5 de mayo de 2007

de res mutables

He decidido ser más breve en mis entradas, porque de todas maneras son muy pocos los que las leen, pero al mismo momento me he dado cuenta de que este cambio parece ser todavía evitable... Si nada cambiara, siendo equitativos con la física y similares, el ser humano y los demás seres vivos no necesitarían de aprehender y transformar energías para existir y, por ende, los pedos no existirían. Por fortuna, todo cambia en este mundo, se transforma. Pero esta transformación puede doler cuando nos topamos con gente que no hemos visto en mucho tiempo. Cómo retener las bromas que salían de nuestro francés primitivo, por ejemplo, el voudries vous o el peut etre; cómo, en el silencio de una conversación, como si miráramos un asfódelo entre los libreros del Fondo de Cultura Económica e intentáramos comenzar la faticidad del "Das Angenehme dieser Welt...", ¿cómo retomar la historia cuando ya se es un ser distinto? Lo que quizá importe es no olvidar que tenemos una historia y que nunca la hemos de conocer. Eso de que se puede romper el ciclo conociendo la historia no es un acto verdadero a no ser de que nuestra reencarnación recuerde la historia anterior, aunque en esa forma sigo preguntándome de qué le serviría a un ser que se vuelve un gran historiador de, digamos, Guatemala, si su reencarnación nace en China. Los cambios se pueden hacer, pero no sé si eso de conocer la historia sea verdaderamente una solución o una frase tan sobada como la que nos dice que el amor huele a primavera. Por algo tenemos personajes que deciden dejar de crecer, mantenerse iguales y no por una vanidad mujeril sino por una razón más filosófica. No sé si se puedan entender sus razones, generalmente misántropas, ya que no se puede decir que se teme al cambio, pero no por el hecho de cambiar, señoras, sino por el temor a que otros noten que hemos cambiado. Eso es, nuevamente, una frase que se usa con descaro. No conviene mencionarla.

1 comentario:

  1. La finalidad última de recordar la
    "historia anterior" desde la Metempsicosis es dejar de sufrir. Por tanto no es necesaria esa conciencia del Todo, sino su aplicaciòn màs práctica.

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