9 de mayo de 2007

T... Tercera....

»O könnt ich tun zur Stunde Den lieben Schwestern gleich! Doch's Blümlein gibt kein' Wunde, Es ist so zart und weich.« Aufs Blümlein sah sie, bleich und krank, Bis daß ihr Blümlein welkte, Bis daß sie niedersank. (Uhland, Ludwig)
Traduzco malamente, es decir, sin ponerle emoción traductora de mi parte y, honestamente, matando lo que habría de poesía en este texto:
-- ¡Cómo quisiera morir al punto al igual que mis hermanas queridas! pero la suave ternura de esta flor no me hiere en manera alguna. Y miró crecer la palidez enferma en aquella flor, hasta marchitar flor y doncella. (Uhland, Ludwig)
Quizá sólo sea una forma de convención social, pero lo más difícil es amar a la mujercita que es la última posesión de una familia (así de cosificador soy, y qué), pero este poema, lleno de mujeres suicidas (y, además, suicidas por amor) no lo muestra como tal, pues hasta parecería que es una convención social que, al perder al ser que las ama, ellas tampoco tienen una razón para seguir viviendo. Lean todo el poema, de die drei Faülein y notar´n estos dos ideales en el amor, que hasta cierto punto parece como una historia de amor prohibido. Lo que digo, señoras, es que la amada de estas características, siendo la menor, la última o la única, tiende a ser distinta en cierta estructura psicológica y corre suerte distinta a las otras. Pero eso, dicho de forma muy generalizada, es distinto, hoy me basaré únicamente en la tercera de este cuento. Para empezar, eso de que es la que se enamora del que no produce cosas que hacen heridas ya es un cambio en cuanto a las anteriores, que si bien recuerdo mueren enterrándose un arco y apretándose un collar. Aunque también, la culpa la tiene la hija:
»Willkomm, Herr Vater, gottwillkomm! Was bringst du deinem Kinde? Ich war wohl still und fromm. (-- Bienvenido, señor padre, bienvenido seas ¿Qué traes a tu /chilpayate/ hija? He estado calmada y bien portada)
Si es por tradición pedirle al padre un recuerdito, como la toalla de hotel o el cinturón de castidad de otra princesa, como recompensa de haberse portado bien, se merece que el padre le traiga como recuerdo tales cosas, pues realmente es un detallazo el saber que es lo que más le gustaría a su hija, y le atinó a las tres, eso no lo puedo negar. Esta amada es divertida por la forma tan apacible y triste en que muere... ¡Arriba la novia! En fin, no encontré ninguna con T que me valiera la pena, allá si ustedes quieren mencionar a otra, adelante.

1 comentario:

  1. Pos mira, para evitar esos problemas, yo no me caso. Y es que debe de ser re feo mantener a una mujer que ni siquiera es de tu familia.

    Pero más que nada, para no tener hijas. Imagínate nomás que mis hijas salgan como el padre; donde me entere quién es ese cabrón, lo mato...

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