17 de marzo de 2007

Lectura del libro de Abraham

Toro, un toro en la mente de un artista y me dicen que yo estoy loco. Entonces, llegó la hora de dejar de jugar para ver qué más hay por hacer. Reviso el correo y ahí está el mensaje de un compañero de prepa, nada nuevo, algo tarde y sin valor. Aquí lo que me une al pasado parece seguir en mi mente, le entiendo y le trato como la primera vez que los he visto, como en aquel salón con sus propias anécdotas y especímenes. Y parte del pasado personal se vuelve otra vez cercano, sé actuar como el personaje que entonces era, quizá el mismo que ahora soy. Que se cancela la reunión. Se veía venir, sólo eso. Nostalgia, curiosidad, deseo, experimento, telegrama y otras margas... Y escribí parte de una carta que quizá después mande a todos como lo hice con el reporte de vida que hace ya unos seis meses mandé, pero me detuve de hacerlo cuando bajé a la cocina por agua y posteriormente volví a subir. Fue un salto que me hizo dejar de buscarle qué decir y comenzar a preguntarme por el cómo decirlo. Idioma simple, que todos te entiendan. No uses rojo ni te pongas meloso, cuídate de los albures, que de tus contactos sólo tres te entenderían, habla mentiras, di que estás enfermo de alguna alucinosis y sospechas que todo surgió desde que te estornudó un coreano. Y no digas nada del estornudismo, ni del mazorquismo, deja que ellos lo descubran. Y ¿qué escribo entonces? ¿Qué queda de la vida? ¿que busqué en la alacena una bolsa con laurel y sólo encontré eucalipto? no, mejor cierro ese archivo té equis té y reviso cómo va el blog.

1 comentario:

  1. toro de toroide o toro de animal
    jajajajjajajaja
    toy jugando pues!

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