Fuera del ámbito.

Lo bueno es que me estoy quedando sordo, lo malo es que eso no evita que otros profieran comentarios que han llegado eventualmente a mis oídos, generalmente por parte de los que se hacen llamar secretarios, mandaderos y recaderos. Recuerdo que, en Zacatecas, debimos estar un momentillo de luto con la muerte de un gran escritor, que murió en ese año, pero muy pocos habían escuchado de Elizondo. A mí, que no me tocó conocerlo, se me movió el estómago con la noticia. A otros les pasó igual la noticia, como si no hubiera pasado. Y otros, si bien recuerdo, aprovecharon el congreso para presumir que Elizondo fue gran amigo y consejero de ellos. Sigo sin acomodarme en lo que se dice de los de ahora. La verdad es que estoy fuera del ámbito de la literatura porque ese tipo de información no nos llega por el periódico como la derrota del equipo local o un choque de autos que mató algo de gente. Saber de la parte alta de los escritores actuales es más difícil, sobre todo si detestamos leer las revistas literarias que están poni´ndose de moda, desde alforja hasta revuelta, pasando por muchas otras. La revista vuelta parece haber tenido algo de público o una publicidad muy buena, con traducciones de artículos de Kundera, algo de poesía de todo el mundo, algunos artículos y narraciones acerca de libros que no creo que se puedan conseguir en esta fecha. Juarroz, por ejemplo, aparece por ahí. Es tan poco lo que sé, quizá porque siento que las revistas de literatura no me logran llamar la atención, pero todo esto, de no saber qué es lo que se mueve actualmente en el país, debe cambiar, no sé si para bien o para mal. Muchos de los escritores contemporáneos manejas su dirección de correo electrónico, digamos Fanmail o similar, pero esto sólo hace que otros, los que siguen el método clásico de la hoja y el lápiz o la pluma y la publicación por medios más económicos, no sean reconocidos o no tengan espacio en tantos lugares y antologías que se piensan hacer, la convocatoria llega por correo y los que e atienen al periódico y el directorio cultural casi siempre deben quedar afuera. Y luego, atenerme a que alguien, como mi gemelo Oaxaqueño o yo mismo, realice una antología bajo un criterio desconocido es la opción que me queda. Saber del panorama actual de nuestras letras parecía fácil anteriormente, quizá en tiempos de Carballo, pero hoy ya no es tal la facilidad, cualquiera puede presionar las teclas de un teclado y hacer palabras acomodadas en determinada forma. Lo que nos queda es buscar un parámetro para elegir los buenos escritores, saber si los premios realmente son efectivos como para nombrarlos escritores y no solo creadores de textos. Hagamos nacer este nuevo término: creador de textos...