14 de marzo de 2007

Pyromnesis

Sí, esta técnica no es comparable a los procedimientos que surgieron en este país gracias a la mezcla extraña de nuestra cultura con las bebidas gasificadas y las novelas negras, como la tripaliumnesis y la tehuacanmnesis. Esta es más simple, no nos obliga a recordar cosas de nuestro pasado a base de fuego, sino que sería una práctica, parcialmente, voluntaria. Sí, lo voluntario suena aburrido, todos los que llevan ocho semestres detectando conspiraciones de poder y complots que tienen que ver con la utilización de los medios de masificación (la verdad es que no son medios de comunicación ni de información, y ya alguien metió en este blog su copyright a "medios de ficción", masificación, en similitud con amasar y no tanto con masa, es un término que le queda mejor) verán en esta práctica algo muy tonto, pues, de hecho, se considera que el que se quema es un pendejo cuando la situación no es desencadenada por el valor de la persona o por causas incontrolables por la mayoría de las personas. Entonces, Pyromnesis no tiene mucho que ver con pyrokinesis, pyromanía o pyrotecnia, ni con el fuego labial y mucho menos con la sentencia esa de que el fuego purifica, sino que es una forma primitiva del tatuaje, a veces temporal y a veces permanente. Grabamos en nuestra piel (nobis masoccistas) lo que debemos recordar, en lugar de que tal hecho nos sea una lección, como las quemaduras que se hacen en la cocina al momento de preparar algo con aceite o en el manejo de una cuchara caliente; esta quemadura parte de una actitud distinta en la que no se trata de recordar dolor alguno, sino que se hace para recordar cosas generalmente felices de nuestra vida y no un conocimiento en sí. Desconozco si existan practicantes todavía de este proceso mnemotécnico, ya que los que había creado la iglesia católica se medio acobardaron y prefirieron marcarse con ceniza y no con carboncito.

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