16 de abril de 2007

Quince minutos viendo una caída

Sabemos que a la gente de este país le gusta perder el tiempo de muchas formas y que una de ellas es viendo televisión, costumbre vulgar que involucra por lo menos dos de los cinco sentidos que nos enseñaron en la primaria: vista y oido. Los otros tres sentidos también suelen involucrarse cuando se acostumbra hacer otras cosas frente a la televisión, como comer en frente de ellas algo en lo que se necesita unicamente la mano, echarse pedos, rascarse las incomodidades, y cortarse las uñas con los dientes o masajear la boca con las manos o las manos con la boca. Nótese que es solo una observación y no es de ley que se haga esto, y esta enumeración no implica que ése es el orden a seguir de las distintas acciones. ¿En el mundo no pasará mucho? La rapidez de información que sufre el planeta ha terminado por imponernos un nuevo tiempo para renovación del mundo, es decir, las canciones hechas a la Eliade que nos permitían explicar nuestro mundo, como Dios está aquí, qué hermoso es han comenzado a deteriorarse porque en lo que ahora conocemos como mundo es una masa que cambia de forma cada que sucede algo de lo que no es necesario formar parte realmente, es decir, si yo era feliz asumiendo que el peligro doloroso más cercano a mi vida es que choque el tren ligero estando yo adentro o, en su defecto, que me atropellen, a los noticieros se les ocurre aumentar ese concepto con el peligro de caerse de un puente por estar caminando a la pendeja, forma de caminar que he adoptado desde hace más de tres años. Aparte de esto, me han mencionado maremotos, inundaciones, derrumbes, reportajes acerca de personas que fueron arrestadas durante la semana y mandan saludos a sus familias desde la cárcel, el valor del dolar y la onza libertad, y rematan con que en un lugar muy distante al mío ha comenzado a llover fuego. Y la única vez que iba a ver televisión en este día, por la noche, el noticiero nos muestra su espectacular reportaje acerca de dos personas que se caen de un puente peatonal, cosa que repiten incesantemente durante todo el programa, una y otra vez, y otra vez, se hace una pausa para hablar de un animador italiano o algo así, y esta noticia se ahoga porque en la misma sección nos muestran que esta caida que se ha repetido tantas veces ya está disponible en Internet en el conocidísimo youtube. Cambio de canal, vuelvo al mismo, esperando algo más, y se continúa con un reportero que se puso a investigar los puentes peatonales. Ni cómo hacer digestión con una noticia tan repetida que seguramente tendría seguimiento al día siguiente y será olvidada cuando pierdan las chivas, gane el américa, o algún camión choque y mate a más de dos personas. Si estas son las noticias con las que debo ayudarme a definir el mundo, no veo entonces mal alguno entomar uno de esos corridos que nos hablan de personajes que por andar en estado de ebriedad se pusieron a hacer sus necesidades en el llano y su cabeza cayó más rápido que la evacuación fecal. Y con esta entrada me vuelve la observación de que ya no hay mucho de qué hablar sobre este día, si es que hubo algo. Después de alejarme de la tele, ese día, subí a escribir la primera entrada , el itinerario de ese día que cambió totalmente el ritmo del blog. ¿qué seguirá, señoras? Me sugirieron que hablara de Querétaro y que fuera específico, pero no pienso hacer tal cosa. Quizá sea tiempo de pasar al presente alterno y vivir poca madre en mi propio mundo.

2 comentarios:

  1. ¿Y qué tal...?
    -La caída de Juanga
    -La de un crío regiomontano que por caerse adquirió sus minutos de fama.
    -El pedo de Lucero
    La lista sigue. No veas la tele, sé feliz (con lo que sea que eso implique).

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  2. ¿Quince minutos viendo una caída, y te quejas? Yo llevo dos días viendo la masacre de Virginia hasta en la sopa, y eso que a los canadienses les importa más bien poco lo que haya sucedido en Virginia.

    En fin. Fabae coquent urbi et orbe.

    So it is my very good honour to meet you and you may call me V.

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