2 de marzo de 2007

Messenger.

Parecería que en este sitio donde la distancia se mide más en kilobits por segundo en lugar de kilómetros, el alma también se puede transportar a otras experiencias virtuales.
No, no hablaré de Second life (pensé que sería algo más realista, pero sigue siendo un juego que se rige por concepciones en común y no es realmente una segunda vida cuyos parámetros externos al cuerpo se puedan controlar), ni quemaré al que dice tener una contacto que hace uso erótico de su webcam por arte de teclado, ni de la eficacia con que el Windows Media Player delata a un contacto cuando está viendo un archivo porno, sino que, yo pienso, es más importante hablar de las invenciones lingüísticas que causa la cercanía de un teclado y una mente lúdica que busca irremediablemente salir de la rutina.
Para ser claros, sé que hay gente que ha analizado al emoticono y la brevedad y todas esas cosas, pero yo sólo he sido un simple usuario que está en contra de los emoticonos y se sigue preguntando por qué otros los usan.
Es verdad que hablar con sólo texto manifiesta un braquiloquio, que no se presta a manifestarse sólo cuando el mensajeante manda comas, puntos, dos puntos o puntos suspensivos, sino cada que se da un enter. Podemos
separar
el pensamiento
tanto como queramos
y sabremos de todas maneras que
nos estamos comunicando
En pocas palabras, pese a que el habla oral sólo se puede estudiar si se ha grabado, el usar messenger nos hace dejar huellas más descifrables, son nuestra cuartilla diaria si así lo queremos ver, nos podemos entretener contando lo aburrido de nuestro día o leyendo la aventura asaltacunas de un contacto. En fin, se podría hablar de una segunda identidad porque en estos lares sí se nos da la oportunidad de pensar antes de apretar enter y en la vida real no.
Viendo tal situación que inspira confianza a algunos, el messenger es dañino si no lo logramos separar de la vida diaria. Es cierto que también es una realidad, pero si se quiere conocer a una persona nada es mejor que un live feed, pues leer un escrito no puede ser en ningún caso leer a una persona.
Después de esta sarta de perogrulladas, no hay mucho por decir: soy usuario de esa cosa, a muchos contactos los imagino todavía como la última vez que los he visto. Pero hay dos formas en que procedo que me siguen haciendo reír:
la primera, es el RPG, si recuerdan Final Fantasy II, cada que llegaban con alguien de la historia, le preguntaban por lo que buscaban, por ejemplo, si alguien te decía que ayer viajó en bote, tú decías: Bote?
y luego te decían: sí, en la costa chocomil.
y luego tú: ¿Costa Chocomil?
y ellos: allá, al sur del pueblo de acero
y tú: Pueblo de acero?
y ellos ya te mandaban al carajo para que te hicieras bolas.
Este procedimiento sirve cuando te cuentan historias, aunque eventualmente te mandan al birote. Hablando de birotes, la otra forma de usar este medio para divertirse es usándolo para renovar al lenguaje alburero. Daría ejemplos, pero no guardo las conversaciones.
Por cierto, parece que soy el único que se equivoca de ventanitas en este universo...

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