31 de octubre de 2006
Mute? Co? Lecto?
Ya ven que entre la debilidad humana está esa necesidad de hacer amigos y la más imperiosa necesidad de hacer enemigos. En mi caso, siempre quiero mantener toda relación en un terreno neutro donde pueda disculpar los pisotones que suelen darme y que, asimismo, perdonen los pisotones que doy al momento de criticar.
Más que algunos, menos que otros, lo que sé de performances y otras artes escénicas como las presentaciones de libros, revistas, trabajos, investigaciones, así como poesía y de fotografía, es algo mediocre, no soy bueno en nada de eso pero siempre busco mejorar. Así que comenzaré a hablar de en esta entrada, y sabe si en futuras, de mute·colecto.
Son, en pocas palabras, compañeros de la licenciatura en Letras Hispánicas que se andan moviendo más que yo, mientras estoy perdiendo el tiempo en la cafetería de Moy, ya sea jugando ajedrez, dominó, origami, sudoku o escuchando a los finos de mis amigos sacar el cobre, ellos están planeando algo. Digo, que mientras se estén moviendo y logren mover gente de la carrera y cercanos, apoyaré su causa.
Y vaya que han movido gente, el ex-convento demostró que así fue, ya que hasta hubo ocasiones en que me sentí todavía en la escuela, en uno de los pasillos. Y es fácil imaginar que hubiera tanta gente, han sabido hacer publicidad y llevar su proyecto a más lugares aparte de la escuela.
¿Qué puedo decir del calendario? Pues no había dinero para comprarlo y me tuve que conformar con ver los trabajos finales ahí colgados en las paredes. Se presentó el calendario, se abrió la botella de vino, se hizo un performance titulado el hombre de la máscara de cartón, se cedió el micrófono a algunos de los participantes para que leyeran su trabajo publicado y me fui.
Lo que arruinó la presentación fue el volúmen, en espacio abierto nunca se escucha bien un micrófono y el murmullo jalisciense terminó por sofocar las palabras de los presentadores. Por más elocuentes que hayan sido los discursos, fue difícil escucharlos entre las pláticas que surgían en el pasillo, tan triviales como las que se dan en el pasillo de la escuela.
Ahora, volviendo a la trayectoria que tuvo, perdón: tiene este colectivo, es el calendario fotolectógrafo 2006 al que mañana le voy a dar una vuelta para entrar a noviembre y está colgado creo que en la puerta de mi cuarto porque el concepto me parecía innovador, ya mostraba algunos senos, algunos pies, algunas sombras, algunos pelos, y algunas letras.
Levaba algo de lúdico tal calendario, pues el montaje de letras e imágenes, aunque muy usado incluso en calendarios, salió del habitual si amas algo, déjalo libre. Si regresa... Creí que esta nueva edición iba por buen camino, el antecedente ya estaba puesto, pero, a mi criterio, el trabajo, por no cambiar mucho del anterior, quedó como una experiencia divertida.
Desconozco el motivo, quizá me lo explicaron como una invitación a participar en el proyecto para hacer un calendario entre otros movimientos artísticos que se salen de lo que la carrera ve, pero al resto de la gente no le podría llamar la atención tal cosa, cierto es que la gente prefiere estar dentro de la moral y tener un calendario de la carnicería o que tenga un bebé o un perrito en cada mes, no una foto de cuerpos con letras encima.
Resumiendo, creo que le faltó al calendario un poco de renovación respecto al calendario anterior, quizá deba ver el calendario durante más tiempo, pero en el tiempo que estuve viendo los cuadros no noté un hilo rector más allá que el ir y venir de los días y el encuadernado que una cada mes.
Esperemos al del 2008 para ver si se mejoran estos errores, es cierto que cuenta como una publicación más, un currículo que crece involuntariamente por nuestros pasillos, felicidades por mover al cuerpo estudiantil, tanto de egresados como de los que van a mitad de la carrera. Ahora el reto es mover a los que van entrando.
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