Sí leen, pero lo que debemos hacer es que tengan una buena lectura
Se dijo esto respecto a que los niños sólo leen Cañitas y libros similares. En parte, coincido con que no hay mucho jugo en esos libros y que esos libros ni siquiera merecen ser comparados con algo que tiene jugo. Pero aquí la cuestión siguiente: ¿qué es lo que brinda una buena lectura? Pasando esta frase en cuanto a valores derrideados, es como decir: "sí comen, pero lo que debemos hacer es que tengan una buena comida" o "sí cogen, pero lo que debemos hacer es que tengan una buena cogida".
Hemos tomado a estos probables lectores como algo a lo que se puede guiar, dejamos de lado todo factor que hace único al humano en aras de una buena lectura. Recomendar un libro es excluir a muchos más, miles. Es, en pocas palabras, manifestar nuestro gusto por determinado autor, texto, capítulo, oración, texto o frase y, no conformes con esto, buscamos por este medio la coincidencia y aceptación social. Así como para mí el humor de determinado autor o el sabor de determinados chilaquiles me parece bueno, para otros no, pues no podrán sentir la misma risa que otros sienten al tomar agua de papaya ni habrán llorado ante la pérdida de un marcador de tinta china o sentirían lo mismo que otros cuando ven un globo en el aire o una rata aplastada por un auto. Somos distintos en tanto intereses y gustos y emociones, recomendar nuestras "buenas lecturas" en tanto maestros, escritores, amigos, comentaristas, pasilleros, extraños, clientes, comenzales, bicicleteros, cantantes, modelos y similares sería aprovecharnos de nuestro cargo y matarle a otros aquella sensación de acercamiento autónomo y autodidacta hacia un libro.
Quizá, como dicen que eso de la violencia es cíclico y utilizan ejemplos masticables de que un niño abusado tiende a crecer para abusar a niños, suceda lo mismo con este juego de las recomendaciones. Alguien, a quien debemos perdonar, les recomendó que leyeran tal o cual libro y ellos permitieron que les arrancaran su inocencia lectora. Quizá les dijeron que los libros no se rayan, que se sacan de la biblioteca agarrándolos con fuerza y cuidado del lomo y cuidando que , al salir de su espacio, no moleste a los otros libros. Quizá les puso en las manos un separador y les cantó la belleza y serenidad del sistema DEWEY, quizá les dio una palmadita en la joroba que iba desarrollándose y --es terrible imaginarlo-- fue él quien les presentó a su mejor amigo melancólico, Edgar Allan Poe.
Los compadezco a ustedes, víctimas de la transgresión en pro de la lectura, tanto como ustedes debieran sentir pena por ustedes mismos. La lectura, créanme, puede ser más bella cuando no hay este tipo de violencia de por medio, rompamos el ciclo y dejemos que cada quien cometa los errores que guste, que este desarrollo les sea natural como respirar, realmente, si su destino es respirar, no necesitan que les pongamos una bomba de oxígeno.
19 de abril de 2007
Que lean o de por qué yo no recomiendo libros
En mi libreta de edición, he capturado algunas frases que me parecen medio desacomodadas y que fueron proferidas en clase tanto por mis compañeros como por la maestra en turno, referente a la lectura. Hago este llamado de atención para que todos los que sienten que deben preocuparse por este problema conozcan la mente errónea que les puede intervenir sus planes.
Que quede claro que, si debo tomar una posición, tal como ya lo he recalcado en muchas ocasiones, ésta es que, mientras yo pueda leer y esté en mis manos formar el interés por la lectura en aras de la curiosidad, el placer y el autoerotismo (es decir, en favor de lo que los medievales entendían como razón para prohibir la lectura), andaré por ahí.
Pero no lo haré como el resto de pedagogos y enseñas que intentan mostrarse como un maestro que se interesa por la lectura, mi autoridad social no debería de tener algo que ver con mi campaña en pro de la lectura, ellos mismos, teniendo la oportunidad, lo harán a su propio ritmo, pues, de seguir los ejemplos que se presentaron en mi vida diaria, sólo sería un esnob más de esos que no se hartan de hablar de lo que han leído.
Dejando esto en claro, paso a las anotaciones que hice:
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