10 de abril de 2007

El dios Pasas

Pero eran sólo cinco horas, o cinco horas y media, seis a más tardar. Pero lo que importaba, después de preparar la entrada para la crónica, era evitar pensar en los líquidos, ya que, con tantas imágenes en las que aparecía yo orinando, la vejiga y el agua que tomé comenzaron a pedirme que fuera más gráfico. Y para colmo, me dan la noticia de que leyeron mi blog. Apenas pensaba en cómo burlarme indirectamente del color rojo volcánico cuando ella menciona aquella parte de mi blog en que hablo de las nieves estilo Parque Morelos. Manos frías por frotar en el hielo con esa cuña, y el viento cálido que no consuela a la quemadura del hielo. Agua sólida que cae en un vaso (Y ahí el personaje de Caveman que orina hielos después de salir del río, al que cayó por ayudar a Lana) y la dulce lentitud del jarabe de tamarindo cayendo de la botella al hielo. Y el hielo cruje ante la tibieza del jarábe. Y los labios de la vendedora casi se acercan al vaso que no es suyo, como queriendo seguir el rito.
Maldita sea la perra, la perra de compay Parra, que, por mandarlo a la porra, ayer me mordió la perra.
Por una parte, se siente bien que lo lean a uno, pero esa imagen fría que salió del montón de cabellos volcánicos con voz de Benito ni siquiera me dio tiempo de pensar que en la vida real sí existen los oxímoron. Ahora reparo en que no cambié mis gestos, casi alienado de toda sensación que tenga que ver con el blog y solo moví por impulso una pierna para quitarle lo entumecido y, después, levantarme para ir al baño. En eso, llegaba el Señor Jandro a escena y yo bajaba las escaleras, yendo al baño a satisfacer la necesidad que deja un comentario tan elaborado como :"Se me antojó una nieve raspada". Y aquella estrofa que hoy puedo investigar. Se entra al mingitorio, se cierran los ojos...
Cuando la luna se pone redondota como una pelotota...
O se parpadea, ya ni recuerdo, pero la luna se desvanece y espero a terminar, casi como si estuviera pensando a la Spota. Yo me entiendo. Salgo después del terminar con rumbo a saludar como se debe a los que no se ven muy seguido por esos lares. Y la mente juega las bromas que le mando, a nadie le importa cómo piense uno, así que, como si hiciera a mi vez la tirada esa de la rockola que otros seres tienden a hacer durante los silencios incómodos (lo que me hace preguntarme cómo es que reaccionan cuando están solos ante el otro tipo de silencio incómodo), sólo me quedaba preguntar lo de siempre. ¿Qué me habla de la luna? ¿y del color rojo que aparece en el volcánico y en muchas partes de Hard Candy?¿Es como preguntarle a otro por una canción que diga Carmen?. Y ese Asphodel, palabra aún verde como ranúnculo.
Un poète et une inconnue s'aimèrent l'espace d'un instant mais il ne l'a jamais revue. Cette chanson il composa espérant que son inconnue un matin d'printemps l'entendra quelque part au coin d'une rue. La lune trop blême pose un diadème sur tes cheveux roux, la lune trop rousse de gloire éclabousse ton jupon plein d'trous
Finalmente, regreso al lugar donde estaba para darme cuenta de que el señor Jandro se ha unido a la discusión que tiene lugar en el pasillo. ¿Por qué no hablar de este ser extraño que se la pasa coleccionando dioses desde hace ya varios meses? Pues así es, una idea escuinapense de revivir la costumbre de los evocatio de la Roma de alguna época, igual y el señor les puede explicar, pero me lo imagino a este personaje como el Felipillo de Mafalda (Quino), con unos lentes, y caminando-gritando como el señor Tlacuache de Cri-cri: "Y niños que acostumbren dar chillidos o gritar, cambio vendo y compro, compro vendo y cambio por igual", pero con la personalidad aforística que nos queda, como dichos que van:
No es tan fácil andar de blasfemo, [...] y no hay que ir a la ibero, precisamente,
lo único que aleja al vulgo de un sitio es la blasfemia,
Hay un dios de lo incorrupto, pero ya lo corrompí
Y la inmortal:
Todo, hasta los dioses se manchan, menos las vírgenes, o eso dicen ellas.
Parecía, en cierta forma, que el Señor Jandro estaba preparando su propio mundo de coleccionista, medio similar al del mundo pokemon, ya que se trataba de atrapar dioses y ponerlos a trabajar para uno, Hablaba del hermano de Umbraa, el tal Tenebras, y también de la sombra de Peter Pan, El Belthenebros y el pan de cada día de la España de Franco. Y por qué no hablar, digo yo, de nuevos dioses, un dios para cada palabra, pero sin tener que decir la palabra, y como ejemplo, el dios del adverbio detrás: Pasas. Y he ahí la conversación más seria que se ha tenido con tal individuo, ser tan inteligente como para hacer el baile del Mickey Mouse.
Y como me mordió la perra, a la corte lo llevé y Parra soltó la perra y al señor Juez lo mordió
Del resto, señoras, no hay que hablar, pues, entre los chistes locales del Gordos Uranos y lo que se ha derivado del prefijo Copper, no hay que hablar

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