remediarlo, siempre esperamos que alguien más, al escuchar nuestros quejidos, le busque una solución. Realmente me dolió hasta a mí tal verdad, pero era cierto que estábamos unidos en Zacatecas porque buscamos obtener una solución para ir hacia allá, el querer resolver un problema de índole financiero logró tal unión. Y sé que me acaban de mandar al gorro los lectores escasos y no selectos ni exclusivos, por ser un propagandista de la unión y no estarme quejando como antes, pero esto lo hago para presentar una queja por la siguiente situación: En mi carrera, cuando es la FIL, nos suspenden clases para que vayamos a hacer bola en las conferencias y que el evento no se vea tan vacío, esa semana ayuda a todos para muchas cosas más. Desde que entré, está la queja de que no nos sentimos igual que otros centros universitarios a los que, se rumora, les dan acceso gratis a la FIL. Realmente, creo que a Letras le caería bien ese no gastar en entradas, pero con que se me suspendan las clases para que vaya a perder el tiempo en los stands de la Expo Guadalajara y en las presentaciones donde el libro a presentar no se puede comprar porque la editorial no lo tuvo a tiempo, no tengo razones para pedir más. Pero pienso ahora en los que no piensan como yo, esos del refrán que dice que si le das a un ratón una galleta te pedirá un vaso de leche, no por ser un ratón con casta, sino nomás porque las galletas saben mejor con leche o a los ratones les gusta sopear... Eso sí, pensemos en que otros lados de nuestro CUCSH no tienen esta suspensión y saben que en otros centros no hay cobro de entrada. Aceptemos que no estamos jodidos como otros y tenemos los recursos básicos para pensar, y por eso, si se quiere ir a la FIL, un costo de entrada no nos detendrá porque, como estudiantes utópicos, lo importante de esto es la conferencia y presentación de libros y toparnos entre los pasillos con más escritores y obtener recuerditos que serán experiencias memorables, no eso que llaman dinero y rige nuestras vidas. Un cartel decía, en vísperas de la FIL, que, si no se nos daba la entrada gratis, por derecho robemos un libro. Quizá lo vieron por ahí, en el centro, en un bote de basura, en algún pilar. De esta idea, se destacan tres cosas: Primero, una inconformidad por no tener una demanda cumplida, aunque no recuerdo que se hiciera junta alguna o una captura de firmas donde se estableciera que muchos están pidiendo que la entrada a la FIL sea gratuita para el centro universitario, pónganle que es nuestro derecho como pertenecientes a la universidad que fundó y organiza la FIL, porque nuestra área sea de las que más necesita de libros, yo la firmaría porque sería consciente de que estoy manifestando mi inconformidad, pero en tres años que sé de esto de la entrada gratuita no ha habido siquiera una junta de firmas para tal asunto. En segundo, destaca que si se pega un cartel con resistol en nuestro centro, es difícil despegarlo, no sé qué ánimo éste de destruir una pared o de forzar su restauración, pero eso me demuestra que hay un odio personal hacia la universidad que al resto de las personas que verán el cartel le vale madre, quizá se piense que con eso se daña a la gente grande que no nos deja entrar gratis, mas lo único que sucede es que las personas del aseo deban gastar más energía por el mismo salario, como dice el contrato. Me parece muy estúpido ese berrinche de escupirle a una niña en el zapato porque no me dio un beso, la niña quizá ni se dé cuenta de mi desprecio, pero el idiota de yo estaré cómodo simplemente porque lo hice. Y tercero, está eso de robar un libro, lo peor de esta idea, es que el daño nuevamente no se hace a la FIL per se, ya que se ataca a una editorial y no al que ha negado tu entrada gratis, quizá el que puso tal propuesta no se haya dado cuenta, pero robando un libro a una editorial no se muestra una manifestación a no ser de que lo regreses más tarde y les digas por qué robaste el libro. Hay algo extraño en esta propuesta, se está viendo que alguien siente que la universidad no da lo mismo a cada centro universitario, pero puedo pensar que a nosotros no nos serviría tener un cadáver cada semestre para intentar abrirlo y buscar la contaminación semántica, a los de filosofía sólo les serviría para que se pusieran a buscar el almario, a los de geografía y sociología, no tengo idea, y a los de derecho, quizá para usarlo cada jueves en las fiestas que hacen y para determinar hasta qué punto ya se puede hacer una demanda por necrofilia. En fin, he oído por ahí que eso de la entrada gratis a la FIL y las mejoras que ha tenido su biblioteca se debe a que los de aquel centro se pusieron de acuerdo entre todas las carreras para, con una aportación mensual, todo lo obtenido se administre para mejorar la vida estudiantil. Sean rumores o no, aquí me callo, hay mejores cosas por decir

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