10 de mayo de 2007

¡MA!

Citaré la conversación más usual por parte de mi madre, aquella que ha forjado parte de mi autoestima:
MADRE--¿Quién es el más feo?
Al principio, la respuesta a esto era un: mi hermano o un mi papá, después cambió a un ¿entre tú y quién? y, posteriormente, dejé de responderle y sólo golpeteaba con mi índice en mi cabeza...
No hay mucho por decir acerca del día de la madre que no haya dicho ya de otros festejos realmente inútilmente sentimentales y consumistas. Decirlo de nuevo sólo me haría más infeliz, o algo así. Es cierto, o según eso dicen las costumbres, que me parezco tanto a ella como a mi papá, que saqué determinadas características de cada uno y, por eso, soy como soy, dice la genética, y dicen las malas lenguas de mis tías. No me costaría mucho hacer un homenaje a alguien a quien conozco desde hace más de veintiún años, pero aún así, pese a que he notado el deterioro del tiempo entre sus acciones y funciones corporales, no sientola gana, preferiría no hacerlo. Lo único que parece justo mencionar es que, aquel hijo que no le dé lata a su madre de vez en cuando no merece llamarse hijo.

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